Con información de la ACN. Texto: Thalia Ruiz Desdín | Fotos: Juan Pablo Carreras
La historia del tabaco en Cuba, a partir del estudio de diversos investigadores, tuvo sus orígenes en la actual provincia de Holguín con la llegada del Almirante Cristóbal Colón a Cayo Bariay en el siglo XIV, donde encontró a los aborígenes aspirando el humo de unos cilindros de hojas secas.
Entre los descubrimientos más recientes que confirman el cultivo de esta planta en la región nororiental de este territorio, se distingue el hallazgo del tabaco Mampó por Juan Carlos Vega Fuentes, director del proyecto sociocultural Huellas de un Batey, ubicado en Santa Lucía, cabecera del municipio holguinero Rafael Freyre.
La búsqueda de esta especie por Vega Fuentes, investigador de tradiciones cubanas, surgió a partir de una interrogante que merodeaba una y otra vez en sus búsquedas constantes: ¿cómo puede ser que persista parte de la flora de esa época como el almácigo, y no el tabaco?.
A partir de esta incógnita, el también historiador enrumba sobre el desarrollo de este producto en esos predios y explora las zonas del litoral por donde desembarcó Colón, encontrando así la planta de tabaco conocida como Mampó, especie que crece de forma espontánea en las cercanías de las costas de Carenero y Cayo Bariay, como un asombroso endemismo, porque nace encima de los arrecifes y se alimenta de agua salada.
La definición de tabaco Mampó surge a partir de las acciones promovidas por el Conde de Mompox desde las regiones de Gibara hasta Guantánamo en el oriente de Cuba en el siglo XIX, quien se adueñó de las plantaciones de este selecto articulo y luego se las arrendó a los tabacaleros de esas localidades de entonces.
Tras descubrir esta novedad, Juan Carlos la presenta en el evento de Expociencia desarrollado en Holguín en el 2018, donde fue reconocido debido al valor histórico que posee esta variedad.
Ya se ha comprobado el uso de esta planta, a partir de la conformación de tabacos de sus hojas secas, de los cuales yo mismo he fumado y actualmente cultivo en la sede del proyecto Huellas de un Batey, destacó el experto, quien muestra con orgullo y alta satisfacción su aporte a la historia del hoy afamado fondo exportable, convertido a lo largo de los años en uno de los rubros más distintivos de Cuba en el comercio exterior.
También quedó demostrado en el 2018 por el ingeniero Miguel Cabrera, miembro de la Asociación Vitolfílica de Cuba, que el descubrimiento de esa variedad del habano era uno de los sucesos más importantes ocurridos luego del encuentro entre las dos culturas en 1492 por Cayo Bariay.
El analista holguinero y residente en el municipio de Rafael Freyre, se ocupa a la vez de preservar medios de producción de tabaco del siglo XX, donados por Jorge Cerezo, hijo de Panchón Cerezo, el dueño de una de las fábricas más reconocidas en el municipio holguinero de Gibara, plaza de tradiciones en la confección de los puros.
Esa instalación producía entonces, subrayó Vega Fuentes, el mejor habano que se fumaba en zonas del actual municipio Rafael Freyre, distinguido ahora por sus amplios y atractivos establecimientos hoteleros destinados al turismo nacional e internacional.
Aquí no se preparaba el tabaco igual que en el resto del país, exclamó, el de oriente tenía un gusto especial porque se aplicaba la siguiente técnica: hervir los tallos de tabaco verde en abundante agua y luego sumergir los tercios dentro de esa sustancia por 10 minutos con el propósito de acentuar el sabor.
Huellas de un Batey como proyecto de desarrollo socio-cultural-auspiciado por el Museo Municipal de Rafael Freyre-, deja constancia de esta historia basada en uno de los productos más identificados de la Antilla Mayor en el mercado internacional actual, pero también muestra el rescate de tradiciones cubanas y la transmisión de costumbres taínas, españolas, africanas y mambisas, tanto para los nativos como a quienes visiten esta zona turística del oriente cubano.
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