Faro Cabo de Lucrecia

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Faro Cabo LucreciaEl Faro de Cabo de Lucrecia está ubicado en el municipio de Banes de la provincia de Holguín.

Tiene una historia centenaria, sirve de guía segura con sus destellos de luz a las naves que transitan en las aguas de la costa nororiental cubana. Es considerado uno de los 100 más importantes del mundo por su posición geográfica.

Los primeros pasos para su levantamiento se dieron en febrero de 1858, cuando se determinó su ubicación en el extremo oriental de Playa Larga y el mas saliente entre el puerto de Naranjo y la Bahía de Nipe.

Según los expertos de la época, la necesidad de la obra se justificaba por el hecho de presentar una costa baja y rodeada de arrecifes que convertían el lugar en un sitio prácticamente inaccesible hasta para las embarcaciones de escaso calado.

Realmente el primer europeo que avistó o que por lo menos dejó constancia escrita de esta zona geográfica fue el almirante Cristóbal Colón, que en su primer viaje a América reconoció estas costas, divisando primero a Boca de Samá, la que denominó Río Sol.

Posteriormente, el 12 de noviembre de 1492, divisó un cabo donde creyó se encontraba el extremo oriental de esta tierra y le puso «cabo de Cuba», siendo consignado de esta forma en el mapa de Juan de la Cosa, en el año 1500. Este cabo según lo han identificado todos los geógrafos no es otro que el actual cabo Lucrecia.

Las paradojas de la historia vincularon a la edificación con la gesta independentista cubana, pues precisamente su fecha de encendido fue el 10 de octubre de 1868 lo que coincide con el levantamiento en armas de un grupo de patriotas al mando de Carlos Manuel de Céspedes.

La guerra llegó también a esos parajes con el ataque realizado por los combatientes del Ejercito Libertador contra el faro en diciembre de 1868, donde quedo destruido el equipo de iluminación para privar así a la marina española de las facilidades de navegación.

El faro es uno de los monumentos locales de Banes por ser una construcción emblemática del municipio, ya que es el único inmueble del siglo XIX que se conserva, que mantiene su valor de uso original y las transformaciones que ha sufrido son mínimas. Unido a toda la historia y las leyendas que atesora.