Conjunto Histórico Birán

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El actual Conjunto Histórico de Birán, ubicado en la jurisdicción municipal de Cueto, en la zona centro oriental de la provincia de Holguín, constituye una comunidad atípica por su estilo arquitectónico, el uso de la madera y los pilotes para sostener la estructura de cada inmueble, así como por la particularidad de disponer dentro de su perímetro edificado de los servicios primarios básicos para cualesquier colectivo humano; el uso de brillantes colores -donde resalta el mandarina-, en una armónica integración a su verde entorno natural concede una imagen sólo apreciada en los lienzos, a lo que se agrega el elemento histórico exclusivo de ser el lugar de nacimiento y crecimiento de las figuras cimeras de la Revolución Cubana, la familia Castro Ruz, en particular Fidel, Raúl y Ramón.

Procedente de Galicia, España, arriba al territorio de Mayarí el joven trabajador Ángel Castro, interesado en lograr estabilidad económica y fomentar una familia, adquiriendo propiedades en la zona de Guaro, terrenos que dedica a los cultivos cañeros básicamente, trasladándose posteriormente a la zona de Birán, lugar de fértiles tierras.

Hacia 1915, Ángel Castro compra su primera finca, denominada “Manaca”, que constituyó tal vez la gran añoranza de perpetuar en Cuba los recuerdos más allegados, integrando al lugar las características e imágenes dejadas en su natal Láncara.

En esta finca, rodeada de una cordillera exuberante y hermosa, en cuya cima se destaca una altiplanicie de tierra roja con inmensos pinares, desarrolló un batey que hasta 1958 llegó a tener 27 instalaciones, con techos de zinc pintados de rojo y paredes de tablas de color anaranjado, haciendo un hermoso contraste entre la naturaleza y la acción labriega del hombre.

En ella se brindaban muchos de los servicios existentes sólo en las ciudades,  tales como: educación, comercio, hotel, billar, bar, taller de mecánica y de carretas, panadería, dulcería, correo y telégrafo, carnicería, cine, valla de gallos, tenería, matadero de ganado, lechería, salud etc. Se unía a este conjunto la vivienda del propietario y la de sus familiares, casa para el maestro, el telegrafista y otras casas de trabajadores, bohíos de haitianos y un barracón.

 

Independientemente de su posición económica, propiedades y autoridad como gran terrateniente, era querido y respetado por los trabajadores y residentes en la zona por su humanismo, carácter y actitud para con todos.

A la muerte de Ángel, el 21 de octubre de 1956, deja como única dueña de todos sus bienes a su esposa, Lina Ruz González, quien mantiene la conducción y administración de los bienes, junto al hijo varón mayor de este matrimonio, Ramón; momento en que dos de sus hijos, Fidel y Raúl se encontraban en el exilio en México, haciendo los  preparativos de la expedición del Yate Granma;  meses después arriban a las costas cubanas para iniciar la última etapa de lucha del pueblo cubano por la independencia, que culmina el 1ro de enero con la victoria final.

Fidel como máximo líder hizo patente lo expresado en su alegato de defensa “La Historia me absolverá” con respecto al problema de la tierra cuando dijo: “… el 85 % de los pequeños agricultores cubanos están pagando rentas, más de la mitad de las mejores tierras están en manos extranjeras. Si el campo hizo la independencia, si la grandeza y prosperidad depende del campo y un campesinado fuerte y vigoroso. ¿Cómo es posible que continúe este estado de cosas?*

Razón por la cual unas de las primeras medidas revolucionarias adoptadas fue la Ley de Reforma Agraria;  este latifundio cañero no estuvo exento del cumplimiento de estas leyes. Su madre -que simpatizaba con las ideas humanistas de sus hijos Fidel y Raúl-  asimila la misma  y hace entrega de sus propiedades al Patrimonio de la Nación, el batey pasó a convertirse en áreas del INRA (Instituto Nacional de Reforma Agraria), manteniendo las plantaciones de cítricos, cafetales, cañaverales, potreros de cría, entre  otros, y los inmuebles se utilizan como  casas de visitas, almacenes, etc. comenzando con ello un proceso de desintegración  del antiguo batey Birán Castro en la finca Manacas.

Lina enferma y fallece  en 1963, Ramón pasa a cumplir responsabilidades en  Holguín, y Birán queda convertida en una comunidad de la Agricultura ocupando los inmuebles con actividades estatales, por lo que se decide construir una nueva comunidad moderna, sólida, para erradicar los bohíos de los haitianos, el barracón y hasta la valla de gallos. En 1970 es inaugurada la nueva Comunidad de Birán, con 218 confortables viviendas, gran parte de ellas construidas en tierras de la antigua finca propiedad de los Castro Ruz y se crea el Plan Especial Ganadero “6 de Agosto”, comenzando un programa de construcciones de viviendas, escuelas de alumnos seminternos, mercado, farmacia, centro cultural, unidad de salud, etc. que beneficie a todos los moradores del entorno. Birán es hoy un signo de la creación humana en función de la vida contemporánea.

A partir de la  década del 60 el Consejo de Estado, en la persona de Celia Sánchez Manduley,  acomete las primeras acciones dirigidas  a la recuperación y conservación

del área original de Birán, por lo que se extraen de allí las entidades estatales radicadas, y se realiza la reconstrucción de la vivienda principal  -quemada accidentalmente en 1955-, así como se adoptan medidas para la total recuperación del antiguo batey, bajo el control directo del PCC en la región.

Desde entonces, se asume junto a Patrimonio Cultural en el territorio holguinero, un programa conservacionista de Birán y su entorno, hasta el presente.

Actualmente este conjunto cuenta con 12 instalaciones: casa natal de los Castro – Ruz,  segunda casa familiar, casa de la abuela, antiguo hotel, la escuela y la casa de  la maestra, el taller de mecánica y carretas, la valla de gallos (que fue reconstruida) , la carnicería, el correo-telégrafo, con la casa del telegrafista; la carnicería, y cinco bohíos de haitianos y un barracón (también reconstruidos). Todos son objeto de visita de cubanos y extranjeros, quienes a través de ellos conocen la historia de la hacienda y la familia, además de apreciar la belleza del paisaje natural de la campiña cubana. 

 

Correspondiendo al deseo de su propietario,  Ángel Castro Argíz, en 1995 se decide trasladar la bóveda familiar existente en el cementerio del cercano poblado de Marcané, hacia el batey Birán Castro, sitio donde vivió más de la mitad de su vida, creó una familia y fomentó una fortuna, tierra que siempre amó como a la natal, pues allá no regresó jamás,  construyéndose un panteón-mausoleo, donde hoy descansan los restos de los padres y abuelos maternos de la familia.

 

Este valioso conjunto es visitado por nacionales y extranjeros asiduamente, percibiendo el medio, ambiente y características del lugar donde nacieran importantes figuras dirigentes del último proceso liberador cubano, recibiendo informaciones de la época, la arquitectura, costumbres y el quehacer familiar y socio-cultural del período, a través de la interpretación del patrimonio histórico-cultural  existente.

 

El Programa y Proyecto Cultural de la institución museal es abarcador, especialmente para con la cercana comunidad de Birán, en particular con las escuelas, además de su labor dirigida a los visitantes sistemáticos de todo el país, promoviendo el conocimiento de la familia Castro Ruz, el período histórico devenido historia de luchas contra la explotación, y el proceso revolucionario a través de las historias de vidas.

 

La labor consciente, paciente y sistemática de todos los factores que han de contribuir al resultado necesario para preservar estos bienes patrimoniales, se realiza con el personal que allí radica, la dirección de Patrimonio Cultural en la provincia, la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos –que dispone de un equipo de profesionales con capacidad demostrada para cumplir la función de proyecto y la orientación metodológica para la conservación- y los efectivos de dirección partidista y gubernamental local y provincial; acciones vitales que exigen una permanente urgencia en evitación de deterioros o daños irreversibles.