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José Abreu Cardet
En agosto de 1931 en Cuba se desarrolló un fuerte movimiento de oposición a la dictadura de Gerardo Machado. En la isla se realizaron levantamientos armados y desde el exterior debía de llegar una expedición con armas y hombres. Esta expedición salía en el buque Ilse Vormauer, el 12 de agosto de 1931, desde New York. La integraban 37 hombres y una gran cantidad de equipos militares. El 17 de agosto desembarcaron en el puerto de Gibara. Haciéndose pasar por uno de los buques mercantes, que en esa época llegaban a ese puerto, sorprendieron a la pequeña guarnición local y ocuparon la plaza. Los expedicionarios recibieron el apoyo de la población local. Además un grupo considerable de vecinos, de barrios cercanos, bajo el mando del veterano mambí Manuel Balán Ramírez, conocido popularmente por Lico Balán se le unieron.
En los momentos de la llegada del barco el moviendo contra el dictador había fracasado. De esa forma los expedicionarios y revolucionarios locales se encontraron solos. Sobre ellos el tirano concentró gran cantidad de tropas, aviación e incluso una unidad de la marina de guerra. Los expedicionarios tenían la posibilidad de internarse en la sierra de Gibara o Candelaria como les aconsejaba el veterano mambí Lico Balán. Pero prevaleció el criterio de avanzar por el ferrocarril hacia Holguín. Fracasado ese intento retrocedieron a la villa donde fueron atacados por la aviación y un buque de guerra. Ocupada la población el 19 de agosto por las tropas machadistas se desató la represión.
Pese a los errores cometidos por los expedicionarios de no replegarse a los campos y pasar a la guerra de guerrilla en aquel desigual combate se demostró el heroísmo tanto de los gibareños, los vecinos de los barrios cercanos como de los expedicionarios. Un acontecimiento muy singular fue la acción de un buque de guerra. Por primera vez la llamada Marina Nacional tomaba parte en una acción bélica. Aunque su papel fue triste, pues actuaron como verdugos bombardeando a una población que tenía muy pocas posibilidades de enfrentar esa acción indiscriminada. Pero de todas formas estamos ante un acontecimiento que forma parte de la memoria histórica de la provincia de Holguín y al que nos referiremos en este breve texto.
El 2 de julio de 1909 el servicio de guardacostas encargado de la vigilancia del litoral se le denominó Marina Nacional. Para fortalecer la Marina se compraron algunos buques de guerra. Entre ellos se encontraba el “Patria” que fue botado el 10 de agosto de 1911, en los Estados Unidos. (1) El buque desplazaba 1200 toneladas y contaba con un total de seis piezas de artillería de diferente calibre. Tenía una velocidad de 16 nudos. Aunque en la marina cubana era considerado como un crucero, pero por sus dimensiones y artillería no podemos enmarcarlos en esa categoría de buques de guerra. No hay duda que el nombrarlo como crucero era una forma de complacer la alta autoestima de los marinos cubanos de la época. El 17 de agosto de 1931 el “Patria” se encontraba en Nuevitas. (2) Apenas enterado el estado mayor de la Marina del desembarco de la expedición en Gibara le dio órdenes de dirigirse de inmediato a esa población. A las 12 de la noche del 17 llegó a ese lugar. De inmediato ocupó la entrada el puerto. Al amanecer el buque abrió fuego sobre un fortín del que suponía estaba ocupado por el enemigo. El “Patria” hizo varios disparos sobre el cuartelón. Este era un antiguo edificio colonial que debía de servir de cuartel para las tropas españolas. Pero nunca se terminó de construir. Estaba situado en una altura que dominaba la ciudad. Uno de los cañonazos del buque destroza al combatiente gibareño Pedro González Camilo. (3)
El barco confiado en su superioridad se acerca cada vez más a la población. Pero en un fortín situado una de las entradas de la ciudad se encontraba una pieza antiaérea con la que hacían fuego contra los aviones. Al acercarse el “Patria” disparan contra la mole de acero. El barco ante la enérgica respuesta se comienza a alejar. Según el testimonio de uno de los combatientes había tenido varias bajas. (4) El buque se recuperó y regresó a Gibara donde participó en la liquidación de la resistencia. Permaneció en la bahía en la noche del 19 vigilando con sus reflectores para impedir la fuga de los revolucionarios. (5)
Nueve personas murieron, principalmente, por el ataque de la aviación y el fuego del buque “Patria”. Entre ella tres niñas. Además hay que sumar una gran cantidad de lesionados. En el hospital se ingresaron a 38 heridos. (6) Otros muchos fueron atendidos y abandonaron la instalación hospitalaria. Además los estudiosos de ese acontecimiento suponen que otros, temerosos por las represalias, aunque fueron heridos se negaron a ser atendidos en el hospital local. De esa forma la primera acción combativa realizada por la Marina Nacional fue el aplastar aquella acción heroica de los expedicionarios y los revolucionarios de Gibara y barrios cercanos.
NOTAS.
(1) Milagros Gálvez Aguilera. La Marina de Guerra de Cuba (1909-1958) Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2007, p. 102.
2— Nicolás de la Peña Rubio Gibara: Combates bajo el sol de agosto. Ediciones Holguín, 2004, p. 143.
3. Nicolás de la Peña Rubio, Gibara: Combates bajo el sol de agosto. Ediciones Holguín, 2004, p. 80.
4— Nicolás de la Peña Rubio, Gibara: Combates bajo el sol de agosto. Ediciones Holguín, 2004, p. 82.
5— Nicolás de la Peña Rubio, Gibara: Combates bajo el sol de agosto. Ediciones Holguín, 2004, p. 109.
6- Nicolás de la Peña Rubio, Gibara: Combates bajo el sol de agosto. Ediciones Holguín, 2004, p. 163.
Publicado en www.radioangulo.cu/memoria-holguinera link:
El “Patria” bombardea Gibara (radioangulo.cu)
José Abreu Cardet
No vamos tras libros y documentos para rememorar a una de las grandes figuras femeninas de las Guerras de Independencia: Lucía Iñíguez Landín. Tocamos en la memoria de una ferviente estudiosa del pasado de esa mujer deslumbrante.
En 1971 un año en que se iniciaban profundas transformaciones en la sociedad cubana nacía Maricelis Torres Guerrero, en Fray Benito, un pequeño poblado del norte del oriente de Cuba. Hija de un matrimonio formado por dos maestros de la escuela primaria de la localidad. Un trágico acontecimiento lo cambio todo: “La muerte de mi madre en 1976, propició que me trasladara a Holguín junto a mi hermana para vivir bajo el cuidado de mi tía, hermana de mi padre y su esposo. A pesar de la temprana orfandad, tuvimos una infancia absolutamente feliz, despreocupada; mi tía, mezcla de fortaleza y generosidad, estaba convencida de que debíamos estudiar, como única garantía de tener un futuro promisorio.”
Maricelis estudió en Holguín la enseñanza media. Al terminar esta matriculó Historia en la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba, donde se gradúa en 1994. De sus años de la universidad recuerda que:
“Era un orgullo ser matricula de este centro de altos estudios, la segunda del país y contar con un claustro de profesores extraordinarios entre los que puedo mencionar a Maritza Pérez, José Cernicharo, Nelsa Coronado, Olga Portuondo, Hebert Pérez Concepción, María Nelsa Trincado, de esta última puedo recordar sus clases sobre las Guerras de Independencia, eran extraordinarias. Fumando sin parar, iba narrando como si estuviera en la manigua los pormenores de cada hecho, acentuando el papel de la individualidad, para el desarrollo de los acontecimientos, análisis que considero importante para el juicio histórico. Tuve el orgullo de ser tutorada por Olga Portuondo en mi tesis de graduación.”
Maricelis una vez graduada en 1994 fue ubicada en el Museo Casa Natal de Calixto García en la ciudad de Holguín en el Norte del Oriente de Cuba. Este fue uno de los héroes de las guerras de independencia de la Mayor de Las Antillas. Conocemos de sus estudios sobre la madre del general Calixto García y nos surge una pregunta.
¿Cómo llegaste a la figura de Lucía Iñiguez Landín? (1819-1906).
En el año 2002, presentamos un proyecto de investigación que nos permitiera profundizar en la biografía de Lucía, Isabel Vélez Cabrera, esposa de Calixto; de los hijos del patriota que participaron en la contienda del 95: Carlos, Justo, Calixto Enamorado y Raimundo, este tuvo un primer capítulo de indagación sobre las familias García González y Landín Moreno para conocer sobre los orígenes nacionales y la posición económica. El epígrafe dedicado a la patriota holguinera, reveló su verdadero carácter y naturaleza, muy contraria a una madre obcecada en sobreproteger a un hijo. Lucía, compartió la idea de la independencia con todos los cubanos, apoyó a Calixto porque más que su hijo, luego de iniciada la contienda, era su compatriota.
Debo confesar que en mi condición de historiadora, tardé algunos años para reconciliarme con la patriota holguinera. Téngase en cuenta que el enfoque historiográfico, utilizado por Juan José Casasús(1), biógrafo de Calixto García, fue contraproducente respecto a que me parecía injusto que el autor esquivara a Isabel Vélez Cabrera, digna compañera de Calixto y madre de dos héroes, en la construcción biográfica del general holguinero; es Lucía la que siempre lo acompaña en el binomio gráfico.
Pero además, Casasús, sobredimensiona el enfoque maternal en la relación de Lucía con Calixto, a través de las constantes expresiones de: “mamita Cía, “la amantísima madre” o “la “madre en sus constantes desvelos” que en mi inexperiencia y desconocimiento de aquel entonces sobre esta figura, me hacía cuestionar de cuanto había de patriota o madre sobre protectora, en pos de un hijo; Casasús, no trata con claridad los fundamentos patrióticos en la actuación de Lucía que la conducen a la manigua en octubre de 1868.
-Analizando desde usted, una mujer del siglo XXI, cómo ves su figura.
La mujer en el Nuevo Mundo, precisó dar solución a situaciones cotidianas, administrar y reproducir el ámbito doméstico en condiciones distintas; las féminas contribuyeron, al nacimiento de una cultura en su totalidad mestiza, realidad que fomenta en ellas, un sentido de autonomía y resistencia, heredado de generación en generación para conformar un modo de actuación que las distingue del Viejo Continente. Es la mujer común que deja atrás el esquema patriarcal. En la tierra nueva, construye la casa junto al marido, crea recetas con lo conocido y lo autóctono, administra el hogar cuando el marido se ausenta; toman distancia del mundo anterior.
Lucía Iñiguez Landín es portadora de esta herencia de autodeterminación que en el plano político, destaca el papel de la mujer en las luchas emancipadoras. Acreedora de un espíritu de independencia, se distanció de los prejuicios morales de su época. Físicamente bella y distinguida, poseía inteligencia, autonomía económica y carisma personal, atributos que le permitieron superar obstáculos, dentro y fuera de la Isla, en aras de preservar la integridad de su familia y de militar activamente en la causa independentista.
-¿Cómo tú caracterizas a los antepasados de Lucía? ¿Tenían viejo arraigo en esta zona? ¿Eran personas solventes o ricas?
Lucía, no tuvo un hogar armónico, emocionalmente hablando, sus padres se casaron por poder en Santiago de Cuba porque Miguel Iñiguez alegó que estaba muy atareado en sus negocios para abandonarlos y participar en su propio casorio con Mercedes, esta viajó a Holguín, acompañada por su hermana, Rosario.
La motivación principal del matrimonio Iñiguez Landín, seguramente fue el incentivo económico, pues Mercedes tenía bienes de fortuna; aquí en la localidad, realizó actividades de compra- venta de tabaco, colgadizos y esclavos fundamentalmente. El padre, Miguel Iñiguez, fue todo un personaje errático en los negocios y oportunista en la política. En múltiples ocasiones fue buscado por la justicia pues era reincidente en sus obligaciones de hacer, al no pagar las deudas que contraía. Para justificar su actitud, alegaba que se le había perdido el dinero, o que se le había echado a perder el tabaco o que un pirata lo había asaltado, el caso es que cuando lo buscaban en Holguín, marchaba a Jiguaní, si lo buscaban en esta, marchaba a Santiago de Cuba.
No obstante, es interesante mencionar que con estos antecedentes, ocupó cargos en Jiguaní, luego de la revuelta constitucional de 1836, como Escribano Público y más tarde como Alcalde Ordinario entre los años 1844 a 1845, su permanencia en el gobierno, le permitió agenciarse un importante patrimonio agrario, ascendente a $21.187.00, que dejó intestado a su muerte en 1847; quizás por su vida itinerante.
-Sobre las propiedades de Lucía fueron por herencia o ella le agregó a la herencia.
Desde la niñez, su existencia transcurre en un medio marcadamente influenciado por la actividad mercantil, viviendo entre la ciudad de Holguín y Jiguaní, donde tenía el grueso de las propiedades agrarias; estaba dotada de habilidades para la administración de estos bienes, entre los que podemos mencionar: potreros, haciendas, casa, tejar, colgadizos, esclavos, ganado, entre otras propiedades, administradas con sagacidad y mano dura. No vaciló en enfrentar a su madre Mercedes Landín Moreno, por la división de la herencia paterna.
-¿Cómo fueron sus relaciones con Don Calixto García de Luna Izquierdo?
Los desatinos paternos, perjudicaron la relación de Lucía con su padre Miguel; luego de su matrimonio con Ramón en 1835, la joven encontró seguridad en el hogar de su suegro; el comerciante español, Don Calixto García de Luna Izquierdo, radicado en Holguín desde 1823.
García de Luna, apoyó el movimiento constitucional de 1836; el anciano comerciante, sufrió prisión pues encabezó la lista de constitucionalistas temerarios, liberales y de cuidado; cuestión que debió simpatizar a Lucía y favorecer su determinación posterior de dar a luz en su casa y nombrar a su primer hijo varón, Calixto. Estamos convencidos de que si Lucía no hubiera congeniado con su suegro, nada ni nadie la hubieran podido convencer de perpetuar este nombre en su sucesor.
-¿Qué se sabe de su vida en Jiguaní?
En esta jurisdicción, vivía en una casa situada al centro de la cuadra, frente a la plaza principal, en la esquina continua se encontraba la bodega que administraba el esposo. En esta región fue dueña de varias propiedades agrarias, entre otras pertenencias; su estancia en Jiguaní, debió estar condicionada por intereses económicos que la relacionaron con importantes familias de la comarca. Pudiéramos mencionar que en la esquina del frente estaba la casa de Donato Mármol, de ahí la relación con el joven holguinero en los preparativos de la Guerra del 68. Calixto debió cimentar una relación más estrecha en este lugar porque siendo un niño se estableció allí, creando lazos de pertenencia con esta tierra. Aunque nunca dejó de enorgullecerse de haber nacido entre el Marañón y El Jigüe, considero acertada la denominación de: “héroe holguinero jiguanicero”.
-El matrimonio de Lucía y Ramón es asunto muy discutido. ¿Cuál es tu criterio sobre su esposo?
En más de una ocasión, la holguinera, quien tampoco tuvo un matrimonio feliz como su madre, declaró legalmente que estaba separada de su esposo, por razones que se reservaba; con el objetivo de esclarecer en los Protocolos Notariales, lo que en materia de propiedades le pertenecía; esta independencia económica la defendió, enfrentando los valores morales de aquella sociedad para salvaguardar su libertad individual. En 1835 al contraer matrimonio, solo aportó: belleza y la ropa de su uso, contrario a Ramón que tributó $3 500.00 en efectivo.
Cuando el 14 de febrero de 1854, dicta su primer testamento afirma su condición de esposa separada desde 1842, situación sorprendente porque en ese año nació su hija Leonor, en 1845 Rosario y en 1855 Nicolás; además, en el documento nombró como albacea de primera instancia a Ramón y de segunda instancia a su madre Mercedes Landín; o sea, que la querella por la división de bienes no las enemistó.
-Ramón era persona tan opacada como, en ocasiones, se le destaca.
Si bien en este primer testamento, Lucía denota confianza en Ramón para en caso de muerte encauzar los negocios, en el año 1867, le da poder a su hijo Calixto, para que hiciera la reclamación legal de los bienes de ella que estaban en manos de Ramón, pidiendo se llevaran a cabo todas las tercerías y con todos los agravantes que esto trajera consigo, con la finalidad de recuperarlas. Algo debió molestar a la patricia para que tomara esta decisión tan radical pero no parece haber sido un rompimiento definitivo pues al año siguiente, Ramón fue arrastrado a la manigua junto a los suyos.
La figura de Ramón, no destaca en la biografía del general Calixto, algo en su temperamento debió empañar su actuación personal. En nuestro estudio del 2002, pudimos recopilar información, en la que este comerciante, fungió como apoderado en varios casos judiciales, lo que indica que, tenía credibilidad en la localidad; sin embargo, los testimonios que recoge Casasús lo conducen a afirmar que era un hombre mediocre. Nos preguntamos, ¿este criterio tendrá un fundamento político?, ¿las virtudes morales de Lucía lo ensombrecieron? o su conducta particular le ganó el rechazo familiar. Es difícil llegar a una conclusión, llama la atención que cuando en 1884, Ramón muere en La Habana, Carlos García Vélez, cuenta en sus Memorias que él vio a su padre, Calixto García, caminar por la casa con lágrimas en los ojos; el comentario refleja, cierta sorpresa por la tristeza que causó el deceso del progenitor; la noticia, no parece haber enlutado el hogar madrileño.
-¿Crées que su papel destacado es por ser la madre del general?
La heroína holguinera, de ascendencia cubana y dominicana, nació 1819, en el mismo año que Carlos Manuel de Céspedes, Padre Fundador de la Nación Cubana; ella formó parte de la generación patriótica, inferimos que una guerra organizada por hombres, limitó la participación activa de la mujer, aunque ellas nunca renunciaran a contribuir con este objetivo.
En 1897, confesaba a su amigo Rafael Manduley que era grande su deseo de comunicarse con sus amistades aquí en Holguín pero que se restringía de hacerlo, para no comprometerlos políticamente, comentario que nos sugiere que era reconocida en la localidad por su compromiso patriótico e independentista. Fue una mujer, delante de la cual, se podía hablar de guerra. Aludo a una expresión de Martí que dice: “delante de nuestras mujeres se puede hablar de guerra” y mucho se habló delante de Lucía de conspiración, de guerra y de combate.
-¿Crées que ella llegó al independentismo por el hijo?
Lucía, sintió un extraordinario amor por su ciudad natal, se refería a Holguín como “(…) mi pueblo tan querido (…)”, (2)confiesa a un amigo que siente “(…) pasión por esa patria querida y los hijos de esta que tanto quiero (…).(3) Este sentimiento de amor a la “patria chica” lo inculcó en su hijo Calixto García Iñiguez, constituyendo génesis y primer fundamento patriótico en el joven. La guerra ocasionó la dispersión de esta familia, cuantiosas pérdidas del patrimonio agrario, la emigración forzosa; sin embargo, Lucía jamás reprochó a Calixto por “el sacrificio de su vida”.
Ella fue una militante consciente, que la conduce a aceptar la muerte del hijo, porque por encima de todo, está la patria; su respuesta “(…) Muerto antes que rendido”, la inmortaliza como cubana digna y altiva pues expresó y compartió la voluntad de Calixto y de todos los cubanos; como escribiera el destacado investigador Cintio Vitier, esta frase enriqueció la historia de la eticidad cubana.
-Lucía se estableció en La Habana al caer prisionera en 1870, luego va a España con el hijo preso con qué recursos contaba para mantenerse en La Habana y luego ir a España.
La permanencia del Mayor General Calixto García en las prisiones de España, entre los años 1874 a 1878, estuvo acompañada por la presencia de la madre, en su afán, de aliviar los dolores físicos y morales que padecía el patriota, lejos del escenario mambí. Múltiples son las anécdotas de esta etapa, Lucía trasladando caldo caliente bajo su saya para alimentar a Calixto; los pies de la anciana colmados de sabañones, padecimiento asociado al exceso de frío y las peticiones constantes a las autoridades españolas para suavizar el régimen carcelario.
Calixto García, retribuía sus desvelos, solicitando a las amistades que compraran libros para “Cía”, eran frecuentes las novelas de Víctor Hugo, traducidas al español, cultivó el intelecto con la lectura e incrementó su cultura política junto al hijo y los compañeros de este. En esta etapa los bienes de la familia estaban embargados por las autoridades coloniales, Lucía recibió el auxilio de sus amistades y de los recursos que le llegaban a Calixto por las organizaciones patrióticas, el dinero para sobrevivir siempre fue escaso.
-Lucía crió a un hijo natural de Calixto nombrado Raymundo.
La matrona holguinera, se encargó de la crianza de un hijo natural de Calixto García Iñiguez, nacido en España en 1875, de nombre Raimundo, fue bautizado con otros apellidos para evitar el escándalo de la sociedad de aquella época. Independientemente de los prejuicios sociales, lo más notorio es que la patriota holguinera, también educó de manera consciente a este niño en el ideal revolucionario, convicción que conduce al joven a participar en la guerra iniciada el 24 de febrero de 1895.
-¿Qué nos puedes decir de Lucía en la Tregua Fecunda y luego en la Guerra de 1895?
En 1882, Lucía inició un proceso de reclamación de los bienes que le fueron embargados durante la guerra del 68, el listado del patrimonio demandado, aparece en un Protocolo Notarial en Jiguaní; en total la cifra ascendía a 230 caballerías de tierra, cantidad que la destacaba como una propietaria de una extensa riqueza agraria. Durante la República, el General de Brigada Carlos García Vélez, hijo de Calixto García, escribió en su diario que las grandes propiedades de las dos ramas de la familia, sufrieron paulatina disminución en los 30 años de guerra y emigración. Afirma que su abuela, pudo vivir malvendiendo casas y propiedades rústicas y que ningún descendiente de las cuatro ramas había heredado el talento de ganar fortuna, apuntando a todo el patrimonio inmueble acumulado por sus ancestros.
El estallido de la última contienda independentista, la conducen al exilio forzoso en Cayo Hueso y más tarde en Nueva York. En carta del 6 de octubre de 1897, le escribe a José Ramón Manduley, que las buenas amistades de su terruño no le escriben, quizás por temor a la represalia política, se aprecia la nostalgia por la lejanía de su patria.
Allí se relacionó con las familias de los patriotas que luchaban en Cuba, especialmente con los Méndez Capote, en las Memorias de una cubanita que nació con el siglo, de la joven escritora René Méndez Capote, esta menciona con orgullo el haber compartido con esta veterana, el entusiasmo y la resistencia de la emigración cubana. Lucía se integró a las actividades que realizaban los Clubes Revolucionarios Cubanos.
-¿Por qué Lucía exigió un entierro cubano para Calixto García?
En febrero de 1899, durante el entierro de Calixto García en la capital de Cuba, el cortejo fúnebre rumbo al cementerio de Colón fue boicoteado por la caballería norteamericana. Lucía Iñiguez Landín, presente en el sepelio, con la firmeza y valentía que la caracterizó, pidió un entierro cubano para su hijo en Holguín con sus compañeros de armas. Tenía la convicción de que la presencia de un ejército extranjero, empañaba la aspiración genuina de todos los cubanos, de establecer una república libre e independiente.
En este incidente, fue Lucía Iñiguez la voz lúcida, otra vez digna y altiva, la que salva el honor cubano; por sus años y ante el dolor pudo haberse derrumbado y era comprensible. Su nieto, el General Carlos García Vélez, ante tamaña confusión, arremete contra la representación cubana que abandona el cortejo fúnebre, lastimando aún más, la tambaleante unidad del sector revolucionario cubano. Sin embargo, es la voz ética de la patriota holguinera, la que allí exige, una reparación cubana a la ofensa del interventor.
-¿Cómo rescatar a Lucía para que no sea tan solo la madre el general?
Otorgándole voz propia, destacando su irreverencia ante los cánones de la época, considerándola como parte de la generación precursora de las luchas de la mujer cubana en la República, recalcando que encarnó la resistencia de una familia dispuesta a todo por la independencia; gestando las raíces que sustentaron las motivaciones ideológicas, al inculcar el amor patrio e incluso preservarlo en la emigración, donde para un niño pequeño, Cuba era solo un nombre. Significando que compartió la misma idea de Carlos Manuel de Céspedes, aceptar la muerte de un hijo por salvar el honor y la dignidad de la patria.
-¿Qué consideras debe tener en cuenta el historiador para el análisis histórico?
En nuestra profesión, es importante integrar, el saber acumulado, la propia experiencia personal del investigador, el sentido común, la intuición, el estudio de la época, tratar de no parcializarse, ser justo y desterrar los prejuicios que te pueden conducir a desestimar razones de importancia. Para comprender las motivaciones en la actuación de una personalidad en determinado hecho, se debe reflexionar en más de una causal, desde la más gloriosa razón política- ideológica- económica y social, hasta la más simple. El historiador puede tener predilección por una hipótesis grandilocuente, pero a veces las razones son más simples. Poco se reflexiona en el estado psicológico que acompaña cada suceso; pongamos un ejemplo simple: dos vecinos enemistados pueden generar una guerra permanente de odios y rencores, si usted le pregunta al vecino del frente sobre la querella, seguramente no comprenderá los motivos de tales pasiones. Es muy difícil reproducir o entender la psiquis colectiva en el hecho histórico. Por eso debemos entender y aprender a escuchar, el rumor que viene del pasado.
NOTAS
1–Hay dos ediciones del libro de Juan José Casasús, la mas completa es: Calixto García, El Estratega, Oficina del Historiador de la ciudad, La Habana, 1962.
2–Museo Casa Natal Calixto García Iñiguez. Fondo Documentos No 1- 305.
3–Ídema
Publicado en www.radioangulo.cu/memoria-holguinera link:
Maricelis y la mambisa (radioangulo.cu)
José Abreu Cardet
En octubre de 1868 se inició la primera guerra de independencia de los cubanos que se extendió hasta 1878. La comida se convertía en un martirio para los mambises como se les llamaba a los que combatían contra el colonialismo español.
En ocasiones a periodos más o menos largos de abundancia producida por los asaltos a poblados y las incursiones en zonas de cultivo enemigas sucedían otros de escasez y de hambre. (1) “Se acabo la carne y estoy comiendo mangos cimarrones asados” (2) Expresiones como estas eran frecuente en la papelería insurrecta.
La comida, su ausencia o presencia, forma parte de la resistencia y de la rendición. Esos días de hambre que se repiten sin esperanzas que llegue la abundancia o por lo menos la posibilidad de saciar el hambre aunque se a medias pueden terminar en la decisión de rendirse de algunos.
La historiografía ha tratado poco ese asunto. Casi siempre refiriéndose a como los mambises resolvían tal problema de los alimentos. Pero mucho menos se ha analizado el impacto del hambre en estos atormentados patriotas y sus familias: “Hace días, narraba un mambí, que me mantengo con magos solamente. No hay esperanza de mejorar.” (3) Tres días después nos dice que: “Agotados los recursos en todo este departamento para alimentarse, han principiado las presentaciones en masa. El hambre no tiene fe en el triunfo” (4)
El mismo diarista continúa sus reflexiones sobre la desesperada situación: “Las presentaciones al enemigo son diarias y en bastante número. La causa es el hambre: la falta de alimentos ha de producir peores males” (5)
Situaciones similares aparecen descritas en la papelería de otros patriotas. Este desespero llegó a extremos inimaginables. Céspedes en carta a la esposa(6) dejaba constancia de estas circunstancias aberrantes: “Hacen mucha falta machetes y grasa (que no se pueda comer) para limpiar las armas”(7)
Los mambises comían todo lo que imaginaban que era comestible como la grasa para las armas. Incluso a esta situación de falta de alimentos cuando estos se obtenían se agregaba en muchas ocasiones la mala calidad de los mismos: “Matamos la yegua de José Ignacio(8) que estaba flaquísima, y con su carne nos socorrimos, acompañándola con ñame cimarrón que como estaba retoñado, además de ser desabrido, nos hacia daño” (9)
Hasta el presidente Carlos Manuel de Céspedes estaba sometido a los avatares del hambre. En carta a la esposa fechada en “Cuba Libre, agosto 9 de 1873.”: “Entretanto donde yo habito, no se comen más que cocos y boniatos; maíz alguna vez, carne casi nunca y eso de mulo o de jutía. Los que vienen aquí, en cuanto despachan sus asuntos, salen huyendo del hambre.”(10)
Pese a esta situación tan difícil hay una repuesta de los mambises más radicales y convencidos. Carlos Manuel de Céspedes nos entrega interesantes testimonios sobre la naturaleza cubana que se convierte en una de las bases del abastecimiento insurrecto. El 18 de octubre de 1871 le escribe a la esposa que reside en el extranjero:
“En los últimos días que pasamos en el Bejuco, estuvimos muy mal respecto a carne; fue preciso no sólo comer jutías sino carne de caballo; de viandas no faltaban. Aquí hasta ahora no sabemos cómo se conseguirá carne; creo que no habrá más que jutías y andaraxes, aunque nos han ofrecido hacer diligencias para matar venados que son abundante. Los recursos de la Isla son inagotables y nunca podrán los españoles someter por hambre a los que saben sujetarse a toda clase de privaciones antes que volver a sufrir su ominoso yugo. No creas que pondero. Ya a muchos he oído decir que antes serán antropófagos que españoles. Por supuesto que como los caribes, cuentan mantenerse con la carne de sus enemigos. ¿Cómo, pues, creen posible los tiranos volver a someter a semejantes hombres?”(11)
En la misma carta le dice:
“Se extrae sal de una especie de palma llamada manaca, de que hay innumerable cantidad en los bosques de la isla; de suerte que ya pueden los españoles perder su tiempo en destruir las salinas y los trenes de fabricar sal: nuestros árboles nos la proporcionan. Si no fuera por la natural negligencia de los cubanos, nada faltaría por ese estilo; pero no obstante, la necesidad va estimulándolos”. (12)
El dos de enero de 1872 en una carta fechada en Monte Oscuro le comenta a la esposa: “En este viaje se sufrió mucha hambre; pero ¡admírate de Cuba! Íbamos, sin saberlo, caminando por encima de la comida. El ñame cimarrón, más sabroso y nutritivo que el cultivado, se extendía por todas partes en prados sin límites. Algunos mas prácticos se aprovecharon de sus conocimientos y sacaron muchos de aquellos tubérculos. Sin embargo muy pronto vino la abundancia y todos olvidaron las pasadas miserias.”(13)
Calixto García ha logrado imponerse a esta difícil situación en carta de Céspedes del 2 de enero de 1872 en Monte Oscuro le dice a la esposa:
“A los 4 días de marchas y campamentos en que nada notable ocurrió, llegamos a un sitio de la haciendo TACAJO en que estaba acampado el general GARCIA con parte de su división y cerca de 500 familias. Nos recibieron con muchas ceremonias militares y desplegada la bandera cubana, para saludar a la cual entré en la plaza con el sombrero en la mano. El general me cedió su alojamiento y acudieron los funcionaros civiles y militares a presentarme sus respetos.” (14)
En este territorio de Holguín controlado por Calixto según Céspedes en la anterior carta: “No escasean los mantenimientos y todos andan bien vestidos”.(15) Cespedes nos deja otro testimonio de la capacidad de Calixto de abasteceer a sus tropas: “Salí el 20 por la mañana sin Secretarios y casi sin ayudantes, en no buena salud, y cuando por el camino encontramos al general (Calixto) García y sus compañeros, todos tan gordos y sanos, a su lado parecíamos espectros.”(16)
Calixto no solo desarrollo un sistema de prefecturas donde se sembraba y funcionaban talleres sino que atacó decenas de ciudades, poblados o caseríos donde sus tropas se abastecían. También hizo incursiones en las zonas de cultivo enemigas apoderándose de viandas y ganado que arrebataba al enemigo en feroces combates.
En ocasiones se hacían estas acciones con la participación de grandes concentraciones de fuerzas. Fernando Figueredo Socarrás escribió al respecto: «Esta operación, que no dejaba de ser peligrosa y delicada, se llevaba a cabo de día o de noche, según el número de hombres que en ella habían de tomar parte, y consistía en marchar a un puesto enemigo y a su vista proveerse de viandas, reses, aves, etc. Los españoles por regla se contentaban con hacerles algunos dis¬paros a los intrusos como para llenar el expediente: algunas veces cuando tenían la seguridad de que el número de hombres era reducido se aventura¬ban a salir de sus trincheras y apoyados en ellas libraban una pequeña escaramuza. Por lo regular, no se impedía nunca a los cubanos que se proveyeran de lo que necesitaban». (17)
El periodista James 0’Kelly, que vivió varios meses con los insurrectos, dejó una interesante descripción de una de estas operaciones: «Como el campamento de Agua no podía suministrar re¬cursos suficientes para la guarnición se organizaron expediciones contra los poblados españoles, a fin de conseguir alimentos… Los voluntarios cubanos, que son los que, por lo regular, ocupan dichos poblados, se encuentran sa¬queados a veces tanto por los mambises como por los españoles. Cada vez que los cubanos verifican una de estas correrías, las guarniciones de esos poblados se ven obligadas por lo insuficiente de su número que no les permite hacer frente a sus contrarios en campo abierto, a retirarse a las fortifi¬caciones, abandonando, por consiguiente, las cosechas que en su impotencia no pueden defender». (18)
Hay diversos ejemplos de estas acciones. Veamos uno de ellos que se desarrollo en Holguín. El 30 de mayo de 1870 Grave de Peralta le escribió a el coronel Quintilio Villareal: Disponga que las fuerzas de los CC comandante Belisario Grave de Peralta y José Ma de Peña esta tarde pasen al platanal que se halla frente á las trincheras de Camasan para se tomen de allí los plátanos que tenga o que puedan traer si para ello se necesita hostilizar al enemigo que sea enérgicamente .. (19)
Los mambises lograron por diversas vías resolver uno de los problemas mas acuciante; el de la alimentación. Gracias a su iniciativa, el coraje y la fertilidad de la isla sostuvieron tres guerras de independencia la de 1868 a 1878, la de 1879 a 1880 y la de 1895 a 1898.
NOTAS
1–Se ha respetado la ortografía y redacción original de los documentos que reproducimos textualmente.
2– Nydia Sarabia, Ana Betancourt. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. 1970 p 141
3–Ibidem, p 150
4–Ibidem, p 150.
5–Ibidem, p 152
6–Ana de Quesada. Se conocieron en los dias de la Asamblea de Guimaro se enamoraron y se casaron. El primer hijo que tuvieron en los campos de Cuba Libre falleció. Ana fue capturada cuando por desición del esposo trataba de trasladarse al extranjero. Fue deportada a Estados Unidos. Mantuvo una activa correspondencia con su esposo.
7–Fernando Portuondo del Prado y Hortensia Pichardo Viñals, Carlos Manuel de Céspedes. Escritos. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. 1982, T III, p 84
8–José Ignacio Quesada hermano de la esposa de Céspedes y miembro del Ejército insurrecto.
9–Fernando Portuondo del Prado y Hortensia Pichardo Viñals, ob. cit. t. III p. 128
10–Ibidem 196
11–Ibidem pp. 90 91
12–Ibidem p. 92
13–Ibidem p 109
14–Ibidem p 109
15–Ibidem p. 110
16–Ibidem p. 132
17–Femando Figueredo Socarras: La revolución de Yara. Instituto del Libro. La Habana. 1968, pp. 60, 61.
18–James 0’Kelly: La Tierra del Mambí. Instituto del Libro. La Habana. 1968 pp. 329, 330.
19– Museo Provincial de Historia. Fondo Julio Grave de Peralta. Libro copias de la correspondencia de Julio Grave de Peralta número 1425 del 30 de mayo de 1870
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Alimentar al mambí (radioangulo.cu)
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