El joven intelectual Erian Pupo Peña es una suma de nombre y apellidos muy breves y de un largo don de oficios de senderos del saber. Algunos llegaron a él de la misma condición humana rodeada de la bruma de lo inexplicable como es la definición de poeta. Lo que nos ha permitido tener a disposición del lector sensible su poemario “Puertas para huir de la casa” (Ediciones Santiago, 2015).
Conocemos además de diversos premios en poesía que ha obtenido como: Nuevas Voces de la Poesía (Holguín, 2014). Premio Juegos Florales, Santiago de Cuba, 2014. En un asalto a la prosa, a la reflexión, al ensayo al Periodismo nos sorprende con el Premio Memoria Nuestra 2014, Romerías de Mayo. Premio “Cuentos Fríos” (Uneac, Matanzas, 2018). Premio “Rosa del Desierto”, 2017 (Literatura infantil, España–Cuba). Primer Premio del Concurso Nacional de Periodismo “Manolito Carbonell”, 2016. II Premio del XV Concurso de Ensayo “Viña Joven” (Santiago de Cuba, 2017). Varios de sus artículos aparecen en la compilación Leer seduce (Ediciones La Luz, 2015).
Pese a tantos éxitos no deja de ser sorpresa mayor el premio que le fue otorgado por la Casa Víctor Hugo de La Habana, la asociación Cuba Cooperación Francia y la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. El objetivo de este concurso es estimular la investigación y la creación artística y literaria sobre los contactos e influencias entre las culturas francesa y cubana. Es esta, la cuarta edición del certamen que se enmarcó en la celebración del 500 aniversario de La Habana. Su lema fue “La Habana: 1519-2019. Cinco siglos de contribución francesa al movimiento cultural cubano”.
El Premio convocó en dos categorías: Ruy Blas y Casilda, la primera para jóvenes ensayistas y amantes de la cultura francesa en general, que fue la que obtuvo Erian, y la segunda para investigadores reconocidos en el ámbito literario y académico, con libros y experiencia, el galardonado fue el importante ensayista, narrador, poeta y profesor camagüeyano Roberto Méndez.
El Premio consiste en un viaje a París de una duración de 10 días aproximadamente. El mismo según la convocatoria “…seguirá una ruta cultural e implicará una contribución a la promoción del Premio y un programa de investigación sobre un asunto vinculado con el tema del Premio”. Los premios se entregarán en noviembre, en el marco de la celebración del Coloquio Internacional “Víctor Hugo, visionario de paz” y el 500 Aniversario de la Fundación de La Habana.
Erian obtuvo el galardón con un ensayo titulado “La mirada cubana de Henri Cartier-Bresson”, que aborda las estancias del famoso fotorreportero francés en Cuba, la primera en 1934 y la otra en 1963. Dejemos que sea el joven periodista que nos cuente su aventura, en ocasiones casi policiaca tras las huellas del fotógrafo galo.
Háblame de ese ilustre fotorreportero…
-Henri Cartier-Bresson nació en Chanteloup-en-Brie, cerca de París, el 22 de agosto de 1908. Su obra la conocí mientras cursaba la carrera de Periodismo en la Universidad de Holguín, donde me gradué hace tres años. Cursamos dos semestres de fotografía y casi siempre las primeras clases en estas asignaturas abordan su historia y evolución. Es conocido como el padre del fotorreportaje y su obra es referencia obligada. A lo largo de su carrera retrató a personajes tan particulares como Pablo Picasso, Henri Matisse, Marie Curie, Édith Piaf, Fidel Castro y Ernesto Che Guevara.
Estaba en la India cuando el asesinato de Gandhi en 1948; poco antes se había reunido con él. Fotografió, además, su funeral. Participó en la Guerra Civil Española, donde filmó un documental sobre el bando republicano titulado Victoria de la vida. Como reportero participó en la Segunda Guerra Mundial. Fue testigo de la ocupación alemana y la posterior liberación de París, también de la entrada triunfal de Mao a Pekín… Fue el primer periodista occidental que visitó la Unión Soviética tras la muerte de Stalin.
Fotografió el proceso de descolonización en África, el Mayo del 68 en París… Poco después se retiró del mundo de la fotografía y retomó su afición juvenil por la pintura, hasta su muerte en 2004. Fundó, además, junto a Robert Capa y otros importantes fotógrafos, la agencia Magnum. En 2002 creó una fundación encargada de reunir sus mejores obras, en el barrio de Montparnasse.
¿Qué nos puedes decir de su vinculación con Cuba?
-Conocía muchos de estos datos, incluso de su visita a Cuba a inicios de la Revolución, pero fue una foto circulando por las redes sociales lo que me llamó la atención y me hizo investigar su obra.
La foto muestra el corredor de La Periquera a inicios de los sesenta: una mujer y dos niñas caminan hacia la cámara, otras personas lo hacen en sentido contrario; las vidrieras con los maniquíes y los trajes de moda; los toldos para ocultar el sol; las revistas y periódicos de entonces…
Muchas personas en Facebook aseguraban que esta foto era de la autoría de Henri Cartier-Bresson y eso me llamó la atención, por lo que empecé a investigar. ¿Estuvo en Holguín en su segunda visita a Cuba a inicios de 1963? ¿Esa foto realmente es de quien fuera nombrado por muchos “el ojo del siglo XX”? Ese fue el detonante, el punto de partida…
¿Qué fuentes consultaste…?
-Muy poco se ha escrito sobre las estancias cubanas de Henri Cartier-Bresson. Casi nada. Lo publicado aborda, con muy poca información, la visita de 1963, cuando ya era una personalidad en el mundo de la fotografía y el Periodismo. Entonces vino contratado por la revista estadounidense Life. De esa visita son sus fotos más conocidas sobre Cuba: milicianos en las calles, obreros, Fidel, el Che…
Pero de su estancia de 1934 casi no aparece nada… Entonces no era reconocido y estaba más bien influenciado en la fotografía por el surrealismo, movimiento que lo marcaría por toda su vida.
Encontré algún que otro artículo sobre su obra, pero que tocaban aspectos conocidos. El crítico y periodista Pedro de la Hoz escribió a propósito de su muerte en 2004, abordando la visita de 1963, las fotos realizadas a Fidel y la influencia en fotógrafos cubanos como Korda y José Alberto Figueroa.
El escritor Lisandro Otero también publicó un artículo entonces, incluida en una antología suya.
Quien más escribió sobre Henri Cartier-Bresson –y creo quien mejor lo abordó en Cuba– fue la investigadora y crítica de arte Adelaida de Juan. Ella y su esposo, el poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar, fueron sus anfitriones en La Habana, cuando realizó el reportaje para Life en 1963. Henri Cartier-Bresson tomó fotos de Retamar, la pequeña Laidi Fernández de Juan, el entierro del gran Benny Moré…
Adelaida de Juan publicó más de un artículo sobre Henri Cartier-Bresson, incluido uno esclarecedor en La Gaceta de Cuba. Pero no menciona en ninguno de ellos una posible salida del fotógrafo de predios habaneros…
Consulté, entre otros materiales, una amplia biografía en inglés, un documental sobre su obra llamado Henri Cartier Bresson Biographie eines Blicks (Heinz Bütler, 2003) y el reportaje de Life.
De este solo pude acceder a las páginas fotografiadas de la revista, no a las páginas impresas en sí, lo que hubiera sido mucho más interesante. En ella se incluyen fotos tomadas por Henri Cartier-Bresson en Camagüey (una miliciana frente a una tienda) y Santiago de Cuba (unos ancianos, al parecer veteranos, vestidos de pulcra guayabera, frente a una mesa de un café).
Me preguntaba: Si estuvo en Camagüey y Santiago, ¿pudo estar entonces en Holguín? Pero la prensa holguinera de la época no lo menciona (a pesar de ser una reconocida figura) y esto me traía nuevas interrogantes… Amigos de Camagüey, además, me confirmaban que no tenían datos de su estancia en esa ciudad, aunque la foto y su texto confirmaran que sí estuvo allí.
A estas alturas, la investigación tomaba otros rumbos y por suerte no se limitaba a ámbitos locales, sino a sus visitas a Cuba. Aun así, después que fui triangulando toda la información, me seguía preguntando por el germen de la misma: ¿ Henri Cartier-Bresson estuvo o no en Holguín a inicios de 1963?
Esa fue la mayor dificultad y al mismo tiempo la más importante motivación. A partir de este pie, digamos que surgió el ensayo donde abordo las dos estancias del famoso fotógrafo francés a Cuba.
¿Hiciste un estudio biográfico o de su relación con Cuba o de las fotos?
-No me propuse hacer un estudio biográfico, pues su vida y obra es ampliamente estudiada y conocida, sobre todo en Europa. Incluso una Fundación en París resguarda su valioso legado artístico.
Me propuse abordar –lo más ampliamente posible– sus visitas a Cuba, pues aún queda una especie de vacío dentro de nuestros estudios sobre fotografía, quizá no del todo significativo para investigadores europeos, pero sí importante para conocer el trabajo que realizó aquí, su influencia…
Cuando vino en 1934 –imaginemos la convulsión política de esos años– no era un fotógrafo reconocido (llegó de tránsito hacia México) y sin embargo tomó una de sus obras más entrañables. Un año antes de fallecer, el tresde agosto de 2004, en Montjustin, región francesa de Provenza-Alpes-Costa Azul, la Biblioteca Nacional de Francia realizó una gigantesca retrospectiva con 350 de sus mejores fotos, en homenaje a sus 95 años. La instantánea que él mismo eligió como símbolo y portada de esa exposición fue aquella tomada en 1934 a los simples caballitos de madera de un tiovivo en Cuba y que, además, es la fotografía suya con mayor precio en una subasta: se vendió el 16 de noviembre de 1999 por 24 mil 30 dólares. Titulada Cuba, 1934, esta fotografía estaba entre las preferidas de Cartier-Bresson.
Cuando regresó a La Habana en 1963 venía interesado en observar con sus propios ojos, esos que habían captado tras el lente de su Leica los grandes momentos del siglo XX, una revolución diferente a las que había presenciado con anterioridad: una “revolución sin ideología”, como la había llamado Jean-Paul Sartre en 1960, pero que ya para enero de ese año se había inclinado hacia el socialismo en la compleja balanza de la geopolítica mundial.
Él mismo se consideraba un testigo de “la sucesión de utopías” y Cuba, entonces, era el sueño palpable de las utopías de izquierda. Pero La Habana de boinas y milicianos fusiles al hombro no era la misma que conoció en su primera estancia: ni Cuba ni el fotógrafo eran iguales. La Isla, que había decretado su carácter socialista en 1961, vivía una revolución social que la trasformaba radicalmente desde sus cimientos, y Henri Cartier-Bresson, llamado por muchos el padre del fotorreportaje, era considerado uno de los más importantes fotógrafos del mundo.
Las fotos publicadas en Life –incluso los textos son suyos– bajo el título “Inside Castro´s Cuba. A Penetrating Report in Pictures by Henri Cartier-Bresson”, son mucho más conocidas. Documentan los primeros años de la Revolución cubana, sus líderes, pero también momentos cotidianos: obreros, campesinos, mujeres, personas en las calles, milicianos, varios artistas amigos…
¿Las mayores dificultades que encontraste…?
-Las mayores dificultades –como hemos visto– estuvieron en la ausencia de información al respecto. La primera visita no quedó documentada, salvo por la famosa fotografía del tiovivo. Y la segunda, aun así siendo una figura reconocida, como tantas que nos visitaron en esos años, tampoco fue muy abordada, salvo, tiempo después, por quienes lo conocieron en aquellos años.
Aun teníamos pendiente si la foto del corredor de La Periquera era suya o no… Que sepamos por sus fotos, estuvo en Camagüey y Santiago y quedaba la posibilidad de que estuviera de paso por Holguín. Por las características técnicas aquella foto de La Periquera bien podía ser una obra suya…
Adelaida de Juan, poco antes de fallecer –gracias a la mediación de su hija, la escritora Laidi Fernández de Juan–, me aseguró que, según lo que recordaba, no había estado en Holguín.
Contacté, además, con la Fundación parisina que lleva su nombre. Traduciendo mensajes de ida y vuelta, sus expertos, después de analizar la fotografía, me aseguraron que no pertenece a Henri Cartier-Bresson. No está en sus fondos, no la tienen documentada como de su autoría. Espero poder visitar la Fundación durante la visita a París y ver los originales tomados en Cuba.
Eso no me desilusionó para nada, pues esa foto que circuló por las redes sociales –ya sea de Henri Cartier-Bresson o no, siempre queda la posibilidad– fue el germen para investigar sus dos estancias en Cuba. Eso, creo, fue lo más importante. Saber, además, que la investigación me regaló un premio como el Casa Víctor Hugo me reconforta mucho. El Jurado estuvo integrado por los especialistas Clémentine Renée Lucien, María de los Ángeles Pereira, Rafael Acosta de Arriba, que conoce y ha investigado a fondo la fotografía en Cuba, Jesús David Curbelo y Gualfrido Hernández Vidal. Ellos premiaron el ensayo “La mirada cubana de Henri Cartier-Bresson” por “el rigor histórico de la investigación y la calidad de la escritura”, según la propia acta del jurado.
¿Para ti qué significa la fotografía en la prensa?
-La fotografía en la prensa –unidas casi desde el surgimiento de la primera– es más que importante para el desarrollo de la prensa contemporánea. Y además para la historia. La de Henri Cartier-Bresson, por ejemplo, es una cartografía de los principales momentos de buena parte del siglo XX.
¿Cómo la has utilizado?
-Las nuevas tecnologías han condicionado su creciente desarrollo y cada día es más importante el uso de las fotografías y otros elementos audiovisuales en la prensa. Particularmente sí he utilizado la fotografía, tanto mías como de fotógrafos amigos, para acompañar mis artículos de prensa.
¿Tú has desempeñado las funciones de fotógrafo?
-Muchas veces saco el celular y con su cámara tomo yo mismo las fotos que acompañan mis textos…
Además, soy amante del lente como arte y de la buena fotografía de prensa que vale tanto como un artículo. Por ejemplo, la famosa imagen del niño sirio ahogado en una playa mediterránea es más impactante para denunciar el conflicto en Siria y la situación migratoria en esa área que 100 artículos. Lo mismo sucede con las fotos de conflictos bélicos y desastres naturales.
Me gusta mucho el arte de Louis Daguerre, pero como no tengo cámara fotográfica adecuada, más allá de la del celular, prefiero utilizar las fotografías de amigos que conocen el lente mejor que yo.
El 26 de febrero de 1949 nació en Holguín Néstor Juan Salazar Silva. Ese conjunto de nombres y apellidos se resume en una palabra Néstor, uno de nuestros más populares locutores. En su labor como locutor y director de programa ha obtenido más de 30 premios en festivales provinciales y nacionales de la Radio. Es miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). Pero es además un consagrado estudioso de nutrición y cocina cubana e internacional. Lo que ha demostrado con la publicación de más de 10 libros sobre esos temas en prestigiosas editoriales cubanas y extranjeras.
Estamos tan acostumbrados a dejarnos llevar por la magia de sus palabras en su trabajo de locutor en numerosos programas, que tal parece que esa cualidad del dominio de la voz brotó por siempre como un don sobrenatural. Desconocemos que detrás de ese embrujo de la palabra hay mucha constancia. Nos acercamos a Néstor con muchas interrogantes sobre la locución.
¿Qué elementos técnicos consideras como los fundamentales para alcanzar una buena locución?
Por supuesto una voz agradable, no tiene que ser necesariamente una voz grave como se exigía hace años, claro la radio es sonido y las voces tienen que ser perfectamente identificables, que quiero decir, que si habla un hombre el tono debe ser identificado como tal y si es una mujer lo mismo. Hay cuestiones técnicas que hay que respetar, buena dicción, fluidez, interpretación, naturalidad, que no tengan limitaciones fisiológicas, que no tenga nasalidad excesiva, y digo esto porque hay voces con cierta nasalidad que son agradables. Salvando las distancias, te pongo un ejemplo Benny Moré tenía voz nasal y ¡mira tú!
¿Qué importancia le concedes a la superación de los locutores?
La superación en cualquier profesión es importante, pero en el locutor es obligada si no quieres hacer el ridículo. Es lamentable que un profesional de la palabra no sepa cuando se fundó el Partido Revolucionario Cubano, cuál es nuestro Baile Nacional, en qué lugar de la geografía está ubicada Holguín, por hablar solo nuestro entorno, y te pongo estos ejemplos porque se han dado casos. Una de las ramas más difícil de la locución es la improvisación. Improvisar es tener la facultad de expresarse oralmente con destreza, precisión y coherencia, sin apoyo visual, solo con el dominio del tema en cuestión y de nuestro conocimiento.
Aunque no existe una estructura específica para la improvisación, sí hay que tener en cuenta que las ideas deben tener un orden lógico como en todo texto escrito, para facilitar la expresión y el entendimiento. Dominio pleno del lenguaje: conocer un número considerable de palabras, su significado y empleo racional. Unido al conocimiento y uso de las reglas y recursos gramaticales que le permitan trasmitir las ideas claras y precisas. Tener en cuenta una norma lingüística adecuada a su auditorio para el entendimiento recíproco. El locutor es un educador, tanto frente al micrófono como fuera de él. Ningún locutor que se respete debe obviar todo lo que socialmente ocurra a su alrededor, todo es importante para su trabajo.
Hay que estar dentro del medio para saber apreciar en toda su magnitud la función social que realiza la radio. Son decenas las cartas que se reciben diariamente para los distintos programas. Quejas de los vecinos de un barrio por el mal funcionamiento de una institución, felicitación a un colectivo por el buen trato, o de personas enfermas o postradas que su único entretenimiento son los programas que trasmitimos. Oyentes que expresan “cuando escucho tal programa, me siento mejor, es una terapia”. Son cosas que agradecemos y que nos obligan a trabajar mejor y a superarnos día a día.
Anécdotas tengo muchas, recuerdo una muy simpática, un compañero que llevaba un turno de trabajo, no lo relevaron y tuvo que seguir, parece que tenía hambre después de tantas horas frente al micrófono, la información decía “las papeletas para la entrada ya están a la venta”, dijo: “las papas fritas para la entrada ya están a la venta”. En los programas en vivo hay que estar muy concentrados para que no pasen estas cosas.
¿Cuáles son los programas que más te gustan?
En la radio me gustan todos. Los musicales, porque estudié algo de teoría y solfeo y estoy escuchando música desde que nací, mis padres cantaban muy bien. Los informativos tienen su encanto, me gustan las entrevistas. Conseguir extraer opiniones interesantes y sinceras del entrevistado depende en gran parte de la destreza y la psicología del propio locutor o periodista.
La entrevista siempre debe transcurrir como una conversación grata para el entrevistado. En muchas ocasiones el entrevistado parte de una actitud desconfiada pero las preguntas y la conversación del locutor consiguen un modo mucho más expresivo y sincero por su parte.
Esto lo practico mucho en el programa que hago en la Cmko “Café Milenio” que sale al aire de lunes a viernes a las 07:00 pm. La animación de espectáculos también está entre mis preferidas. Llevo muchos años trabajando en cabaret, carnavales y fiestas populares. Esta parte de la locución, al contrario de lo que muchos creen, es muy difícil. Suerte que he tenido muy buenos profesores, González Valero, Premio Nacional de Radio, Enma García, una de las locutoras más completas de la radio. Con ellos llevo años en la animación y ¡cómo se aprende!
Ya que hablamos de lo que más te gusta, la música es una de tus aficiones…
Te decía que mis padres cantaban muy bien, nunca fueron profesionales, pero estoy seguro que si lo hubieran intentado lo habrían logrado. Mi madre se pasaba el día tarareando, mientras hacía los quehaceres hogareños. Cuando teníamos reunión familiar con motivo de alguna fecha señalada, mi padre siempre cantaba. Esto lo heredamos todos los hermanos, todos sentimos inclinación por la música, aunque ninguno se dedicó a ella.
Has compuesto algunas canciones y por compositor has obtenido premios…
En el año 1970 compuse mi primera canción, que es finalista en el I Festival del Creador Musical en Santiago de Cuba en 1971 donde obtuve Mención Especial del jurado. Tuve la suerte de que la orquestación la hiciera Wilfredo Naranjo, Pachi, director de la Original de Manzanillo, fue el primer arreglo en grande que hizo Pachi, pues el conjunto acompañante estaba integrada por músicos de la Orquesta Sinfónica de Oriente, orquesta Los Tainos de Santiago y otras agrupaciones, en fin un grupo gigante. Entre los músicos estaba tocando el violín el inolvidable Electo Rosel, Chepín.
Te voy a decir algo que también me enorgullece, a ese Festival vamos por Holguín el siempre recordado Manuel de Jesús Leyva, Coco, y yo. Coco ganó el primer y segundo lugar. Si mal no recuerdo, las canciones o una de las canciones la interpretó Mundito González, que cuando aquello estaba pasando el servicio militar. Años después Mundito llegó a ser lo que es hoy, uno de nuestros mejores boleristas.
Yo seguí componiendo canciones, aunque mi producción no es muy amplia. En el año 2007 a insistencia de mi amigo Ariel Dotres, destacado compositor holguinero ya fallecido, participo en el Premio de la Ciudad, con la canción “Lo que vamos a hacer con el amor” y para mi sorpresa obtengo el Premio. A la música hay dedicarle tiempo, y es el que no tengo, entre la radio y la investigación sobre nutrición (para poder hacer un trabajo serio en los libros que escribo) me toman todo mi tiempo libre. Por eso estoy un poco alejado de la composición musical. Bueno, Abreu, tu eres historiador, investigador y has publicado mucho y sabes que cuando caemos en la “trampa” de escribir es difícil salir de ella. ¡En buena hora lo diga!
¿Cómo te inicias en la radio?
-En el año 1970 se decide por la dirección del canal Tele Rebelde en Santiago de Cuba de construir un estudio de TV en Holguín y comienza la preparación del personal artístico. Se libra la convocatoria entre ellas de locución y música. Como yo tenía ya conocimiento de teoría y solfeo, pues me presenté en música, jamás se me ocurrió locución porque no estaba en mis planes.
Ya estaba laborando como técnico en electricidad y por la noche asistía a las clases de canto en lo que sería el telecentro. Tenía dos hijos y vivía con mis padres. A mi centro de trabajo llegó la convocatoria de que todo obrero calificado que necesitara vivienda, en dos años la tendría trabajando en el municipio de Nuevitas. No lo pensé dos veces y llené la planilla. Por supuesto, lo comuniqué al profesor de música y me aconsejó que siguiera los estudios, si no era en música, que pensara en locución pues tenía aptitudes para esa profesión.
Estando ya en Nuevitas me presento a una convocatoria de la emisora municipal para buscar nuevas voces en la locución. Apruebo y comienzo a colaborar en programas musicales. Las emisoras municipales son una gran escuela y más para alguien como yo en aquel tiempo, joven y con ganas de aprender. Siempre he pensado que si te decides por un proyecto es para hacerlo bien y, si no, no lo hagas. En aquellos tiempos en las emisoras municipales, solamente se contaba con locutores, dos periodistas, operadores de audio, y productores musicales, que era el que seleccionaba la música que salía al aire. Con este personal funcionaba la emisora 19 horas, desde las 05:00 am hasta las 12:00 pm, con una programación musical, informativa y de programas infantiles. No había, como ahora, directores, asesores, editores. O sea que la mayoría de las veces el locutor llevaba todo el peso del programa y eso era una gran responsabilidad. Tenías que escribir, entrevistar y en ocasiones hacer la producción musical. Todo esto me fue formando en cada una de las especialidades, algo que me sirvió de mucho para mi futuro en la profesión.
Agradezco a buenos locutores nueviteros como Finita de Quezada y Homero Villazón, que me enseñaron desde cómo debo sentarme frente al micrófono hasta como hablar en un acto público, la ética del locutor, pues debía comportarme dentro y fuera de la emisora correctamente ya que el locutor es un educador en el más amplio sentido de la palabra.
En Radio Nuevitas aprendí, sin ser periodista, hasta cómo redactar una noticia con “claridad”, el uso del lenguaje, la técnica de una expresión semántica y sintáctica correcta. La información, ya sea leída o improvisada, necesita un lenguaje claro y explicaciones convincentes para cumplir con la credibilidad.
Aprendí que lo primero en una emisora municipal es divulgar las informaciones del territorio, porque las emisoras provinciales y nacionales tienen otro perfil. ¿Por qué tengo que darle prioridad en un noticiero municipal a una información, que desde la noche anterior ha estado saliendo por la radio y la televisión nacional?, primero lo mío, lo del municipio, lo que no sale por ninguna otra emisora, claro, hay excepciones, pero que no sea la norma. Con estas herramientas ya estaba preparado para dar el próximo paso en mi nueva profesión, la que nunca abandonaría, la locución. En 1977 obtengo premio como mejor conductor y productor de programas musicales en el Festival Provincial de la Radio Agramontina y en el 78 Premio al programa que mejor divulga la música cubana.
En 1980 regreso a Holguín y comienzo como locutor en la emisora Radio Angulo, ¿te imaginas el cambio? De una emisora municipal pasar a una provincial y no cualquier emisora, sino una de las mejores del país. Aquí recibo varios cursos de perfeccionamiento con los profesores, Frank Guevara, Antonio Pera, Isabel Fernández Moreno e Ibraim Apud, glorias de la locución. En el trabajo diario aprendo mucho de mis compañeros Rafael Peña Santana, Félix González Vega, Mario Hernández, Alberto Velásquez, Vilma Pérez de Aguiar, Osvaldo Aguilera González, Enma García y González Valero, el alumno más aventajado del inolvidable German Pineli, y no solamente de esas personas, también de los jóvenes aprendí y sigo aprendiendo.
No tuve la suerte de sentarme en un aula y recibir clases con Manolo Ortega y Germán Pineli, pero ¡como aprendí escuchándolos! En estos primeros años aprovecho mucho el tiempo y también recibo cursos como director de programas que me sirvieron para conocer más de la radio y sus secretos, el balance musical, que es un guion, qué es un libreto, una escaleta, la dramaturgia en la radio, en fin, no quiero, Abreu, atosigarte con tecnicismos radiales, pero te pongo estos ejemplos que en las emisoras municipales de aquellos tiempos no se manejaban. Todo era nuevo para mí.
Ahora me pongo a meditar, ya que hablaba de balance musical, ¿qué pensarían mis profesores de dirección de aquellos tiempos escuchando algunos programas musicales que inundan la radio hoy? Ya sabemos que la radio es sonido, por eso no toda la música es “radiable”, no solamente por sus letras, chabacanas u ofensivas que ya de por si debían estar vedadas, sino por la música en sí misma.
No es lo mismo estar escuchando un grupo interpretando en un salón de baile, discoteca o una pista al aire libre, traguitos de por medio, que estar en la tranquilidad del hogar. Lo que para esas personas (en la discoteca, etc.) puede ser excitante y festivo para el que está en el hogar escuchando la radio eso es puro ruido. Hay que tener mucho cuidado con lo que ponemos, hay “música” y música. No estoy atacando ningún género, pero, sin dudas, lo agradable y lo que no lo es, está bien definido.
Volviendo al tema, lo primero que hice, en Radio Angulo, fueron programas musicales, después dramáticos e informativos. Al paso del tiempo me inicié como maestro de ceremonia en actos públicos, tanto políticos como culturales. En estas actividades participo en la inauguración de la Fábrica de Implementos Agrícolas Héroes del 26 de Julio, el restaurante Polinesio, inauguración del hotel Pernik, de la Fábrica Che Guevara en Moa, de los bustos de próceres latinoamericanos en la Avenida de los Libertadores, entre otras.
En fin, que la radio me ha dado la posibilidad de vivir y palpar acontecimientos culturales, sociales y políticos que quedarán para siempre en la historia de Holguín.
Háblame de tu familia…
-Ya te mencioné a mis padres y hermanos. En 2012 recibí el golpe más grande que te puede dar la vida, murió mi hijo menor, hacía mucho que estaba enfermo, y aunque se dice que mientras hay vida hay esperanza, en su caso no había cura.
Gracias a mi esposa, a su apoyo, pude salir adelante. Enma contagia optimismo en todo momento. También mis compañeros de trabajo y hasta los oyentes me dieron ánimo para seguir. El trabajo me hizo mucho bien y poco a poco fui saliendo de la crisis. Otra de las grandes cosas que agradezco a este medio.
Tengo una bonita familia, mis queridos hermanos siempre apoyándome, mi hijo, mi nieto Nestico es Licenciado en Educación y mis joyas más valiosas, Marinet y Grauben Shakira, mis nietas, una biznieta y Emma García, mi compañera hace más de 35 años. Mi hijo y mis nietos viven en Nuevitas, por eso y porque ahí comencé mi eterno romance con la Radio, digo que Camagüey es mi segunda tierra, es donde único podría vivir fuera de Holguín.
Poco conocida es la participación de un grupo de cubanos en la represión del movimiento independentista. Los españoles recurrieron a la concentración de la población civil en poblados fortificados. De esa forma se intenta evitar su apoyo a las guerrillas. Este es un método muy usual y cruel utilizado por gobiernos que tienen que combatir movimientos irregulares.
Según Céspedes esto consistía en:
«El sistema que ha establecido el gobierno español en su reconstrucción y, como todo sistema absurdo, es un abuso político- económico y antisocial; es el sistema feudal formar un fuerte, construir una población y hacer culti¬var un área de tierra con gentes ya presentados o acogidas en los ranchos, trabajen en beneficio de la guarnición y el Estado, dejándoles escasamente una parte muy corta para su manutención y para las necesidades de su fami¬lia.”(1)
Además los hombres eran incorporados al cuerpo de voluntarios. Estos “voluntarios criollos” como los llamó Céspedes en su correspondencia, formaron un cuerpo numeroso y presente en todos los poblados enemigos. La acción de estos individuos tiene dos lecturas. Por un lado un grupo de ellos se convirtieron en agentes cubanos. Incluso no pocos retornaron con los mambises.
Al respecto Céspedes escribió:
«Los voluntarios criollos, muy mal habidos por los españo¬les, se hallan disgustadísimos y casi en todas partes vuelven los ojos hacía nosotros. Continuamente se nos pasan hombres armados y…lo ha hecho hasta un campamento entero». (2)
Varios de los ataques mambises a poblados se realizaron con la participación de estos individuos. Los españoles llegaron a desconfiar de ellos. En especial en los periodos de auge revolucionario cuando fueron más frecuentes sus incorporaciones a las fuerzas insurrectas. Es posible que esta desconfianza influyera en que, generalmente, se le entregaban las armas más mediocres. Así por ejemplo el destacamento de voluntarios de Velasco en Holguín en diciembre de 1871 tenía por armamento 120 fusiles belgas y uno alemán liso. (3) Estas armas en la época eran consideradas obsoletas respecto a otras que portaban las fuerzas españolas como el rémington.
Aunque también hay un hecho cierto. Casi nunca los insurrectos lograron tomar los fuertes que defendían estas poblaciones. En ellos se refugiaba por regla las fuerzas regulares destacadas allí y muchos voluntarios. Ignacio Mora con su palabra mordaz y critica nos dice que: “Nosotros asaltamos poblados, los quema¬mos, robamos a sus habitantes las ropas y dinero y las trincheras españolas quedan intactas y los defensores inofensivos». (4)
La falta de medios de sitio era la causa esencial de esta situación. Por ejemplo, en el ataque a Sibanicú el 21 de enero de 1873 los españoles fueron “… obligados a concentrarse al fuerte principal contra el cual nada se pudo intentar por falta de artillería” (5)
Pero es indiscutible que también se organizaba una defensa que se sobreponía al ataque sorpresivo cubano. En muchas ocasiones voluntarios criollos participaban en estas defensas junto a las fuerzas regulares.
Otro asunto importante era que conocían el territorio donde vivían y actuaban. Esto los convertía en buenos guías. Hay diversos ejemplos de este importante papel de estas tropas auxiliares. Por solo citar uno. El destacamento de Sao Arriba, en el norte de oriente fue informado el quince de junio de mil ochocientos sesenta y nueve de la presencia de una pequeña avanzada mambisa por la cercanía. El jefe del destacamento nos dice que: “Salí con 4 soldados de este destacamento y 4 voluntarios que me servían de guía” a perseguirlos. Además estos voluntarios, cuando eran fieles al integrismo, realizaban una permanente labor de vigilancia o inteligencia para utilizar términos militares. En su desplazamiento por el territorio donde vivían para trabajar o por cualquier otro motivo se convertían en permanentes vigías. Por ejemplo el quince de junio de mil ochocientos sesenta y nueve dos vecinos del referido destacamento de Sao Arriba: “al salir a sus trabajos y los que están autorizados, (….) por ser voluntarios y personas que han prestado muy buenos servicios” (6) Ambos están armados Uno con una escopeta el otro con un revolver.
Descubren y detienen a dos insurrectos. Este tipo de vigilancia permanente era en extremo beneficiosa en el tipo de guerra que se desarrollaba en Cuba donde lo usual eran las acciones de pequeños grupos que merodeaban en los alrededores de los poblados en busca de alimentos o para realizar acciones de hostigamiento.
Además los voluntarios por su vinculación con el vecindario podían obtener información valiosa. Veamos un ejemplo de esta labor de inteligencia realizada por los voluntarios criollos. En el destacamento de San Andrés en Holguín ocurre un acontecimiento interesante. En la mañana del 12 de julio de 1869 se le presentan al alférez de voluntarios José Garmendía “3 voluntarios de este partido” (7) y le informan “que tenían noticias de que los insurrectos venían a sacar el ganado del potrero” (8)
El referido oficial reunió a 12 voluntarios y organizó una emboscada. La tropa enemiga era una pequeña partida prácticamente desarmada que intentaba abastecerse en los cultivos y con el ganado del destacamento. Los insurrectos sin responder al fuego contrario emprenden la fuga. (9)
Podríamos preguntarnos que movían a estos hombres a actuar en el bando hispano. La respuesta a tal indagación es muy compleja. Una respuesta era que al igual que los emigrados españoles y canarios estos individuos eran profundamente afectados por las acciones emprendida por los insurrectos contra los poblados y zonas de cultivo. En cierta forma es lógica su respuesta represiva. Aunque no todo se puede limitar a los asuntos materiales. No podemos olvidar que en 1868 no todos los naturales de la isla habían logrado traspasar las complejas fronteras que definía una nacionalidad nueva.
Estamos ante una pregunta sin respuesta todavía. Realmente sabemos muy poco sobre el papel de los cubanos que integraban las contraguerrillas y los llamados voluntarios criollos en la lucha contra el movimiento independentista.
NOTAS
1.-Fernando Portuondo, y Hortensia Pichardo, Carlos Manuel de Céspedes: Escritos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1982., t. II, pp. 112, 113.
2.-Ibídem, p. 464.
3.-Archivo de Holguín, Tenencia de Gobierno, Inventario 4, Fondo 4, Expediente 7048, Legajo 163
4.-Sarabia Nydia Ana Betancourt Editorial de Ciencias Sociales La Habana 1970 p. 173.
5.-Víctor Manuel Marrero Zaldívar, Vicente García Leyendas y Realidades Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. 1992 p. 144
6.-Archivo de Historia Holguín, Fondo Tenencia de Gobierno, Expediente 6010, Legajo 159
7.-Archivo de Historia Holguín, Fondo Tenencia de Gobierno, Expediente 6010, Legajo 159
8.-Archivo de Historia Holguín, Fondo Tenencia de Gobierno, Expediente 6010, Legajo 159
9.-Esta información fue tomada de la siguiente fuente Archivo de Historia Holguín, Fondo Tenencia de Gobierno, Expediente 6010, Legajo 159
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