La provincia de Holguín ocupa gran parte del Norte del oriente cubano, posee unos 350 kilómetros de costa; tiene numerosas bahías entre ellas la de Nipe la mayor del archipiélago. Con tales características el mar, los barcos y los navegantes han desempeñado un importante papel en su pasado. Está por hacer una historia marítima de este territorio, mientras esperamos por tal texto haremos algunas reflexiones sobre embarcaciones que jugaron un papel relevante en el pasado de esta región.
Las primeras fueron las canoas de los aborígenes que procedentes de otras tierras condujeron al territorio cubano a nuestros primeros habitantes. Luego las tres embarcaciones de la flotilla de Cristóbal Colón que arribaron por Bariay dando inicio a la presencia Europea en esta Antilla.
No fue una poderosa nave de guerra o mercante la que daría inicio a uno de los grandes mitos que dejaría una profunda huella en la historia cubana. Una de las leyendas cristinas más hermosa y arraigada en Cuba es la del descubrimiento de la Virgen de La Caridad del Cobre, en la bahía de Nipe, en el siglo XVII. Dos indios y un negro que navegaban en las aguas de la inmensa ensenada en una pequeña embarcación de remos encontraron la imagen de la virgen sobre un tablón flotando. A estos tres individuos se les conoce por los tres Juanes en la religiosidad popular cubana. En 1687 en una declaración realizada por el único sobreviviente en esa época, el negro criollo Juan Moreno, afirmó que con él “… iban dos indios dedicados a montear y buscar sal…” (1) De esa forma aquella frágil embarcación marcó el imaginario religioso cubano. Todos nos indica que era aquella una rustica canoa.
Este territorio se caracterizó con un desarrollo demográfico y económico muy lento hasta principios del siglo XIX. En 1774 habían 2440 vecinos y en 1792 eran 5837 (2)
Por lo que despertó poco interés a la navegación atlántica. Pero de todas formas encontramos la presencia de varias embarcaciones en la bahía de Gibara según el historiador José Novoa Betancourt:
“En 1757 un buque visitó el lugar en trajines mercantiles. En 1764 una embarcación cargó 4 012 arrobas de tabaco. En 1775 hay testimonio escrito de la presencia de diez embarcaciones cargando cera, carne salada, cueros y maderas. En 1777 un barco arriba a estas playas para cargar tabaco, en 1778 son tres las embarcaciones en estos trajines, en 1779 otro buque se encuentra en similar situación. En 1792 por lo menos hay referencia a dos veleros en actividades mercantiles.” (3)
Sin faros que indiquen las rutas más seguras los naufragios estarán presentes.
En 1762 se hundieron tres embarcaciones (4) En 1763 la goleta San Antonio, alias Bella María, que se dirigía de Mayarí a Santiago de Cuba con 600 tercios de tabaco naufraga. (5) En 1771 se naufraga otro buque en Banes. (6) La peor tragedia fue la del bergantín francés Lutin, que estaba dedicado al tráfico de esclavos. En diciembre de 1786 traía desde África un cargamento de esos desdichados para el Guarico, colonia francesa. Pero su viaje terminó bruscamente cuando, zozobró en Punta de Mula. (7) ¿Qué ocurrió con los esclavos que viajaban encadenados en las bodegas de la embarcación? Es una pregunta sin respuesta, pero es de imaginar que muchos, quizás todos perecieron. A inicios de 1781 otra embarcación se hundió en la proximidad de Gibara.
Aunque es de pensar que en estas ensenadas y bahías se desarrolló una navegación silenciosa y que los tripulantes de aquellas naos hicieron un esfuerzo considerable para no aparecer en informes oficiales y documentos: los contrabandistas. Traían diversas mercancías que cambiaban por lo producido en estas tierras. Es la historia del olvido.
Continuaremos este relato de buques y marinos que en algún momento llegaron a las costas holguineras.
NOTAS
1.-Olga Portuondo Zúñiga, La Virgen de la Caridad del Cobre, Símbolo de cubanía, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2001, pp. 33- 34
2.-Herminio Leyva y Aguilera, Gibara y su jurisdicción. Datos históricos y estadísticos .Taller tipográfico de Martín Bim, Gibara, l894 .p. 56
3.-José Novoa Betancourt. Gibara: Embarcaciones y economía en el siglo XVIII. Inédito
4.-Cesar García del Pino, Naufragio en aguas cubanas (1510 1898), Editorial de Ciencias Sociales, la Habana, 2015, p. 44
5.-Cesar García del Pino, Naufragio en aguas cubanas (1510 1898), Editorial de Ciencias Sociales, la Habana, 2015, p. 45
6.-Cesar García del Pino, Naufragio en aguas cubanas (1510 1898), Editorial de Ciencias Sociales, la Habana, 2015, p. 50
7.-Cesar García del Pino, Naufragio en aguas cubanas (1510 1898), Editorial de Ciencias Sociales, la Habana, 2015, pp. 67- 68
En el siglo XIX la navegación con la aparición de los buques de vapor alcanzó un auge no imaginado. Ya los viajes no dependían de los vientos. Se podían trazar líneas de navegación por las compañías navieras con día fijo de partida y llegada. El humo negro de las chimeneas de las naves se hizo asunto común, muy pronto, en las costas holguineras. Ya en 1819 comenzó a navegar entre los puertos cubanos el Neptuno que fue el primer barco de vapor dedicado al cabotaje en Cuba. (1)
No fue el cálculo de armadores españoles o ingleses lo que abrió estas bahías y ensenadas a ese inesperado progreso. Fue en primer lugar el trabajo y la constancia de los agricultores establecidos en estos lares lo que creo un poderoso imán que atrajo aquellas moles de hierro y humo a estas playas.
El incremento considerable de la producción azucarera, tabacalera, ganadera, maderera y de otros productos crearon una necesidad que parecía llamar a voces: la creación de un puerto. En la base de esta producción azucarera estaban los sufridos esclavos.
Francisco de Zayas, gobernador de la jurisdicción guió ese impulso y fundó el puerto de Gibara. El 23 de diciembre de 1821 por Real Decreto de Fernando VII se designó como puerto de tercera clase. Se hizo efectiva la disposición el 21 de julio de 1822 (2). La población de la jurisdicción aumentó considerablemente. Si en 1817 era de 15 mil 393; en 1823 de 16 mil 351 para en 1827 lograr 17 mil 729. (3) De año en año las cifras se incrementaban hasta alcanzar en 1868 la de 53,849 vecinos en la jurisdicción. De ellos ocho mil 397 residían en la capitanía pedánea de Gibara se incluía en ese número mil 788 que vivían en el puerto. (4) Esto nos dice de la importancia que tenía el comercio marítimo en la región.
El número de buques se incrementó considerablemente. Desde 1827 a 1858, en treinta y dos años, visitan la Bahía de Gibara un total de 1526 barcos lo que significa un promedio de 47.6 buques por año. Es decir casi cuatro por mes. De ellos estaban clasificados como nacionales 998, un promedio de 31.1 por año y como extranjeros 528 con un promedio de 16.5 por año.(5)
Los buques que arribaban a las costas holguineras estaban sometidos a las furias del mar y de los hombres Los independentistas latinoamericanos durante sus guerras contra el dominio colonial español armaron en corso embarcaciones que atacaban la navegación española. Cuba, como parte del imperio fue víctima de las acciones de esos marinos. El 7 de junio 1815 la goleta habanera “Águila” propiedad de Antonio Suarez fue apresada por los corsarios insurgentes en los Caletones en la boca del Puerto de Gibara y echada a pique. (6)
Los elementos también dejaron una secuencia de destrucción. Entre el 23 y el 24 de septiembre de 1821 por un violento huracán en Gibara se perdieron cuatro embarcaciones, una de ella la goleta americana “Olive Branch”. (7)
La falta de un faro y otros elementos para facilitar la navegación también fueron causa de naufragios. El 14 de julio de 1841 se hundió en Punta de Mula el bergantín habanero “Dolores” alias “Argos”. La embarcación iba de Cádiz para La Habana. Los restos del buque y el cargamento fueron rescatados y rematados en Gibara. (8) El 9 de junio 1847 naufragó cerca de Gibara la embarcación estadounidense “Henry Jenkins” guiada por el capitán Philander J. Wass (9)
El 21 de mayo de 1851 se hizo a la vela en Saint Thomas el bergantín británico “Fashion” matriculado en Saint John, New Brunswick, propiedad de los armadores Robert Rankin y compañía con destino a Matanzas, iba en lastre a las órdenes del capitán Edward B. Bingay. El 25 de mayo naufragó en un arrecife a la altura de Puntas de Mula, los tripulantes abandonaron el pecio y pudieron arribar a Gibara. (10) A fines de 1855 se hundió la goleta danesa “Cristiana” cerca de Gibara con un cargamento de carbón de piedra. (11)
El 10 de octubre de 1868 se inauguró el faro de Cabo Lucrecia que incrementó la seguridad de la navegación. Pero ese mismo día estallaba la primera guerra de independencia de Cuba. Una parte de ella se desarrolló en los mares que bañan el archipiélago cubano. Las playas holguineras no estuvieron exentas de aquellas luchas heroicas de goletas y viejos barcos mercantes en que se trasladaban las expediciones enfrentando la persecución de cruceros y guardacostas españoles. Pero esa es otra historia que reservamos para un próximo artículo de Memoria Holguinera.
NOTAS
1.-Levi Marrero, Cuba Economía y Sociedad, Editorial Playor SA, Santa Clara 4, Madrid, Tomo 15, p 410.
2.-Herminio Leyva y Aguilera Gibara y su jurisdicción. Datos históricos y estadísticos. Taller tipográfico de Martín Bim, Gibara, l894, p 110
3.-Ibídem p. 56
4.-Museo Provincial de Holguín. Fondo Guerra de 1868. Documento Número 193
5.-Herminio Leyva y Aguilera Obra citada .pp. 161/171
6.-Cesar García del Pino. Naufragios en Aguas Cubanas. (1510–1898), Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2015. p. 85
7.-Ibídem. p. 90
8.-Ibídem pp. 105 106
9.-Ibídem p.116
10.-Ibídem. pp. 119 120
11.-Ibídem p. 123
Calixto García Íñiguez nació el 4 de agosto de 1839 en la ciudad de Holguín. En apariencia era un fiel súbdito del imperio español que: “En su modesto y tranquilo hogar de Jiguaní, ocupábase Calixto García Íñiguez del cuidado de sus intereses y los de su familia…” (1), como afirmaría Manuel Sanguily.
Pero el 10 de octubre de 1868 todo cambió cuando Carlos Manuel de Céspedes se sublevó en el ingenio Damajagua. La mayoría de los comprometidos con la conspiración y una parte considerable del oriente cubano lo secundó. Entre estos estaba Calixto quien, el 13 de octubre de 1868, lo haría en Jiguaní bajo las órdenes de Donato Mármol. Desde aquel momento inició una vertiginosa carrera militar. Combatió en las jurisdicciones de: Bayamo, Santiago de Cuba, Holguín, Jiguaní, Manzanillo, Tunas… Alcanzó el grado de Mayor General y llegó a ser jefe del Departamento Militar de Oriente. Libró decenas de acciones contra los colonialistas. Algunas han pasado, por su repercusión, a la historia de la revolución como excepcionales victorias cubanas.
El 5 de septiembre de 1874 en San Antonio de Bagá, jurisdic¬ción de Manzanillo, su campamento fue sorprendido por fuerzas enemigas, el parte insurrecto sobre aquel acontecimiento reproducía el informe del entonces comandante Jesús Rabí que formaba parte de la tropa de Calixto:
“Ayer al medio día el fuego de la avanzada anunciaba la presencia del enemigo, precisamente en hora en que estaba el campamento sin la mayor parte de la fuerza, por haber ido ésta en busca de provisiones al Zarzal. El general Calixto García Íñiguez que sólo contaba con quince hombres, entre soldados de este batallón, escolta principal que conducía al campamento de San Antonio de Bajá, y por donde era de esperar que se presentara el enemigo, y cuando éste lo hizo fue apareciendo por el flanco derecho de la manigua próxima al pabellón del general. Al sentir el fuego por esta parte, acudí con los pocos hombres que me acompañaban, batiéndome hasta consumir el parque. El enemigo emprendió su retirada por el monte, y al practicar reconocimientos por el campo de la acción, encontré herido al capitán Planas, quien me manifestó sus temores de que el general García hubiese caído en poder de las tropas españolas. En averiguaciones posteriores adquirí la certeza de éste triste suceso.” (2)
Calixto puso su revólver bajo la barbilla y apretó el gatillo. El proyectil penetró aplastando músculos y nervios y le salió por la frente sin afectarle ningún órgano vital. El general, inconsciente, fue trasladado a Veguitas, Manzanillo y luego a Santiago de Cuba. Allí lo internaron, en medio de una estrecha vigilancia, en el hospital «Príncipe Alfonso». Se daba por descontado de que el bravo mambí, luego de un consejo de guerra formal sería ejecutado. La frontera entre la vida y la muerte de Calixto era una línea muy tenue.
Pero desde aquel 5 de septiembre se comenzaría a variar paulatinamente la acción del aparato represivo español que imposibilitado de vencer la resistencia obstinada inició la aplicación de otros métodos.
El 12 de septiembre de 1874, el capitán general de Cuba, José Gutiérrez de la Concha e Irigoyen Mazón y Quintana, envió un telegrama al Ministro de Ultramar: “Doña Lucía Íñiguez, madre de Calixto García solicita del Presidente Poder Ejecutivo indulto de su hijo, que dice salva vida varios oficiales y soldados del ejército sírvase Ud informar se puede acceder a petición de una madre”. (3)
El ministro español, con indudable extrañeza, telegrafió a La Habana indagando por el motivo de tan inusual petición. Estaba establecido que todo insurrecto apresado fuera de inmediato ejecutado. El Gobernador de Cuba en una extensa carta expone las verdaderas causas de su supuesta bondad:
“Gobierno General de la Isla de Cuba
Secretaria. Reservado. Exmo Sr.
Desde el momento que fue hecho prisionero Calixto García que con el carácter de General venía mandando a los insurrectos del Departamento Oriental, me propuse perdonarle la vida, y autorice a su madre para que pusiese un despacho al Presidente del Poder Ejecutivo pidiéndole indulto de la pena capital, sobre el cual Ud se sirvió pedirme informe por despacho telegráfico.
El hecho solo de no haber dispuesto pasar por las armas a Calixto García después de su aprehensión, y la autorización concedida a su madre para trasmitir aquel despacho telegráfico, probará a Ud que en mi opinión no era conveniente de ninguna manera aquella disposición que podía tomar en arreglo a los bandos vigentes.
En el estado en que se encuentra la guerra y la insurrección, después de seis años, no he creído de ninguna manera conveniente ensangrentar aquella, y he podido seguir mis propios sentimientos de humanidad evitando un fusilamiento que no deba producir otro resultado, escitando las pasiones y haciendo más difícil la terminación de esta guerra.
Como he dicho a Ud, repetidas veces, esta guerra no ha de acabarse por el esterminio de los insurrectos: se le podrá batir y reducirlos en número, pero esterminarlos, es muy difícil, sino imposible. Es preciso pues batirlos, es preciso perseguirlos activamente por todas partes, y esto será mi primera atención tan pronto como reciba y organice los esfuerzos con que he de emprender la campaña en el centro donde la insurrección tiene alguna, importancia militar.
Pero para concluir con esta guerra se necesita que los insurrectos después de eso, crean en la posibilidad de un perdón y de un olvido, y en la seguridad de sus personas. Esa confianza y esa seguridad contribuirá mucho a darla, el ver perdonada la vida de Calixto García, que por otra parte no se ha señalado por su inhumanidad con nuestros prisioneros (4), cuando ese perdón, ha podido ser concedido por la autoridad superior de la Isla, sin que sobre ella haya ejercido presión alguna, la opinión de los muchos que tan equivocadamente creen, que la energía de una autoridad está en las ejecuciones de la pena capital, y que miran en todos los casos esa política que llaman enérgica, como la única para acabar con esta insurrección. Al verse prisionero Calixto García trato de suicidarse, pero su herida en la garganta y boca no ofrece ya cuidado.” (5)
El 13 de noviembre de 1874 las autoridades coloniales en Cuba recibieron respuesta de sus superiores en la península:
“Enterado el Presidente del Poder Ejecutivo de la República de la carta oficial, reservada, de VE, de 15 de octubre último relativa a la captura del titulado general insurrecto Calixto García, ya la decisión de VE de perdonarle la vida, ha tenido a bien aprobar en todas sus partes la conducta de VE. en este asunto por los motivos que VE. expresa en su citada carta oficial.” (6)
Es interesante la evolución del pensamiento y la acción de este capitán general. En su primer mandato en Cuba como capitán general José Gutiérrez de la Concha fue en extremo duro contra los alzamientos de Joaquín de Agüero en Camagüey e Isidoro Armenteros en Trinidad. También contra la expedición de Narciso López. Persiguió y ejecutó a los principales líderes de esos movimientos. En el caso de la expedición de López desató una cruel represión. Fusiló 51 expedicionarios y entregó los cadáveres a las turbas de voluntarios que los mutilaron. (7)
En 1854 fue capitán general de nuevo de Cuba. Tomó el mando el 21 de septiembre de ese año. Fue de nuevo implacable contra los enemigos de España. Hizo ejecutar a Ramón Pintó que dirigió una conspiración anexionista. Pese a ser su amigo personal. (8) Durante su gobierno se incrementó el contrabando de esclavos. El 24 de noviembre de 1859 dimitió. (9)
El 10 de marzo de 1874 fue designado capitán general de Cuba. Ocupó el cargo el 6 de abril. Formó los batallones de Milicias Disciplinadas de Color. El 10 de febrero de 1875 dejó el mando de la isla. Falleció el 5 de noviembre de 1895 en Madrid (10)
No estamos ante un hombre progresista ni bondadoso. Fue inflexible y cruel cuando fue necesario. Pero evolucionó hacia una posición más flexible, cuando la muerte violenta de los enemigos de España no ofrecía muchas ventajas como en el caso de Calixto. De esta forma este capitán general inició un cambio de política hacia los prisioneros que luego Martínez Campos generalizó durante su mandato en la isla. Calixto fue enviado a la península donde guardó prisión en varias cárceles.
La guerra concluyó en 1878 con el llamado Pacto del Zanjón, pese a que un grupo de insurrectos quería continuarla. Dirigidos por el general Antonio Maceo los mambises protagonizaron la Protesta de Baraguá.
Al terminar la guerra según los acuerdos del Pacto del Zanjón Calixto fue liberado. Continuaría el general mambí en su duro bregar por la independencia de Cuba. Jugaría un papel relevante en las contiendas de 1879 y 1895.
Notas
1–Manuel Sanguily y Garrite, Discursos y conferencias Introducción y Selección por José María Chacón y Calvo. Publicaciones del Ministerio de Educación Dirección de Cultura, La Habana, 1949, p- 180
2–Boletín de la Guerra, 18 de febrero de 1875, año II núm. 23.
3–Centro de Información de las Guerras de Independencia, Museo Casa Natal de Calixto García. Copia del Expediente seguido por los españoles al Mayor General Calixto García (1874-1896) Legajo 4837, Número 62, Año de 1875, Ministerio de Ultramar, Negociado, 2º Cuba
4– Ver Antonio del Rosal y Vázquez Mondragón: En la manigua diario de mi cautiverio. Segunda edición Imprenta del Indicador de los Caminos de Hierro, Costanilla de los Ángeles, número 3, Madrid, 1879.
5–Centro de Información de las Guerras de Independencia, Museo Casa Natal de Calixto García. Copia del Expediente seguido por los españoles al Mayor General Calixto García (1874-1896) Legajo 4837, Número 62, Año de 1875, Ministerio de Ultramar, Negociado, 2º Cuba
6–Ídem
7—René González Barrio, Los capitanes generales en Cuba 1868-1878, Ediciones Verde Olivo, La Habana, 1999, pp. 157- 158
8–Ibídem. p. 160
9–Ibídem p. 161
10–Ibídem p. 169
Protección del Patrimonio Cultural
Copyright Centro Provincial de Patrimonio Cultural Holguín / Desarrollado por ACCS Holguín