El 31 de diciembre de 1958 en Cuba las fuerzas del gobierno y las guerrillas que lo combatían se enfrentaban en dramáticos y sangrientos combates. Desde el 2 de diciembre de 1956 en que había arribado a las costas de la isla la expedición del Granma dirigida por Fidel Castro esa situación se repetía y parecía que se mantendría eternamente. No era creíble que aquellas guerrillas sin formación militar ni la logística necesaria para una contienda lograran vencer. El ejército de la dictadura tampoco había sido capaz de exterminarlas.
¿Qué sucedía en el norte de la antigua provincia Oriental en el último día del año 1958, un territorio que hoy se encuentra en la jurisdicción de las provincias Tunas y Holguín? Esta área estaba bajo la potestad del Regimiento número 7 de la guardia rural. Por el lado de los revolucionarios actuaban allí las tropas del Segundo Frente Oriental “Frank País” y del Cuarto Frente “Simón Bolívar”. Veamos que aconteció en este fin de año de 1958.
En general no podemos hablar de una desmoralización significativa de las fuerzas del Regimiento 7 pese a las derrotas sufridas en Sagua de Tánamo, Puerto Padre y Cueto. Los dos primeros poblados fueron capturados por los rebeldes. En el último la guarnición fue rescatada por una poderosa columna que en la retirada fue derrotada en un lugar llamado Los Palacios. Logró llegar a San Germán en un estado deplorable. Entre el 30 de diciembre y el 1º de enero de 1959 mantuvieron intensos combates entre rebeldes y soldados.
El día 30 las fuerzas destacadas en el central Jobabo libraron un encarnizado combate que se desarrolló desde la media noche del 29 hasta la tarde del 30. (1) Esta guarnición estaba formada por treinta y cuatro militares; los mismos, luego de más de doce horas de combate abandonaron la plaza y trataron de llegar a Camagüey, pero fueron capturados en los límites con la provincia de Oriente. (2) Las fuerzas del Escuadrón 74, en Mayarí, comenzaron a ser hostigadas en su sede por las tropas del Segundo Frente. El día 31 de diciembre trataron de llegar al central Preston porque desde allí tenían la posibilidad por escapar por mar, pero los rebeldes habían instalado una emboscada en un lugar de la carretera llamado Guanina, entre Preston y Mayarí. La ruidosa explosión de una mina dio inicio al combate.
Un grupo de soldados apoyados por una tanqueta logró escapar, pero otra parte quedó cercada. El enfrentamiento se desarrolló intensamente por ambos bandos. Un testimonio, confeccionado por los excombatientes, relata en estos términos la situación de sus enemigos. “Los guardias se defendían en las cunetas y debajo de los carros, desde donde hacían fuego. Los combatientes rebeldes avanzaron más, cerrando totalmente la carretera e impidiendo el paso. Se veían los cuerpos de varios guardias muertos o heridos. La situación para ellos era muy difícil. No tenían escapatoria”. (3)
Las fuerzas que guarnecían Preston intentaron rescatar a sus compañeros y avanzaron por la línea del ferrocarril hasta caer en una emboscada donde fueron rechazados, entonces se llegó a un acuerdo con los sitiados: las tropas entregarían las armas y el parque, los oficiales podían conservar sus pistolas y todos serían trasladados a Preston; los heridos, por supuesto, serían atendidos. A las 3:00 pm del 31de diciembre se había producido la rendición total de estas tropas. Las bajas del ejército fueron doce muertos y un número mayor de heridos. Los rebeldes tuvieron un fallecido y dos heridos de los que uno murió posteriormente.
En la noche del 31 de diciembre al 1º de enero el dictador Fulgencio Batista Zaldívar, con su familia y un grupo de altos oficiales y políticos muy cercanos a él, escapó hacia República Dominicana. Entonces quedó formado un gobierno provisional dirigido por José Miguel Piedra, el magistrado de más antigüedad del Tribunal Supremo. Era un golpe bajo al mando del general Eulogio Cantillo con el propósito de frustrar el triunfo popular, pasemos a ver qué ocurría en el Regimiento 7.
Las fuerzas de este conjunto de tropas tomaron diversas actitudes ante esta nueva situación. La compañía destacada en Nicaro se negó inicialmente a rendirse. En horas de la mañana del 1º de enero de 1959 trataron de escapar en un barco, pero el fuego de los rebeldes los obligó a detenerse y luego aceptaron la rendición. (4) La guarnición de Buenaventura, un poblado situado en la carretera central entre Tunas y Holguín, fue atacada por los rebeldes en la noche del 31 de diciembre, al enterarse de la caída del tirano los rebeldes intentaron convencer a la guarnición para que se rindiera. El jefe de los revolucionarios, Arsenio García, “…les envió como tres veces un viejito del pueblo como emisario, y la última le dijeron que si volvía allí lo iban a fusilar” (5) El combate se desarrolló durante todo el día del 1º de enero, aunque sabían de la fuga del tirano. Al atardecer la guarnición se rinde.
Las fuerzas batistianas acantonadas en San Germán se encontraban en un gran estado de desmoralización. El cuartel estaba defendido por la guarnición de la guardia rural a la que se sumó una compañía enviada a mediados de diciembre. A esta tropa se agregó la columna de Sosa Blanco que había rescatado la guarnición de Cueto. Estas últimas en la retirada han tenido numerosos heridos y muertos, conocen el poder de fuego del enemigo, su valor y ya no tienen ningún deseo de combatir. Sumaron ese espíritu de derrota a la guarnición de San Germán. Establecen contacto con el mando de los rebeldes el 31 de diciembre, pero no se rinden incondicionalmente y piden la presencia del teniente coronel Nelson Carrasco y Artilles, capturado por los guerrilleros en el combate de Paraná, para negociar la rendición. Es la única unidad del Regimiento 7 que sin entrar en combate está dispuesta a rendirse.
El jefe de la Columna 17 que dirigía a los revolucionarios que bloqueaban a la guarnición de San Germán se trasladó a la zona de Santiago de Cuba, en busca de ese oficial, pero estaba herido. Y pese al estado de desmoralización no se produce la rendición hasta las primeras horas del día 1º de enero. (6) Es posible que su petición de que el oficial prisionero sirviera de mediador fuera una artimaña para ganar tiempo en espera del refuerzo del Regimiento porque, si realmente tenían pretensiones de rendirse, lo pudieron haber hecho apenas se enteraron de la huida de Batista.
El 1º de enero las fuerzas rebeldes bajo las órdenes de Eddy Suñol iniciaron las conversaciones con el teniente Pérez Palacio, jefe de la guarnición de Gibara. El cura del pueblo y un hermano del oficial sirven de intermediarios, hasta acordar que la rendición se produciría al día siguiente en horas de la mañana. (7)
Mientras en Holguín el primer día del año no se ha llegado a un acuerdo y las fuerzas del Regimiento se niegan a rendirse. El jefe del Cuarto Frente, Delio Gómez Ochoa, había elaborado un plan para conquistar la plaza de Holguín y según el testimonio ofrecido al autor de este texto:
“El plan era rodear el Regimiento con algunos pelotones y escuadras, para aislarlo de la ciudad y tomar la Estación de Policía y otros puntos custodiados como el Ayuntamiento, la zona Fiscal y la Audiencia. Controlados esos lugares, recrudecer el sitio sobre el Regimiento, atacándolo por el frente y por detrás; establecer una emboscada grande con los ciento veinte o ciento treinta hombres de Suñol en Aguas Clara para impedir cualquier retirada hacia la zona de Gibara y un pelotón con una ametralladora en la carretera central entre Holguín y Buenaventura, cerca de Matamoros, cumpliría la misma función en esa otra dirección.” (8)
El Ejército Rebelde fijó la fecha del ataque para el día primero a las 7:00 pm y solo se producen intercambios de fuego entre las postas del Regimiento y avanzadas rebeldes.
El combatiente Otto Munster Oliva recuerda que “…el 31 de diciembre por la noche, se avanzó sobre los puntos acordados de antemano, alrededor de la media noche empezaron a sonar los primeros tiros, se hizo un fuego intermitente durante toda la noche y al amanecer del día primero” (9)
La última operación realizada por el Regimiento fue él envío hacia Tunas de un refuerzo que a las once de la mañana del 1º de enero salió del recinto militar. Este estaba integrado por una tanqueta y varios camiones blindados. (10) En un lugar conocido por el Club de Cazadores, a pocos kilómetros del Regimiento, se enfrentó a las fuerzas rebeldes. Arístides Aguilar Sánchez, un miembro de la tropa guerrillera que combatió contra la caravana enemiga recordaría años después:
“Estábamos emboscados en el club de cazadores en la carretera central entre Holguín y Buenaventura y como a las diez y pico u once del día primero mandaron una tanqueta y varios camiones con chapas blindadas y nos prendimos con ellos; no pudimos hacerle nada porque no teníamos armas competentes para enfrentar los equipos blindados, combatimos un rato, tiraban cantidad y tuvimos que retirarnos hacia el campamento de Matatoros.” (11)
Mientras los soldados combaten el coronel Ugalde Carrillo, jefe del regimiento, escapa en un avión al extranjero. La nave salió de la pista militar de esta institución ante los ojos de muchos oficiales y soldados responsables de crímenes y torturas y que horas después responderían ante los tribunales revolucionarios. Algunos acabarían frente a un pelotón de fusilamiento. Aquellos esbirros, fieles al tirano hasta el último momento, eran abandonados por la alta jerarquía militar y como jefe del regimiento fue designado el coronel Aguilar, quien llegó vía aérea desde Bayamo. Entonces una comisión de civiles integrada por miembros de una logia masónica comienzan a mediar entre ambas fuerzas, poco después de las 11 de la noche del día primero se realizó un encuentro entre oficiales del regimiento y el mando rebelde en un templo masónico de la ciudad. Allí se llegó al acuerdo de que las fuerzas del regimiento se rendirían, algo que se efectuó al día siguiente.
En Antillas, el jefe de la guarnición, teniente Castellano, al enterarse de la huida del tirano se trasladó en un jeep acompañado de otros militares y el cura del poblado hasta una avanzada rebelde situada en las inmediaciones del puerto. Allí se negoció la rendición que se consumó.
En Banes, que tenía una guarnición más numerosa, el mando trataba de ganar tiempo para ver el desarrollo de los acontecimientos. Por eso se realizó una entrevista entre el Jefe de la Columna 16 y el de la guarnición de Banes, que proponía suspender las hostilidades dada la existencia de un nuevo gobierno en La Habana. Esto hizo que se decidiera por parte del comandante rebelde una tregua hasta las 6:00 pm y, luego de esa hora, atacarían. Al día siguiente el Escuadrón 75 de Banes se rindió. (12)
El combate más intenso librado el 1º de enero de 1959 en el territorio del Regimiento 7 fue la defensa del central Báguanos. Esta guarnición ocupaba el edificio de la llamada sociedad de color. (13) Este era una construcción de mampostería que había sido protegido con sacos de tierra.
En la noche del 31 los rebeldes penetraron en el batey y ocuparon el central azucarero. Como si fueran los dueños del silencio los Mau Mau dominaron posiciones cercanas al cuartel sin ser descubiertos. Sobre las ocho de la mañana dos soldados salieron, como siempre lo hacían, con un cubo en busca de leche para el desayuno. Los rebeldes abrieron fuego sobre los dos militares. El combate se inició a estómago vacío. Pero a los radios de batería de los vecinos llegó una noticia sorpresiva: Batista había escapado. Los rebeldes le gritaban a los soldados que Batista se había ido pero estos incrédulos siguieron disparando. Se envió a la joven esposa de uno de los soldados con un mensaje para el jefe de la guarnición. Pero no lo creyeron. El fuego se incrementó por ambos bandos.
El jefe enemigo solicitó apoyo a Holguín y a media mañana le enviaron una avioneta que disparo alrededor del cuartel y lanzó cajas de parque que cayeron en manos de los rebeldes. Luego llegó un B 26 acompañado de una avioneta que ametralló y bombardeo el indefenso batey; todo esto provocó varios incendios e hirió a una niña. Era la última acción de las Fuerzas Aéreas del Ejército, pero los rebeldes mantuvieron el cerco. Obtuvieron una bazuca con abundante parque y le hicieron dos disparos al edifico. La rendición se producía a las 5 de la tarde del día 1º. Los rebeldes consideraron que “la capitulación pudo haberse producido mucho antes, pero el jefe del cuartel tenía que responder por ciertas cuentas pendientes con el pueblo.” (14) Dos soldados estaban heridos. La guarnición fue puesta en libertad menos el jefe que quedó detenido.
Hasta donde sabemos en el Regimiento 7 se libraron los últimos combates contra la dictadura en la isla y en su territorio se efectuó el último bombardeo de la Fuerza Aérea del Ejercito. Pese al cúmulo de derrotas sufridas en los días anteriores y los ataques rebeldes y sobre todo la sorprendente noticia de que el tirano Batista había escapado estos hombres entraron en combate o trataron de eludir el entregar las armas con conversaciones para ganar tiempo o ventajas de la rendición. El análisis demasiado esquemático de que el ejército de la dictadura estaba desmoralizado en su conjunto no es aplicable al Regimiento número 7 y a otras unidades. En los estudios sobre la lucha contra la dictadura de Batista se considera, como idea subliminar, de que el ejército carecía de moral combativa. Esta última es una generalización que entra en contradicción con el desarrollo de los acontecimientos. Si analizamos la prolongada defensa de los cuarteles, la intensidad de algunos combates nos damos cuenta que hay que replantearse tales criterios. La propaganda argumentada por los revolucionarios durante el desarrollo de la lucha no ha sido sometida a una crítica histórica y se da como una verdad. La victoria del primero de enero no fue fácil. No pocas unidades del ejército combatieron intensamente.
Podríamos terminar esta aproximación a los últimos días de un regimiento batistiano afirmando que el coraje con que combatieron no pocos militares merecía una mejor causa y tal vez parezca una frase elegante y salomónica. También podríamos dejar a la crítica del tiempo para que juzgue a aquel ejército, pero el tiempo en ocasiones es un aliado de los injustos, hay diversos ejemplos de esa desmemoria: hoy no se recuerdan a las víctimas de Atila, el humo de la pólvora de las descargas de los pelotones de fusilamiento contra los comuneros en París se disipó. El muro donde fueron acribillados los cuerpos es un sitio turístico en un cementerio parisino.
El Regimiento número 7 dejó una profunda huella de sangre en la jurisdicción bajo su mando. Tan solo entre 1956 y 1957 fueron asesinadas más de cincuenta personas. En todos los casos los ultimaron luego de ser detenidos. En la lucha contra el movimiento guerrillero el listado es largo. Numerosos colaboradores o personas de las que se sospechaba que ayudaban a los rebeldes fueron asesinados. Era una costumbre el tomar represalias contra la población civil cuando los guerrilleros le propinaban un golpe a las fuerzas de la dictadura. Por citar un ejemplo, en Puerto Padre los rebeldes en noviembre de 1958 ajusticiaron en un bar a dos militares en una acción comando. La guarnición local detuvo a las ocho personas que estaban en el local, las torturaron y asesinaron. Ninguno de ellos tenía vínculos con aquel acontecimiento. El joven rebelde Joel Nieves fue herido en una acción en un lugar conocido por Los Novillos. Se ocultó en una casa vecina. Fue descubierto y ultimado. Era una historia que se repetía con cada prisionero.
El 26 de julio de 1953 y en los días posteriores decenas de jóvenes asaltantes de los cuarteles Moncada y Céspedes fueron torturados y asesinados. Las fotos de los militares del cuartel Moncada junto a los cuerpos de sus víctimas, sus poses tranquilas y satisfechas anulan, en el sentido moral, el valor desplegado por no pocos oficiales y soldados durante la guerra. Las salpicaduras de gotas de sangre que seguro alcanzaron los uniformes y el calzado de los militares en las salas de torturas del Moncada, acompañaría a las fuerzas armadas durante toda la campaña, sin embargo es necesario conocer lo más objetivamente posible las acciones del ejército de Batista, escapar del análisis simplista y panfletario que tanto reduce la historia de la revolución; aquellas salpicaduras de sangre en los uniformes de los victimarios son imposibles de borrar, no por un gesto sentimental sino objetivamente porque para los crímenes no hay olvido. Al ejército como institución de la dictadura de Fulgencio Batista siempre lo acompañará, en todo análisis de la historia, la sangre de los prisioneros torturados e inmolados, los alaridos desesperados del campesino quemado vivo en un bohío en el barrio de Candelaria por las fuerzas de Sosa Blanco.
NOTAS
1–Historia provincial de Las Tunas, Editora Historia, ob. cit. 2010, P 255.
2–Ibídem p. 255.
3– Comisión de Historia de la Columna 19 “José Tey”, Columna 19 “José Tey”, Segundo Frente Oriental “Frank País”, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1982. p.399.
4–Ibídem p.401
5–Minervino Ochoa y otros, Misión especial de operaciones, ob. cit. p 181
6– Comisión de Historia de la Columna 17” Abel Santamaría “Datos tomados del libro Triángulo de Victorias, Columna 17 Abel Santamaría, Casa editorial Verde Olivo, Ciudad de La Habana, 2008. p. 398
7–Mauro Mulet Ochoa, Gente de Campo, Ediciones Holguín, 2004, p. 117
8–Dolores Feria y otros, La columna 32 en combate, Ediciones Holguín, 1987, p. 90
9–Ibídem pp. 90 -91
10–Comisión de Historia de la Columna 17, Abel Santamaría p. 399
11–Ibídem pp. 91
12– Comisión de Historia de la Columna16, “Enrique Hart” Rumbo al triunfo de enero, Columna 16 “Enrique Hart”, Editorial Verde Olivo, 2008. p. 245
13–Ibídem p 238
14–Ibídem p. 244
En la guerra de independencia de Cuba contra España tomó parte un grupo importante de extranjeros. Una característica de estos eran que tenían formación militar. No pocos de ellos tenían la experiencia de la Guerra Civil de los Estados Unidos, la lucha del pueblo mexicano contra el imperio de Maximiliano, en la Guerra de Restauracion Dominicana, e incluso en la Francoprusiana. Una parte significativa eran oficiales de ejércitos regulares. El aporte de todos ellos fue fundamental al tratar de establecer una disciplina militar y enseñar a los cubanos el arte militar.
El grupo que desempeñó un papel en extremo formidable fueron los dominicanos. Calixto García, uno de los mas exitosos Generales de las guerras de independencia, afirmó en su diario personal, el 13 de enero de 1874, que en:
(…) esta guerra la desgracia que todos los jefes venidos del extranjero hayan carecido de aptitud para nuestra clase especial de guerra y esto ha hecho que en el país gocen de poca simpatía. Debo empero exceptuar algunos, entre ellos a los dominicanos, que han sido verdaderamente nuestros maestros y que han hecho la guerra en Cuba con cuantos recursos le ha sugerido su inteligencia. (1)
Sin embargo, estos dominicanos, muchas veces, recibieron el rechazo de los insurrectos cubanos. El General dominicano Luis Marcano fue el hombre que desempeñó un papel fundamental en la consolidación de las fuerzas revolucionarias en los primeros meses de la guerra. Fue el artífice de la toma de Bayamo en octubre de 1868. Luego llevó a cabo importantes operaciones en el Sur de Oriente.
En diciembre de 1868 fue designado jefe de la división de Holguín. El 18 de marzo de 1869 los revolucioanrios holguineros lo destituyeron del mando de su región. Máximo Gómez designado, en agosto de 1869, jefe de Holguin también sufrió las indisciplinas de los holguineros. Gómez fue víctima de las desobediencias de los hombres y mujeres a los que defendía.
En los momentos en que el bravo dominicano se disponía a invadir el Occidente del archipiélago, en 1875, una revuelta regionalista de las tropas orientales lo dejó sin refuerzo para llevar a cabo tal empresa. Pero estas contradicciones no solo se dieron en Oriente. Máximo Gómez fue destituido del mando de Las Villas y prácticamente expulsado de ese territorio por los jefes locales. Con amargura expresaria: “…los villareños son ingobernables por jefes que no sean de Las Villas” (2). Otros jefes militares extranjeros sufrieron iguales quebrantos como el General estadounidense Thomás Jordán que llegó a ser jefe del Estado mayor de las fuerzas libertadoras. Producto de las contradicciones que tuvo con los mambises camagüeyanos se vio obligado a dejar el alto cargo que tenía y retornar a su país.
Si existe una espléndida historia de solidaridad con la causa de la independencia cubana de cientos de hombres que como afirma un historiador cubano eran almas sin fronteras hay otra más triste de revolucionarios atrapados en las estrechos límites de los intereses regionales.
La historiografía ha condenado tales indisciplinas, pero raramente ha tratado de comprenderlas. A estos caudillos regionales se les considera el grupo de los “malos” de la historia de las guerras de independencia de Cuba. Se les juzga como los culpables fundamentales de tales miserias del espíritu. Para estudiar el papel de los jefes extranjeros en las guerras de Cuba es necesario analizar las circunstancias que facilitaron una sobredimención de las fuerzas regionales.
En el caso particular de Máximo Gómez, por su relevante papel, tanto en la contienda del 68 y el 95, el estudio de esas contradicciones nos permitirá acercarnos con más objetividad a su biografía. Casi siempre en los análisis que se hacen sobre las muchas contradicciones que tuvo Máximo Gómez con los líderes regionales cubanos se destaca su mal carácter o las miserias espirituales y ambiciones de algunos jefes regionales cubanos. Menos se tiene en cuenta las características de la guerra de Cuba y lo que significó el regionalismo para sobrevivir. En fin escuchemos las razones de estos individuos demasiado apegados a su terruño y sus jefes locales.
El regionalismo en el desarrollo de la guerra de 1868 no fue solo el gusto o preferencia por una región en específico por el simple hecho de haber nacido o ser vecino de ella. Si no se convirtió en una urgente necesidad o mecanismo de sobrevivir. Es cierto que existe una añoranza por la Comarca natal. Un deseo de los vecinos de cada jurisdicción el de ser dirigidos por líderes coterráneos. Hay diversos ejemplos de esto. Por solo citar uno de los muchos en Holguín al ser destituido del mando de la división y detenido Julio Grave de Peralta, el líder local por Thomas Jordán se producen deserciones. Un testigo afirma que “Decían los hombres que no peleaban sino con Julio Peralta” (3).
Este interés estrecho por la comarca llegó a crear un regionalismo respecto a las expediciones que enviaba la emigración cubana del exterior. Sobre esto escribió Carlos Manuel de Céspedes, presidente de la República de Cuba en Armas: «Con la tendencia que hay a apoderarse cada uno de las expediciones, como si fueran propias, muchas dificultades había promovido éste al gobierno, no llegando dirigida a él, sino en particular a determinados jefes; pues éstos se habrían creído más autorizados por eso a disponer de todo a su antojo.” (4)
Esta es una parte del regionalismo de 1868 y que también ayudó a conformar una espiritualidad en estos hombres y mujeres que sentían un orgullo desmedido de su región.
No podemos simplificar los conceptos regionalistas de los revolucionarios de la guerra contra España de 1868 a 1878 viéndolo desde un esquematismo estrecho. Una buena parte de la elite política militar sabía que extender la guerra a otras comarcas les era favorable. Incluso, se mostraron partidarios de invadir otras regiones. Algunos realizaron un esfuerzo considerable para apoyar a los revolucionarios de otros territorios. Tomemos, por ejemplo, al General Julio Grave de Peralta, muy vinculado a Holguín. En el momento en que las fuerzas de Bayamo refugiadas en Tunas, ambas regiones limítrofes con Holguín, decidieron regresar a su territorio, en febrero de 1870. Julio Grave de Peralta esta consiente que los españoles al producirse esta operación: “… acudirán allí y nos sacaran alguna fuerza de esta…” (5)
El 31 de enero de 1870, Julio le escribió al General dominicano Modesto Díaz, jefe de los bayameses dislocados en Tunas, que: “… le agradeceré me avise cuando vaya ha hacer su entrada en aquella jurisdicción para ocupar con el mayor numero de fuerzas que pueda el camino de Holguín a Bayamo, pues creo seguro han de salir tropas de este para aquel punto á auxiliar aquella parte.” (6)
Pese a tales criterios y ejemplos Grave de Peralta siempre operó estrechamente vinculado a su región natal. Incluso alcanzó cierta fama de ser un individuo de pensamiento bastante regionalista. No es nuestro objetivo valorar el pensamiento y la acción de este revolucionario. El asunto es que fuera o no regionalista en su criterio personal este líder y la mayoría de ellos debían de adaptarse a las condiciones de la guerra. Esta estaba estrechamente ligada a la comarca.
Existen otros ejemplos del pensamiento y la acción de no pocos líderes que tuvieron una connotación regional pero que actuaron en ocasiones fuera de los límites de su comarca. El mas elocuente fue el envío de un contingente de orientales a Máximo Gómez, en esos momentos jefe de Camagüey para la invasión a Las Villas.
Los mambises realizaron movimientos entre las jurisdicciones que eran verdaderas invasiones. Calixto García en una proclama a los holguineros, el 6 de abril de 1872, les comenta sobre una de estas operaciones.
“Compatriotas:
Hace unos dos meses que nombrado interinamente Jefe de Operaciones de este Distrito por el Gobierno de la República vine con algunas de las aguerridas y gloriosas fuerzas de Cuba y Jiguaní a levantar otra vez nuestro espíritu” (7)
En este sentido es necesario también analizar el regionalismo, no tanto por el pensamiento o los criterios personales de estos líderes, sino por las circunstancias en que se desarrollaban las acciones de ellos y sus compromisos con los vecinos de determinadas comarcas. En especial por todo este entramado de familias e intereses locales que lo rodeaban.
Casi siempre al analizar el ejército libertador tomamos los parámetros inculcados en el ciudadano común sobre las normas de un ejército regular. No se ha realizado un estudio hasta el presente sobre los mecanismos mentales de estos soldados de fila que los llevaban desde una obediencia ciega y en ocasiones a cumplir órdenes temerarias hasta inesperados motines donde destituían desde presidentes hasta Generales. Nos detenemos en la frontera de ese gran desconocido de la historia cubana: el soldado de fila mambí.
Los estudios sobre el regionalismo debían de comenzar desde ese análisis de las posibilidades reales de cada región a enviar hombres a otro lugar, más que concentrarnos en lo que pensaban o dejaban de pensar determinadas figuras de la Guerra de 1868.
Cualquier movimiento de tropas, por un tiempo considerable fuera del territorio, era en extremo doloroso para las familias mambisas que residían en la zona de donde eran extraídas las fuerzas. No por un concepto abstracto de amor desmedido al terruño natal sino por las duras realidades de la guerra. Desde el inicio de la contienda quedaba en evidencia lo complejo que significaba trasladar fuerzas fuera de la región donde operaban.
Donato Mármol y Felix Figueredo, dos Generales insurrectos cubanos, en una carta, de 22 de marzo de 1869, dicen: “Jiguani hace pocos días ha sido teatro de algunas escenas terribles. Aprovechándose el enemigo de que nuestra columna se había alejado por tener que operar en otra parte, hizo varias salidas, en las cuales puso fuego a muchas casas, asesino a unos cuantos sitieros pacíficos…” (8)
Esta historia lamentable se repitió de nuevo en este mismo lugar cuando, en agosto de 1869, las tropas fueron enviadas a Holguín bajo el mando de Máximo Gómez: “… como después de la salida de Gómez á operar en Holguín quedara sin defensores la zona del Cautillo. Los Negros, Contramaestre y el Mogote, se verificaron las terribles carnicerías por las guerrillas capitaneadas por Lolo Benítez (…) en una de las excursiones por la Loma del Infierno entre Guisa y Cautillo, mataron a machetazos 26 mujeres, algunas embarazadas. (9)
La invasión a Guantánamo realizada, en 1871, por Máximo Gómez fue una de las operaciones mas exitosas pues según Céspedes: “Gómez ha dejado a Guantánamo en buen estado: los enemigos quedan a la defensiva y destruido casi todo ese centro de producción.” (10)
El intelectual y mambí Ignacio Mora hizo otro análisis sobre la invasión a Guantánamo. En esa ocasión el General dominicano llevó consigo a la mayoría de las tropas de la División Cuba. (11). El territorio defendido por esas tropas quedó prácticamente indefenso: “… tiene distraídas nuestras pocas fuerzas en ese lugar, dando ocasión á que guerrillas de 15 hombres recorran toda la prefectura de Palma Soriano, asesinen impunemente á los infelices que viven en sus ranchos, destruyen las labranzas y cometen cuanto excesos les inspira el odio, sin que nadie se oponga a sus tropelías, y no se oponen por falta de hombres, que los hay de sobra, sino por falta de armas. La imprevisión y mal calculo de Gómez con la invasión de Guantánamo, es la causa de que el enemigo se ría de nuestros planes…” (12)
Ignacio brinda diversos ejemplos de la impunidad con que actuaban las fuerzas enemigas en el referido territorio. Entre otros asesinaron a la madre y hermanos del Teniente Coronel Camilo Sánchez: “En fin han recorrido impunemente en toda esta parte de Río Arriba. Ni un solo tiro han recibido: todas las fuerzas se hallan en Guantánamo…” (13)
Mientras la correlación de fuerza fuera favorable a los enemigos de la Revolución no era pensable dedicar hombre y medios para llevar la guerra a otras comarcas de forma permanente o por largos periodos sin producir serios contratiempos en la región de donde se sacaran las fuerzas. Estas posibilidades de extraer tropas y defender al mismo tiempo la región esta muy vinculada a la demografía mambisa.
Un líder mambí al referirse a esta operación hacia un peculiar razonamiento: “Con poca gente como tenemos es una ilusión figurarse que podemos tomar la mitad del ejército para hacer una empresa de difícil ejecución”. (14)
Por lo que es necesario ver una empresa de ese tipo también desde el punto de vista de la capacidad del Ejército libertador. Los líderes regionales que entraron en contradicciones con Máximo Gómez se enfrentaban a una situación que no parecía tener solución. Si subordinaban sus intereses regionales a los nacionales como quería el General dominicano y trasladaban tropas a otras regiones podían dejar a los vecinos de sus comarcas indefensos ante las operaciones enemigas. Por otro lado si no subordinaban los intereses regionales a los nacionales era imposible ganar la guerra.
NOTAS
1.-Diario de Calixto García, Archivo personal de Juan Andrés Cué Badé, Santiago de Cuba.
2.-Yoel Cordoví Núñez. Máximo Gómez tras las huellas del Zanjón. Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2005, p 125.
3.-Ibídem, p 69.
4.-Fernando Portuondo y Hortensia Pichardo. Carlos Manuel de Céspedes. Escritos. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1982, p 156.
5.-Museo Provincial de Holguín, Fondo Julio Grave de Peralta, Libro copiador, número 1171, del 27 de febrero de 1870.
6.-Museo Provincial de Holguín, Fondo Julio Grave de Peralta, Libro copiador, Copia número 1035.
7.-En: ANC, Donativos y Remisiones, Legajo 157, núm. 46-14.
8.-Félix Figueredo Díaz. La Guerra de Cuba en 1878. La Protesta de Baraguá. Publicaciones del Consejo Científico. Número 56, Ministerio de Salud Pública, La Habana, 1973, p 111.
9.-Antonio Pirala. Anales de la Guerra de Cuba, Madrid F. González Rojas, 1895, t I, p 660.
10.-Fernando Portuondo y Hortensia Pichardo. Carlos Manuel de Céspedes Escritos. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 1982, t III, p 91.
11.-La división Cuba comprendía el territorio de la antigua jurisdicción de Santiago de Cuba.
12.-Nydia Sarabia. Ana Betancourt Agramonte. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1970, P 152.
13.-Ibídem, P 143.
14.-Ibídem, p 207.
Hemos realizado un breve análisis sobre el desarrollo de la contienda en el territorio donde operaron las fuerzas del Cuarto Frente Simón Bolívar. Proponemos estructurar el desarrollo de este enfrentamiento en lo que llamamos “momentos”. Para esto nos basamos en dos aspectos; el desarrollo de las acciones combativas y las estructuras organizativas creadas. Aunque periodo es sinónimo de “momentos” pero también lo es de instante quizás más cercano a nuestro criterio pues en la historia de la humanidad o la de Cuba estamos ante un tiempo muy breve, un instante.
El término periodo se utiliza generalmente para un tiempo más prolongado y en algunas ocasiones en este análisis sobre las guerrillas en el referido territorio hablamos de meses o días. Por lo que no creímos aconsejable utilizar ese término de periodo o periodización. Aclaramos que la definición la hemos elaborado para organizar nuestros análisis sobre la guerra en esta región. No pretendemos proponerla como definitiva. El espacio estudiado comprende gran parte de las provincia Tunas, Holguín y Granma.
PRIMER MOMENTO: AGOSTO DE 1957 A MEDIADOS DE JUNIO DE 1958.
Hemos considerado como el primer alzamiento en la región el de Orlando Lara Batista, que según su testimonio lo realizó en agosto de 1957 y actuó en el territorio de los municipios Victoria de Las Tunas, Holguín y Bayamo. A partir de ese mes consideramos el inicio de la guerra de guerrillas. Este momento se caracteriza por varios alzamientos y la creación de pequeños grupos guerrilleros mal armados pero que con el apoyo de colaboradores y la aplicación de tácticas irregulares logran sobrevivir. Entre ellos, además del de Lara se encuentran los siguientes grupos: en la zona Cauto Embarcadero, el de Gerardo Hernández Silva, alias Juan Machado; por los alrededores de Tunas, el de Concepción Rivero y Marcos Carmenate; por Manatí y parte de Camagüey, el de Benigno González; por Vázquez y Yarey de Vázquez, el de Isael Cruz; por Puerto Padre, el de Otto Munster; en el Dorado, Alcibíades Bermúdez; en Veguitas, Idelfredo Figueredo; en Humilladero, Raúl Jiménez; por la Sierra de Gibara, Lizardo Proenza y Celso Leyva; por Cauto Cristo, Cacocum y San Germán, Carlos Borjas y otros.
Aunque todos se consideran subordinados a la guerrilla serrana dirigida por Fidel Castro tienen muy poco o ningún contacto con la Sierra. No es fácil encontrar en la inmensa cordillera a la pequeña guerrilla sino se cuentan con contactos. Un ejemplo es Lara que no es hasta diciembre de 1957 cuando Fidel envía en su busca a un combatiente que logra hablar con el comandante. Al parecer la mayoría nunca tuvieron ese contacto.
Este momento se caracteriza por dos intentos de Fidel de organizar las guerrillas en la región. El primero es el nombramiento en enero de 1958 de Orlando Lara como jefe de una zona en los llanos:
“Por este medio se hace constar que ha sido designado jefe de la Zona Oeste de Operaciones en la diagonal que va de Bayamo a Tunas, con el grado de Primer Teniente, al compañero Orlando Lara”. (1)
El segundo y más importante fue el nombramiento de Camilo el 16 de abril:
“De acuerdo con las conveniencias tácticas y atendiendo a la necesidad de coordinar nuestras fuerzas, se nombra jefe militar del triángulo cuyos vértices son las ciudades de Bayamo, Manzanillo y Victoria de las Tunas, al Comandante Camilo Cienfuegos.” (2)
Fidel fortalece la lucha en el llano con el envío de dos refuerzos. El primero conformado por 8 hombres armados con fusiles de guerra que le entrega a Lara en enero de 1958. Aunque bien es un grupo muy pequeño pero en aquellos momentos debió ser un esfuerzo considerable pues Fidel había enviado las columnas 3 y 6 fuera de la Sierra con gran cantidad de combatientes y armas. El segundo refuerzo de 22 guerrilleros de la Sierra Maestra que envió con Camilo. Aquí cabría similar análisis que hicimos con el refuerzo enviado a Lara. Fue un sacrificio significativo desprenderse de tal número de hombres y un capitán como Camilo.
La correlación de fuerzas continúa a favor del enemigo pero estas tropas mejor armadas permiten realizar acciones de cierta importancia como la toma del cuartel de Mir por Lara y la incursión de Camilo por la ciudad de Bayamo y otras realizadas por este comandante. Antes de la llegada de esos dos refuerzos no era pensable tal tipo de acciones.
Un acontecimiento muy significativo de este momento fue la orden impartida por Fidel a Orlando Lara el 11 de abril de 1958 que organizara una invasión a Camagüey con su tropa de escopeteros. Este envió dos destacamentos a esa provincia que operaron en esa región hasta septiembre que por orden de Lara retornaron a Oriente. Fue la primera invasión en la lucha contra Batista enviada fuera de Oriente y posiblemente la única integrada por escopeteros. Es un ejemplo de la confianza que tenía Fidel en la capacidad de estos hombres de sobrevivir en condiciones adversas como el llano.
La situación comienza a variar con la ofensiva del verano de 1958 contra la Sierra Maestra. Fidel retira del llano a las tropas de Lara y Camilo. El primero se dirige a la Cordillera para hacer una aclaración sobre una confusión de unas balas que le habían enviado al Che. Fidel dilucidada la situación le ordena que se quede con su guerrilla. Mientras Camilo recibe órdenes de Fidel en una carta del 12 de junio de retornar a la Sierra. Con el regreso de Camilo se cierra este periodo.
SEGUNDO MOMENTO: MEDIADOS DE JUNIO A FINALES DE AGOSTO
Las tropas que se quedan en la zona están muy mal armadas, menos Cristino que cuenta con varios fusiles de guerra. No sabemos si los capturó luego de la partida de Camilo o se los dejó este. Aunque queda un mando central en este caso bajo las órdenes de Carlos Borjas hay una disminución de las operaciones en término general pues no se cuenta con medios para librar acciones de cierta envergadura. Este es uno de los periodos menos estudiado de la guerra en el llano.
TERCER MOMENTO: FINALES DE AGOSTO Y SEPTIEMBRE
Camilo en marcha hacia Pinar del Río al frente de su columna destituye a Carlos Borjas de jefe de la región por errores que ha cometido y lo remite preso a la Sierra Maestra. Deja al frente del territorio que luego conformaría el Cuarto Frente a Cristino Naranjo. Este era miembro de la tropa de Camilo cuando bajó al llano por primera vez. Cienfuegos al retornar a la Sierra Maestra lo deja al frente de una pequeña guerrilla subordinada a Carlos Borja. Fidel con Camilo le envía a Cristino Naranjo un refuerzo de hombres armados con fusiles. Al parecer Fidel había recibido información sobre los errores de Carlos. El 21 de agosto le escribe a Camilo: “Investiga bien la conducta de (Carlos) Borjas, pues me parece que ese señor no promete nada bueno.” (3) Camilo le había dado referencias positivas de Cristino por lo que es posible que pensara en darle un papel más protagónico para subsanar los errores cometidos por Borjas.
El 5 de septiembre sale de la Sierra Maestra el pelotón 1 que integraría la columna 14. Por el número de hombres armados es la fuerza más importante enviada al llano, alrededor de 34 con fusiles y municiones.
Fidel había hecho un verdadero análisis social de las condiciones en los llanos. Comprendió como pocos a aquellos hombres y mujeres que se enfrentaban a la dictadura. Gente humilde producto del medio adverso en el que nacieron y se desarrollaron. Manuel Lorenzo López Reyes “Matthews” uno de los integrantes del pelotón 1 rememora las palabras de su comandante en el momento en que los despedía: “Fidel nos explicó las características de la zona donde operaríamos en ella lo había hecho Lara y más tarde Camilo, pero con la ofensiva habían subido a la Sierra y sólo quedaban algunos grupitos. Su composición social era compleja, mayoritariamente campesinos en estado de ignorancia casi total, entre los que imperaban concepciones contradictorias que originaban acusaciones mutuas de diversa índole. Teníamos facultad para formar tribunales pero Fidel no quería que cometiéramos ningún tipo de injusticia, las imputaciones que nos llegaran debíamos verificarlas sin dejarnos llevar por falsos conceptos, los casos en que no estuviéramos completamente satisfecho de las investigaciones debíamos remitirlos para la Sierra Maestra.” (4)
Fidel no solo se refirió a la situación social sino les detalló lo complejo que era combatir en un territorio con grandes desventajas y cómo afrontarlas:
“Insistió mucho en las dificultades del terreno, sumamente llano y con escasa protección para la aviación; el traslado hacia esas regiones resultaba riesgoso por estar patrulladas las carreteras cada cierto tiempo, fundamentalmente la de Bayamo a Manzanillo que necesariamente cruzaríamos. No podíamos llevar a cabo ningún tipo de operaciones hasta no conocer palmo a palmo el terreno y una vez que las planificáramos tener previsto los caminos de retirada y donde efectuar el próximo golpe. (5)
En septiembre se encuentran varios grupos de escopeteros y dos pelotones relativamente bien armados Oscar Orozco, jefe del pelotón 1, con alrededor de 34 y Cristino, jefe del pelotón 2, que cuenta con unos 25 fusiles de guerra.
Existe el peligro potencial de que politiqueros intenten incorporarse al carro de la revolución y buscar un espacio para el ya cercano día de la victoria. Al respecto en carta de Fidel a Orlando Lara de fecha 30 de septiembre le dice sobre el traslado de Oscar Orozco con el pelotón 1 a la zona de Gibara para apoyar la llegada del pelotón 3 bajo el mando de Suñol:
“Se va a encontrar allí con que existen algunos núcleos en formación de elementos auténticos de otras organizaciones. (….) Prostituyen esto. La cuestión fundamental es que ese territorio de Gibara pertenece a la columna tuya y allí no cabe dualidad de mando; después nosotros tendríamos qué cargar la culpa de los errores que esa gente cometa por allá. Orozco no debe darse por enterado de esas pretensiones. Que llegue y comience a operar. La mayor parte, de los elementos que hay por allí son del 26 de Julio. Si Orozco actúa con inteligencia se les pueden sumar los pocos fusiles buenos que por allí hayan y agrandar la tropa.” (6)
Estos grupos de politiqueros no pudieron desarrollarse en esta zona que fue incluida en la jurisdicción de la columna 14.
Fidel decide crear una columna bajo el mando de Orlando Lara que operara en gran parte del llano. Respecto a la estructura se da un caso bastante peculiar producto del vertiginoso desarrollo de los acontecimientos. El primer pelotón de la columna 14 se encentra en el territorio asignado por Fidel a la columna 14 y al mismo tiempo coincide con la jefatura de Cristino, que le había otorgado Camilo. Fidel para poner en marcha su plan espera a entrevistarse con Cristino por respeto a ese combatiente. Una vez efectuada la entrevista se comienza a establecer la nueva estructura. El propio Cristino forma parte de esa unidad rebelde como jefe de uno de sus pelotones. En ese momento se inicia la formación de la columna 14. Podemos considerar este un momento de tránsito.
CUARTO MOMENTO: OCTUBRE A PRINCIPIO DE NOVIEMBRE.
Fidel envía al llano en octubre al pelotón 3 de la columna 14 bajo el mando de Eddy Suñol que debía operar en el municipio Gibara y parte de Holguín. Designa jefe del pelotón 2 a Cristino Naranjo que opera entre la ciudad de Holguín y el Cauto. También remite a los llanos la columna 31 Benito Juárez que no forma parte del Cuarto Frente y por orden de Fidel durante la batalla de Guisa fue retirada de ese territorio. Pero es necesario tenerla en cuenta en los planes de Fidel para el llano.
El pelotón 1 luego de una incursión por la zona de Puerto Padre y Gibara para apoyar el traslado de la tropa de Suñol opera fundamentalmente entre Buenaventura y Holguín hostigando el transporte entre Tunas y la última ciudad. Oscar Orozco fue herido y queda como jefe del pelotón Arsenio García. La columna 12 Simón Bolívar bajo el mando de Eduardo Sardiñas se establece en el municipio Victoria de Las Tunas y concentra sus operaciones en intentar detener el tráfico de Camagüey a Oriente. Esta es una de las columnas más poderosa enviada por Fidel fuera de la Sierra Maestra pues debía de cumplir una misión difícil como era interrumpir las comunicaciones entre Oriente y Camagüey.
Estas dos columnas están subordinadas a Fidel con las que se comunica directamente. No existe una estructura intermedia. Todavía no se ha creado el Cuarto Frente. Cada una de estas columnas realizarán acciones como el combate de Las Presa, los Güiros y las numerosas acciones en la carretera central. Fidel ha creado una nueva estrategia que es desarrollar las operaciones en todo Oriente para desalojar al enemigo de esta región.
Es significativo que Fidel incluyó en el pelotón 3 de la Columna 14 una escuadra de las Marianas integrado por mujeres. Fue un gesto de confianza en el papel de las mujeres. Este pelotón actuaría en un territorio controlado por el enemigo, tendría que atravesar extensas llanuras vigiladas por la aviación, recorrida por unidades del ejército que contaban con blindados. ¿Resistirían estas mujeres tal prueba?
La escuadra de las Marianas estaba Integrada por cuatro mujeres, fueron consideradas por el jefe de aquella fuerza, el capitán Eddy Suñol, como un desperdicio de armas. Ahora contra toda lógica les entregaban armas y parque a aquellas cuatro jóvenes mujeres que parecían estar hecha para todo menos para matar a sus semejantes.
Es posible que Suñol y el resto de los combatientes pensaran que a las primeras caminatas, agotadas, se irían quedando rezagadas, dejadas en algún campamento guerrillero para que fueran devueltas a la seguridad que ya en esa época ofrecían las montañas de la Sierra. Si alguna lograba soportar aquellas marchas que parecían infinitas de seguro en el primer combate desarrollado en las desventajas del llano, las haría abandonar fusil y negarse a matar o morir para lo que parecían no estar hechas quienes son las hacedoras de la vida. Craso error, las cuatro bellas mujeres, como se puede comprobar en las fotos de la época, soportaron las marchas, fueron punta de vanguardia en los combates.
QUINTO MOMENTO; PRINCIPIOS DE NOVIEMBRE HASTA EL 2 DE ENERO DE 1959
Según testimonio de Delio entre el 11 y 12 de octubre Fidel le comunica la creación de un frente guerrillero en la zona llana del norte de oriente que él dirigiría. Le asigna una columna, la 32, con la que sale de la Sierra el 23 de octubre. Como parte de los planes contra la farsa electoral realiza una incursión en la ciudad de Bayamo. El extravío de los guías le impide realizar la operación en la noche del 2 al 3 con el apoyo de unos morteros, pero el día 3 la efectúa.
Podemos considerar que el frente se comienza a consolidar a partir de la noche del 3 de noviembre que Delio concluida la incursión por las calles de Bayamo, se dirige hacia su territorio y en los días posteriores contacta con los jefes de columnas y pelotones asignados. Por lo que el funcionamiento del frente es alrededor de 50 días. Uno de los objetivos estratégicos del frente es interrumpir las comunicaciones entre Oriente y Camagüey y liberar el territorio asignado.
Como estructura de frente este realiza varias operaciones significativas bajo la dirección directa del jefe del frente Comandante Delio Gómez Ochoa un experimentado combatiente de la lucha guerrillera y clandestina. Una de estas es la acción contra una poderosa columna del ejército bajo el mando de Sosa Blanco que entre el 28 de noviembre y el 15 de diciembre realizó un recorrido por el territorio donde operaba el pelotón 3 de la columna 14. Este recorrido se inicia con el combate de la Entrada de San Andrés donde la tropa de Sosa es derrotada. Pero reforzada se trasladó al escuadrón 73 en Delicias creando un estado de incertidumbre entre los rebeldes pues no sabían que rumbo tomaría. Contra esta tropa enemiga actúa la columna 32 y el pelotón 3 de la columna 14. El jefe del frente con su columna ha concentrado su interés sobre esta tropa que por su poder, agresividad y crueldad es un peligro tanto para los rebeldes como la población civil. Delio dedica dos unidades a enfrentarla.
Otra operación realizada como frente fue la emboscada de La Cadena con la participación de la columna 32 y la 14. Fracaso por error de un combatiente que estalló una mina antes de la llegada de un camión blindado.
Otra de estas operaciones importante que realiza el frente como unidad de cohesión y coordinación de las diferentes columnas fue el ataque y toma de Puerto Padre donde participaron el pelotón 1 y 2 de la columna 14, una tropa de la columna 12 agregada a la 32 y esta última columna. La operación fue planificada por el jefe del Frente con gran precisión y merece un detallado estudio como un ejemplo de la toma de una ciudad por los guerrilleros.
La más importante operación realizada por el frente fue la ofensiva final en los últimos días de diciembre y el primero de enero. Esta fue orientada por Fidel. El 30 de diciembre Delio le escribió a Suñol; “Acabo de regresar de una entrevista con Fidel en la que acabamos de trazar algunos planes.” (7) Gómez Ochoa es más explícito hasta donde se puede ser en una carta en medio de la guerra: “Fidel me dio una trípode y 10 000 balas también me manda un mortero 81 pues mi misión consiste en atacar a Holguín el día 31.” (8)
En entrevista del autor con Gómez Ochoa este nos informó que la ofensiva final consistía en atacar Tunas por las fuerzas de la columna 12, capturar a Buenaventura por las tropas del pelotón 1 de la Columna 14, sitiar la jefatura del regimiento 7 y Holguín por la columna 32, el pelotón 3 de la columna 14 y un refuerzo enviado del Segundo Frente por orden de Fidel.
La guarnición de Buenaventura resistirá hasta la tarde el primero de enero que se entrega. Hay intercambio de fuego en torno a la jefatura del regimiento pero la caída de la tiranía pone fin a la guerra. El primero de enero se rinde el escuadrón de Tunas y el día dos el regimiento de Holguín. La guerra había concluido.
NOTAS
1–Orden de Fidel Castro Ruz del 16 de enero de 1958 Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
2–Gálvez Rodríguez, William, Camilo Señor de la Vanguardia, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1979.
3–Fidel Castro Ruz, , De la Sierra Maestra a Santiago de Cuba La contraofensiva estratégica, Oficina de publicaciones del Consejo de Estado, República de Cuba, La Habana, 2010. , p 59.
4–Minervino Ochoa Carballosa, , Dolores Feria Rojas, Jose R. Murt Mulet y Jose Abreu Cardet, Misión Especial de Operaciones, Sección de Investigaciones Históricas del Comité Provincial del PCC en Holguín, 1990. p. 13.
5–Ibídem. pp 13 y14.
6–Carta de Fidel Castro a Orlando Lara del 30 de septiembre de 1958 Oficina de Asuntos históricos del Consejo de Estado.
7– De Delio Gómez Ochoa a Eddy Suñol Ricardo 30 de diciembre de 1958. Oficina de Asuntos históricos del Consejo de Estado.
8–Ídem.
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