En los preámbulos del 150 aniversario del inicio de las guerras de independencia contra el dominio colonial, 10 de octubre de 1868, hemos decidido publicar una serie de documentos que hasta hoy están inéditos. Entre ellos, el informe del jefe de una unidad española sobre la captura de la familia del Mayor General Manuel de Quesada. Una hermana de este patriota, Ana, era la esposa de Carlos Manuel de Céspedes.
El acontecimiento tiene un impacto nacional por la relevancia de las figuras, y ejemplifica un acontecimiento que ocurría en toda la isla. La persecución implacable de los colonialistas a la familias de los mambises. Sabían los esbirros que aquellas mujeres y niños indefensos eran en buena medida la base de la resistencia de los independentistas.
El documento revela la resistencia de estas patriotas para no caer prisioneras, la negativa de ofrecer cualquier tipo de información a sus captores. También el miedo que provocaba en los enemigos este puñado de mujeres. El ejemplo que se desprendía de ellas será una preocupación de las autoridades que de inmediato las enviaron a La Habana y nada menos que escoltadas por el teniente coronel Federico Esponda, quien sería derrotado por Calixto García en enero de 1874 en Melones, actual municipio de Rafael Freyre, en la provincia de Holguín.
La familia de Calixto García sufrió igual suerte, pues fueron capturadas en 1870 en los campos holguineros y enviadas con grandes precauciones a La Habana y luego expulsadas de la isla. La historia se repetía en Camagüey, Las Villas u Oriente. Incluso en los territorios que no se habían sublevado del occidente de la isla a las familias de las que se sospechaban que apoyaban a la insurrección o uno de sus miembros militaba en esta, les confiscaban todos sus bienes y las obligaban a trasladarse al exterior. Este documento nos lo entregó el historiador alemán Volker Mollin en un gesto de generosidad que queremos agradecer. A continuación reproducimos el documento.
Comandancia General Departamento del Centro(1)
Estado Mayor
Seccion Campaña.
El Teniente Coronel del pr Bon del Rgto Infanta del Rey D Federico Esponda á quien comisioné para que con una columna á su mando sorprendiese el Guasimal donde según noticias de un presentado debía hallarse Carlos Manuel Cespedes y su familia me dice con fha de ayer lo siguiente:
“Escmo Sor- Siguiendo en todo las instrucciones verbales que V E se sirvió darme y arreglado á lo que tubo á bien prevenirme en oficio fha 18 del actual emprendi la marcha en la noche del mismo dia con las contraguerrillas del Rey, Reyna, San Quintin, Puerto Principe y una Seccion de Caballeria con dirección al Guasimal distante 9 ó 10 leguas de esta plaza. Como el camino por efecto de las aguas estaba casi intransitable y el estado de cansancio de algunos caballos no permitia la mayor velocidad en mi marcha agregándose á esto el que los prácticos se estraviaran no pude llegar al espreso punto á la hora que me proponía. Sin embargo cuando lo efectué rodeándolo convenientemente y asaltándole por el monte que tenia á su espalda y por el frente me posesioné de diez y siete casas hechas con bastante esmero de las que se vieron huir algunos hombres quedando solo en ella once mujeres y niños blancos, una negra y un negro, que me rogaron encarecidamente las dejara en el campo haciendo cuanta resistencia les fue posible para conseguirlo por lo cual comprendí serian de alguna importancia y resolví traerlas á esta plaza como lo hé efectuado.- Al llegar á las casas la fuerza que benia por el monte á las órdenes del Capitan D Manuel Moreno, recibió dos disparos de unos individuos que estaban de centinela que fueron muertos inmediatamente por la misma que hirió también á otros dos mas que lograron escaparse recogiéndose escopetas, dos fusiles y un revolver como también las once mujeres una bandera de seda, signo de la insurreccion y un porta pliegos ó cartera en que estaba bordada la escarapela.
Sin perder mas tiempo emprendí la marcha de regreso recogiendo el Batallon de San Quintin que V E dispuso saliese de protección y que hallé á tres leguas del punto en cuestión llegando a esta ciudad á las 6 ½ de la tarde del dia siguiente.
Lo que tengo el honor de trasladar á VE para su conocimiento, incluyendo la adjunta relación en que figuran los nombres de las personas que trajo á esta plaza la espresada Columna, entre las cuales figura Dª Carmen Loynas de Quesada, y tres hijos Dª Concepcion y Dª Caridad, madre y hermanas del titulado General Quesada y así mismo madre política y cuñadas del llamado Presidente Carlos Manuel de Cespedes que ocultaron sus nombres no solo al Gefe de la Columna al ser aprehendidas sino á mí Autoridad al llegar á esta plaza por lo cual he juzgado conveniente su permanencia en esta Ciudad pues podrían ser agentes peligrosos del enemigo y de acuerdo con los deseos que ellas mismas me manifestaron de trasladarse á la Habana, he dispuesto marchen en el dia de mañana á esa Capital y á disposición de V E acompañadas por el Tente Cornel del Regto Infa del Rey D Federico Esponda lo que espero merecerá su supor aprobación.
Dios guarde á VE muchos años Puerto Principe 21 de set de 1870
Escmo Señor
Pedro (ilegible)
RELACIÓN QUE SE CITA
Nombres
Dª Isabel Castillo de Castillo, casada con dos hijas que son
Dª Edma casada con una niña
Dª Clemencia
Dª Carmen Loynas de Miranda con sus dos hijas Concha y Caridad
Dª Ana de Loret Mola con tres niños de corta edad (madre de Quesada)
Moreno.- Benjamin de Cisneros
Morena.- Juana Camesoltas
Puerto Principe (2) 20 de set de 1870
Es copia
El teniente coronel comandante jefe de
Jose de Nicolau (3)
Notas
1—Se ha respetado la ortografía original.
2—Puerto Príncipe se le llamaba al actual Camagüey.
3– El original de este documento se encuentra en el Servicio Histórico Militar, Madrid, España, Legajo 12, Ponencia 34, Armario 3, tabla
El 1º de enero de 1869 procedente de la jurisdicción de Camagüey llegaba a la población de Tunas una poderosa columna bajo el mando del general Blas de Villate, Conde de Valmaseda.
El objetivo de esta era reconquistar la ciudad de Bayamo donde Carlos Manuel de Céspedes había establecido el primer gobierno independentista cubano. Valmaseda se caracterizaría por su crueldad contra los independentistas cubanos y, en general, contra la población civil. En el estado mayor de la columna que comandaba se encontraba otro asesino; Valeriano Weyler. Los colonialistas estaban en una situación muy compleja, pues el objetivo era reconquistar Bayamo. Pero para esto debían de atravesar el Cauto, un río caudaloso y con los mambises ocupando la orilla contraria.
Valmaseda decidió hacer una maniobra de engaño a sus enemigos: de Tunas marchar hacia Holguín y que los independentistas intentaran reforzar esa plaza disminuyendo las tropas de Bayamo. Los mambises, luego de un prolongado sitio no habían logrado rendir a la guarnición hispana de Holguín. Una poderosa columna que desembarcó en Gibara los obligó a levantar el cerco a los colonialistas. Pero la situación de estos no era muy halagüeña. Las tropas cubanas bajo el mando de los generales Luis Marcano y Julio Grave de Peralta los tenían sometidos a un estrecho bloqueo. Por lo que el movimiento de Valmaseda parecía bastante lógico al tratar de reforzar aquella plaza. El día 5 de enero la columna salió de Tunas rumbo a Holguín. Un militar español en sus memorias sobre aquellos acontecimientos nos dice:
“5 DE ENERO. (1)—A las seis de la mañana se han dado las órdenes para, emprender la marcha á las nueve. Suspendo mi relato hasta la noche que seguramente tendré material para llenar algunas cuartillas.
Después de un día sofocante y de haber tomado al enemigo dos fuertes trincheras á la bayoneta, llegamos á las cuatro de la tarde con un calor espantoso, al potrero Las Arenas.
El enemigo se nos presentó durante el día en todas las cejas de monte que atravesamos, pero siempre fue batido, y en vano trató de defender con calor una ventajosísima posición en que tenía colocada una trinchera, pues nuestros soldados se arrojaron á ella, como leones, á la bayoneta, sufriendo el fuego contrario, y fue puesto en precipitada fuga.
Las dos trincheras se hallaban formadas con gruesos troncos de caoba y cedro, que demostraban haber empleado largo tiempo en su colocación en aquel punto. El general dispuso se les diese fuego y se las inutilizase los más que fuese posible.” (2)
Los mambises no contaban: ni con suficientes armas, ni parque para enfrentar a las bien equipadas fuerzas enemigas por lo que recurrieron a la táctica de hostigar al enemigo desde posiciones ventajosas y retirarse. Lo que este militar hispano en sus memorias considera victorias eran típicas acciones guerrilleras. Un acontecimiento inesperado le ocurre a la columna enemiga, su jefe, Valmaseda enferma súbitamente:
“A la llegada á las Arenas tuvimos un disgusto general: el calor del día había sido insoportable, y S.E. se hallaba congestionado. Era la mayor plaga que nos podía ocurrir; era la mayor angustia con que la Providencia podía abrumarnos. (…) Gracias á los esmerados cuidados del Dr. Teixidó, logró calmarse la congestión, sin tener que apelar á la lanceta; y á las diez de la noche ya se hallaba S.E, más despejado.”
“Salimos al día siguiente á las 7 de la mañana del potrero Las Arenas en dirección al paso del Salado, y á las tres cuartas partes del camino hizo la columna un movimiento estratégico que todos ignorábamos, y que hasta los dos días no pudimos apreciar sus resultados. El paso del rio Salado era uno de esos puntos estratégicos más bonitos para llevar á cabo una operación militar como la que simulamos.
El general firme siempre en su propósito, de desconcertar al enemigo y desorientarlo con sus evoluciones emprendió un movimiento sobre Holguín: continuamos por el camino de esa ciudad al Boajato. (3)” (4)
El llamado “movimiento estratégico” comenzó a ejecutarse cuando la columna española después de Las Arenas abandonó el camino real y tomó las veredas que conducían a las haciendas de San Joaquín y Ojo de Agua, como si buscara el camino carretero de Majibacoa a Holguín. Pero después de dos días de marcha se detuvo en el potrero Guajaco, a poca distancia del río Salado donde constituyen el campamento. Allí encuentran una casa abandonada en la que se había establecido una pequeña partida insurrecta que ante la presencia de la poderosa columna se retira. Siguiendo el testimonio del militar español este nos cuenta que:
“Dormimos á un tiro de bala de la casa, al raso, en una hondonada inmediata á un pozo, único que habíamos encontrado en todo el día: tal era la sed que nos acosaba con el polvo, el calor y el fuego del día, que en este pozo contemplamos nuestra delicia. El agua que contenía el pozo era muy poca, y tuvimos que repartirla á ración, no era la primera vez que sucedía.”
“Establecido el campamento se dedicó la tropa á cuidar el ganado y á cocinar sus ranchos: á las tres horas se había agotado el agua del pozo; a cambio las nubes nos la enviaron abundante á media noche, como si quisiesen refrescarnos de los calores del día, por más que no les agradeciésemos la atención.”
“7 DE ENERO. —.Salimos dé los terrenos del potrero, al amanecer, y con un día en estremo lluvioso; tuvimos algunos tiros que creímos serían de las avanzadas enemigas antes de huir, Ios cuales pusieron bastante en peligro la vida del jefe de E. M. señor Weyler, y del alférez de voluntarios su hermano, que van en la vanguardia, y llegamos sin novedad al potrero Naranjito, en donde pernoctamos. Este día fue muy escasa la ración por no haberse cogido reses.” (5)
El general Julio Grave de Peralta, al conocer de que la columna del conde de Valmaseda había entrado en Tunas, tomó medidas. En carta al capitán Ramón Guillot le expresaba:
“Teniendo noticias de que varios puntos de ese partido se encuentran abandonados sin guardias ni rondas y que donde existen estas no cumplen con la obligación que tienen contraidas cuyas consignas deven darles las superiores espero que redoble U. la vigilancia para aquellos individuos empleados en dicho Servicio nombrando personas entendidas que sirvan de Comandantes a fin de evitar una sorpresa por el enemigo por lo cual se recibiran graves prejuicios. Tambien he tenido noticias de que el Gral. Villate ha entrado en las Tunas con una columna con ideas de seguir á Bayamo ó tal vez en esta direccion por tanto espero que U. con su celo y actividad procure formar cuantas trincheras considere necesarias en aquellas puntos mas importantes ostruyendo todos los caminos por donde considere que pueda marchar el enemigo, valiendose para emprezar tanto de las fuerzas que a su mando se encuentran dedicando tambien á dichos trabajos á todos los vecinos que hubiese reclutado el C. Comisionado Armelio del Monte el cual los dejara á sus ordenes sin perjuicio de cumplir la prevencion que en esta misma fecha le hecho sobre el particular remitiendome en su oportunidad la relacion de los reclutados encargandole especialmente me avise con la rapidez necesaria de cualquiera novedad que se advierta Dios Patria Y Libertad. Ingenio La Caridad. Enero cinco de 1869= El Gral = Julio G. de Peralta= Al C. Ramon Guillot Capitan Juez Local de Guabaciabo.” (6)
Valmaseda varió el rumbo, dejó el camino hacia Holguín y avanzó hacia Bayamo. Mientras, los mambises habían cometido un error lamentable, Donato Mármol el jefe de las tropas encargadas de enfrentar a los hispanos decidió atravesar el río Cauto y esperar a los contrarios en el Salado. Un río perfectamente vadeable por el enemigo. La emboscada que le tendió fracasó. Los españoles contando con artillería y una tropa armada de fusiles y abundante parque derrotaron a los mambises que contaban fundamentalmente con escopetas y machetes. El camino de Bayamo estaba abierto.
Julio Grave de Peralta le escribió a Céspedes el 10 de enero de 1869:
“En este momento acabo de recibir del C. Capitan de Guabaciabo el oficio que literalmente dice asi con fecha de antes de ayer= En contesta a su comunicación fecha de hoy, las tropas enemigas se hallaban situadas en la hacienda Naranjo hoy mismo se han marchado remontando los mejores pasos del Cauto y por dos espias que tenia puesta ha sido apresado un soldado que se presento y ha manifestado que van como mil setecientos hombres. Lo que pongo en conocimiento de U. según sus instrucciones. La necesidad imperiosa de atender al sitio de Gibara y Holguín no me permite el prontisimo placer que tendria de operar á sus ordenes alli y participar á la vez de la gloria que ojala obtengamos consiguiendo rechazar al enemigo:”(7)
Los bayameses incendiaron su ciudad antes de entregarla al enemigo. Céspedes tuvo que retirarse a los campos y bosques implacablemente perseguido por el enemigo. Bayamo más que derrota fue un símbolo de la resistencia.
Notas:
1—Se ha respetado la ortografía y redacción original de los documentos que reproducimos textualmente.
2– Teodorico Feyjoo y de Mendoza: DIARIO DE UN TESTIGO DE LAS OPERACIONES SOBRE LOS INSURRECTOS DE LA ISLA DE CUBA. Llevadas á cabo por la columna á las órdenes del Excelentísimo Sr. General Conde de Valmaseda. HABANA: IMPRENTA MILITAR DE LA V. E HS. DE SOLER. Calle de la Muralla número 40. 1869.
3— El nombre de la sabana era Guajaco
4– Teodorico Feyjoo y de Mendoza DIARIO DE UN TESTIGO DE LAS OPERACIONES SOBRE LOS INSURRECTOS DE LA ISLA DE CUBA. Llevadas á cabo por la columna á las órdenes del Excelentísimo Sr. General Conde de Valmaseda. HABANA: IMPRENTA MILITAR DE LA V. E HS. DE SOLER. Calle de la Muralla número 40. 1869.
5– Teodorico Feyjoo y de Mendoza DIARIO DE UN TESTIGO DE LAS OPERACIONES SOBRE LOS INSURRECTOS DE LA ISLA DE CUBA. Llevadas á cabo por la columna á las órdenes del Excelentísimo Sr. General Conde de Valmaseda. HABANA: IMPRENTA MILITAR DE LA V. E HS. DE SOLER. Calle de la Muralla número 40. 1869.
6—Museo Provincial de Holguín La Periquera Fondo Julio Grave de Peralta. Libro de borradores copia numero 35. Ingenio La Caridad. Enero cinco de 1869= El Gral = Julio G. de Peralta= Al C. Ramon Guillot Capitan Juez Local de Guabaciabo.”
7–Museo Provincial de Holguín La Periquera Fondo: Julio Grave de Peralta. Libro de borradores copia numero 51. Cuartel Gral. de la Caridad diez de Enero de 1869= El Gral= Julio Grave de Peralta= Al C. Gral. en Gefe del Egercito Libertador de Cuba Carlos Manuel Céspedes”
La prestigiosa editorial Abril de La Habana acaba de publicar el libro MAU MAU Y CASQUITOS: EL REGIMIENTO 7 CONTRA LAS COLUMNAS GUERRILLERAS (1958) de los historiadores Marilú Uralde Cancio y Jose Abreu Cardet. Mientras el texto llega a las librerías ponemos a disposición de los lectores de Memoria Holguinera la introducción de esa obra:
“Existe una amplia bibliografía sobre la lucha contra la dictadura del general Fulgencio Batista Zaldívar, escrita tanto por combatientes revolucionarios e historiadores profesionales. Posiblemente, después de las guerras por la independencia desarrolladas durante el siglo XIX, estamos ante uno de los periodos más estudiados del pasado de la Isla. Esto ha creado una base muy importante de información, tanto documental como bibliográfica, para los estudiosos actuales y futuros de aquellos acontecimientos.
“Sin embargo, como una característica que se reitera, los textos escritos sobre el referido periodo están matizados por la pasión; aspecto que no es perjudicial, pero que puede entrañar riesgos para el análisis. Los héroes caídos en combates, los mártires torturados por los esbirros del tirano estaban muy cerca en el tiempo. Los vecinos recordaban su andar por calles y plazas. Dirigentes políticos o militares habían sido sus compañeros del pelotón guerrillero o la célula clandestina. Cada municipio, ciudad pequeña o grande tomó con mucho respeto la tarea de homenajear a sus caídos. Se levantaron tarjas en los lugares donde aparecieron los cuerpos torturados, en el rincón donde el guerrillero cayó baleado en desigual combate. Se erigieron monumentos escultóricos y se fomentaron peregrinaciones a la tumba del héroe, a su última trinchera, al escenario de su martirio. Los paradigmas de la revolución tuvieron sus raíces en la lucha contra la tiranía. La radio, la televisión, el cine, la prensa escrita, la literatura histórica y en general la propaganda fueron factores determinantes en mantener viva esa memoria y, sobre todo, idealizarla.
“Los miembros de las fuerzas armadas de la dictadura salieron muy mal parados en ese mundo espiritual. Se les consideró como gente unánimemente desmoralizada, tropa mercenaria cuyo límite del sacrificio llegaba hasta los dígitos de sus salarios. Inconscientemente con tales apreciaciones se tendía a disminuir la victoria de enero de 1959. Entonces, en consecuencia, podríamos preguntarnos ¿qué mérito puede tener el derrotar a una multitud de cobardes y desmoralizados? Según ese tipo de análisis las derrotas de las fuerzas revolucionarias se debieron a errores de los combatientes, en ningún caso a la eficacia enemiga.
“A más de medio siglo de aquellos acontecimientos, la historiografía paulatinamente comenzó a distanciarse del discurso político y la mera propaganda; de hecho han aparecido textos –entiéndase artículos y libros- como el de Roberto Pérez Rivero (1) qué podrían señalar o indicar una frontera, si bien los mismos poseen en su análisis un enfoque de carácter nacional.
“Se han realizado numerosos estudios de carácter regional sobre las fuerzas revolucionarias. Pero hasta el presente no se ha publicado un análisis regional sobre las fuerzas de la dictadura y que, no por contrarias, carecen de importancia para nuestra intención. En el presente texto intentamos llenar ese vacío con respecto a gran parte del norte del oriente cubano. Nuestro propósito es analizar una unidad del ejército denominado regular durante la lucha contra las columnas rebeldes en el año 1958: nos referimos al Regimiento número 7 Calixto García de la guardia rural que tenía su jefatura en la ciudad de Holguín.
“La guardia rural surgió en la primera intervención de los Estados Unidos. Durante toda la República se fue perfeccionando e incrementando sus fuerzas, llegando a ser uno de los pilares del ejército cubano. En abril de 1958 contaba nacionalmente con 12 543 efectivos. En esa fecha el ejército sumaba unos 20 877. Como expresa el historiador Pérez Rivero, “lo cual nos indica que el principal componente de infantería del ejército era precisamente la Guardia Rural”. (2) El número de integrantes del ejército posteriormente se incrementó por medio del reclutamiento realizado por el Servicio Militar de Emergencia.
“En 1958, que es el momento que analizamos, el ejército batistiano había estructurado las fuerzas de la guardia rural en 7 regimientos. En cada provincia había una de estas unidades excepto en la de Oriente que tenía dos; el número 1 tenía su jefatura en la ciudad de Santiago de Cuba y el número 7, en Holguín. Este último tenía en su jurisdicción a los norteños municipios de Victoria de las Tunas, Holguín, Puerto Padre, Gibara, Antilla, Banes, Mayarí y Sagua de Tánamo.
“Este texto no es la historia del Regimiento número 7 Calixto García. No es esa nuestra intención sino tan solo analizar la acción de la referida unidad contra las columnas rebeldes del Segundo Frente Oriental Frank País y el Cuarto Frente Simón Bolívar en el año 1958. Se han divulgado numerosas historias de las acciones de las guerrillas rebeldes contra las fuerzas de la tiranía. En este caso trataremos de ver el asunto al revés.
“La falta de un estudio publicado sobre el Regimiento 7 nos sitúa ante un espacio vacío en los análisis de las estructuras represivas de la tiranía de Batista en la región. Esa es una de las dificultades que encontramos al emprender esta obra. Aunque algunos autores que han investigado sobre el siglo XX holguinero hacen referencia, en mayor o menor medida, a esta unidad militar no se ha llevado a la imprenta hasta el presente un libro sobre ese tema. Sabemos por referencia de la existencia de tres monografías sobre el Regimiento 7. Una es del historiador Armando Cuba de la Cruz, otra un trabajo de diploma de Anais Repilado Cabrera y un texto de Sonia Mariño. Los tres permanecen inéditos.
“El año 1958 era recibido con optimismo por los revolucionarios que se enfrentaban al régimen batistiano. Este se había establecido por medio de un golpe de estado, el 10 de marzo de 1952. Las fuerzas de la dictadura habían actuado con éxito frente a sus opositores. El asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, de Santiago de Cuba y Bayamo, respectivamente, habían fracasado. Si bien en el combate murieron muy pocos asaltantes una parte importante de estos fueron hecho prisioneros y asesinados. El régimen logró aplastar el movimiento dirigido por García Bárcenas, una conspiración militar llamada de los ´Puros´ también fue liquidada. El ataque al cuartel Goicuría de Matanzas, en abril de 1956, fue rechazado.
“El desembarco de la expedición del Granma, desde las miras de la dictadura era un fracaso. Los expedicionarios fueron dispersos, no pocos de ellos murieron en acción o tomados prisioneros fueron asesinados. El alzamiento del 30 de noviembre tuvo que replegarse luego de un éxito inicial y las calles de la ciudad de Santiago de Cuba volvieron a manos de las fuerzas represivas. El desembarco del Corynthia, en mayo de 1958, fue liquidado. La sublevación de la marina de septiembre de 1957, en Cienfuegos, fue aplastada.
“Pese a esa larga aritmética de fracasos los revolucionarios iniciaron el año 1958 con nuevos bríos. La guerrilla de la Sierra Maestra que había logrado sobrevivir y fortalecerse envió dos columnas, la tres y la seis bajo las órdenes de los comandantes Raúl Castro y Juan Almeida respectivamente que crearon dos nuevos frentes guerrilleros. Desde la Sierra Maestra mandaron a los llanos del Cauto a Camilo Cienfuegos con un pequeño destacamento que organizó las guerrillas de la zona. Incluso, por órdenes de Fidel un grupo de combatientes irregulares de la zona del Cauto invadieron Camagüey. Mientras el movimiento clandestino organizó una huelga nacional revolucionaria cuyo objetivo era liquidar a la dictadura.
“La huelga fue aplastada y la dictadura dio una prueba de fuerza organizando una gigantesca ofensiva en el verano de 1958 contra la guerrilla de la Sierra Maestra. Utilizó el grueso de sus fuerzas aéreas, terrestres y navales. Derrotada la ofensiva el ejército rebelde con las armas capturadas organizó columnas que envió a diferentes territorios del país. Durante el año 1958 varias de estas, unas procedentes del Primer Frente José Martí y otras del Segundo Frente Oriental Frank País comenzaron a operar en la jurisdicción del Regimiento 7. El enfrentamiento durante 1958 entre las fuerzas del Regimiento número 7 contra estas columnas es el tema fundamental de este texto”.
Así termina la introducción de este libro que pronto estará a disposición de los lectores.
NOTAS
1— Roberto Pérez Rivero, Desventura de un ejército. Premio Ensayo Emilio Bacardí 2002, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2003,
2— Ibídem, p. 43.
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