La fundación de la ciudad de Holguín fue un proceso largo que se inició prácticamente con la conquista de la isla y el establecimiento de los primeros españoles en el territorio del norte de oriente. Bartolomé Bastidia fue uno de los primeros pobladores del territorio donde se fundara la ciudad muchos años después.
Luego vendió sus propiedades y la encomienda a Diego de Lorenzana y a García Holguín. Este último le dio nombre al territorio. La vida de García Holguín está más relacionada, respecto a su vinculación con nuestra ciudad, con la leyenda que la realidad. De Cuba se trasladó a México y tuvo un papel importante en la conquista del imperio azteca. En medio del despoblamiento de la isla de Cuba, los primeros colonizadores eran atraídos por la riqueza del continente, García Holguín retornó a su hato y dejó familia que lo heredó a su muerte. Por lo menos esto afirma la historiografía local.
Este es uno de los temas más debatidos por los historiadores. La suerte de este conquistador en nuestro criterio es poco importante, pues su aporte más significativo fue el de su apellido con el que se bautizó el territorio. Quizás también dio el primer sustento a la añoranza de los vecinos de esta tierra cuando por diversas razones se han visto obligados a emigrar dentro o fuera de la isla. En caso de ser cierto su retorno fue fidelidad gigantesca si tenemos en cuenta que cambió las esplendorosas tierras mexicanas con todas sus riquezas por su mísero hato cubano.
El territorio de lo que luego fue la ciudad y jurisdicción de Holguín quedó enmarcado en el municipio de Bayamo. Tierras altas de Maniabón o costa norte de Bayamo fue llamado. El lento poblamiento de vecinos llegados posiblemente de Bayamo, así como aborígenes y algunos africanos van paulatinamente ocupando estas tierras. Ya en 1719 los vecinos de la región sumaban unos 450. La ganadería y luego el cultivo del tabaco son los principales renglones de la economía local. Se conformaron algunos caseríos insignificantes. En uno de ellos, el de Managuaco se fundó una ermita según la tradición el 5 de octubre de 1692.
La construcción de esta ermita demuestra la existencia de una población de cierta relevancia, en los parámetros de la época, que requería la atención de la iglesia. Los holguineros soñaban con la construcción de un pueblo.
Fue un bayamés, Bartolomé de Silva y Tamayo, alcalde ordinario de Bayamo en una de las visitas a la que estaba obligado a realizar periódicamente al territorio bajo su jurisdicción que convenció a un grupo de vecinos para que formaran una población. Para esto se escogió el lugar donde actualmente se encuentra la ciudad. No existe una fecha exacta de la construcción del pueblo. Según el historiador José Novoa Betancourt entre los años 1717 y 1719 se produjo la mudada y construcción del pueblo mientras en 1720 se oficializó este. En 1726 el caserío contaba con una iglesia, sesenta casas de guano las que podían albergar alrededor de 300 personas.
El gobernador del departamento oriental aprobó en 1726 que se instituyera el cargo de teniente de justicia y capitán a guerra. En 1752 Holguín se constituyó en municipio. En aquellos momentos en las tierras que estaban bajo la jurisdicción del municipio residían 1291personas. La ciudad irá creciendo paulatinamente hasta terminar convertida en una de las más pobladas de la isla.
BIBLIOGRAFÍA
-Mayra San Miguel, Hernel Pérez y José Novoa Betancourt Síntesis Histórica Municipal de Holguín, Ediciones Holguín e editora Historia La Habana, 2010
-José Novoa Betancourt Contribución a la Historia colonial de Holguín 1752 1823, Ediciones Holguín, 2001
Actualmente en la ciudad de Holguín se encuentra un vetusto y amplio edificio situado en el reparto el Llano. Para muchos holguineros que peinan canas este fue el hospital civil, luego el Instituto Pedagógico de Holguín y más recientemente es una de las sedes del Ministerio de Tecnología y Medio Ambiente.
Pero existe otra historia que es propiedad de historiadores y archiveros. Los actores y testigos de aquellos acontecimientos han fallecido por lo que tendremos que recurrir a los documentos y a un valioso texto de la autoría de las historiadoras Ángela Peña Obregón y María Victoria Santana López, titulado «Historia y arquitectura del reparto La Quinta del llano en el Holguín Republicano neocolonial» publicado por Ediciones Holguín, en el 2007.
Este edificio de dos plantas se levanta entre las calles Maceo y Quinta. La edificación ha estado estrechamente ligada a la historia de la ciudad. Fue construido por el italiano Antonio Domingo Calcagno Borras, en 1831.
Durante medio siglo este edificio dominó esta zona de las afueras de la ciudad de Holguín. Calcagno era natural de la ciudad de Orensana, en Génova. Desconocemos los motivos que lo llevaron a arribar a las costas cubanas y muchos menos a establecerse en este apartado rincón de la isla. En 1823 era administrador de renta reales interino en el puerto de Gibara, en 1829 era cabo regidor y en 1831 era regidor del cabildo holguinero. Con esta información podemos considerar que Calcagno era un hombre acaudalado. Calcagno pudo disfrutar por muy poco tiempo su residencia holguinera.
El 1 de septiembre de 1831 fue asesinado. Los destalles del crimen constituyen hasta el presente un misterio. El historiador holguinero Juan Albanés afirma que el acontecimiento ocurrió en la esquina de las actuales calles Aricochea y Maceo en la Plaza de la Parroquial.
Carcaño no estaba casado ni tenía descendiente por lo que sus bienes, incluyendo la Quinta del Llano, pasaron a manos de su madre y luego de un litigio a Soledad Sánchez a quien Calcagno le debía una suma importante de dinero. Estas propiedades consistían en la referida casa de «…mampostería y tejas…» Además de 15 esclavos y una casa en la naciente población de Gibara. El hecho de que Calcagno construyera su residencia más importante en Holguín y no en Gibara nos dice mucho del desarrollo de ambas poblaciones en aquellos momentos.
Gibara era un pequeño puerto que comenzaba a dar sus primeros pasos había sido habilitado como puerto a principios de la década del año veinte. Mientras Holguín era la capital de la jurisdicción de su nombre con todo un aparato administrativo. Pero esta situación irá variando y Gibara se convierte durante el siglo XIX en una población que acumuló una mayor riqueza y esplendor que Holguín.
Al pasar la casa a manos de Soledad Sánchez esta la arrienda, en 1835, a Rafael de la Cruz por cinco años. En el documento del arrendamiento aparece una detallada descripción del inmueble: «La casa se compone de un cuerpo de casa de mampostería con un alto y dos martillos nuevos, siendo de advertir que dicho edificio está acometido de comején»(1)
Sorprende el estado de abandono de la construcción pese a que apenas cinco años atrás se había edificado. Pero la solides de sus muros, la capacidad de los espacios interiores y la situación del edificio en las afueras de la ciudad en una zona llana y de excelentes condiciones para una posible defensa atrajeron la atención de las fuerzas armadas españolas. El arrendatario Rafael de la Cruz lo subarrendó a las milicias locales.
Ya en 1838 el edificio aparece como casa cuartel de infantería con capacidad para dos compañías. El alquiler que pagaba el estado español era de 50 pesos mensuales.
Benjamín de Zayas y Sánchez, hijo de la propietaria y heredero del inmueble propone al estado español el realizar una ampliación que consistía construir una nave de 50 varas de largo por 8 de ancho y un corredor de 3 varas sobre horcones. Los muros serian de ladrillos cogidos con barros La altura seria de 6 varas hasta la solera y el techo de dos aguas con la viguería de madera redonda y cubierta de tejas. Benjamín pedía un aumento de cuarenta pesos.
La casa fue ocupada por fuerzas del regimiento de Galicia y posteriormente un destacamento del regimiento de Barcelona. El 13 de septiembre de 1849 falleció Soledad Sánchez propietaria del inmueble. El edificio pasó a manos de sus hijos Benjamín, Miguel y Emilia. Los dos varones fueron escribanos del cabildo. El 17 de agosto de 1857 la edificación fue vendida al estado español por los propietarios en cuatro mil pesos. El ejército español lo dedicó a hospital militar. Se iniciaba otra historia de esta vetusta construcción que narraremos en un próximo artículo.
(1) Ángela Peña Obregón y María Victoria Santana López, titulado «Historia y arquitectura del reparto La Quinta del llano en el Holguín Republicano neocolonial» publicado por ediciones Holguín, en el 2007. P 19
Entre 1952 y 1958 se desarrolló la lucha de los cubanos contra la tiranía de Fulgencio Batista. Con la llegada de la expedición del Granma, el dos de diciembre de 1956, se inició la guerra de guerrillas. Primero en la Sierra Maestra y luego se extendió por gran parte del archipiélago. En el territorio de la actual provincia de Holguín se crearon dos frentes guerrilleros. El II Frente Oriental “Frank País” dirigido por Raúl Castro y el IV Frente “Simón Bolívar bajo” el mando de Delio Gómez Ochoa. Las fuerzas de la dictadura estaban estructuradas en el Regimiento número 7 de la guardia rural.
Uno de los asuntos que resultaba más delicado para el mando del Regimiento 7 era el tratar de mantener el fluido eléctrico en las principales ciudades de la zona. Las fuerzas guerrilleras hacían todo lo posible por sabotearlo. La lucha por esa energía es una historia poco conocida. Las ciudades de Holguín y Gibara y los poblados de Bocas, Velasco, Auras y otros recibían el servicio eléctrico de una planta situada en el municipio de Puerto Padre. En la noche del 30 de octubre las tropas del pelotón 3 de la columna 14 del IV Frente “Simón Bolívar” cortaron el servicio eléctrico de Holguín, Gibara, Bocas y Auras. (1)
Los cables que conducían la electricidad a Holguín estaban sobre unas torres de metal que descansaban en una sólida estructura de hormigón armado (2). El movimiento clandestino holguinero había intentado sabotearlas pero fracasó. Sería el referido pelotón rebelde capitaneado por Comandante Eddy Suñol quien haría colapsar el sistema eléctrico. En carta de Suñol a Fidel Castro le narraba como logró esto:
Ese mismo día por lo noche avanzamos hasta un barrio conocido por Calderón, allí nos esperaba un grupo de compañeros que había mandado a preparar por otro lado con unos botellones de oxígeno y con un soplete cortamos y logramos derribar una de las torres que parecen inexpugnables y con la misma antorcha corta¬mos los cables de alta tensión que llevan la corriente a Holguín y Velasco, quedando toda esta zona sin flui¬do por tiempo indefinido, pues para arreglarla ten¬drían que chocar con nosotros. (3)
Los rebeldes también derribaron postes que llevaban la electricidad a Gibara y al poblado de Bocas. Fue un golpe desmoralizador para el mando del regimiento y el gobierno en general. Dos ciudades importantes Holguín y Gibara, y una rica zona agrícola estaban a oscuras. Como toda población acostumbrada a dicho fluido, quedaban trastornados el trabajo, la diversión y otras actividades muy dependientes de aquel entramado de cables.
El administrador de la compañía eléctrica en Gibara, escoltado por una patrulla enviada desde el regimiento, recorre el tramo afectado. Reportó que se encuentra ocho postes de la línea de Chaparra a Gibara derribados cerca del poblado de Bocas, también otros siete postes de la línea secundaria que entra al referido centro urbano. Los empleados comenzaron las reparaciones y al anochecer regresaron a Holguín. El primero de noviembre empleados de Holguín y el administrador de la compañía en Gibara escoltado por el ejército realizan una nueva inspección. Encuentran cerca del poblado de Calderón una torre destruida y tres averiadas. Han sido cortados los cables de varias de las torres que conducían la electricidad a Holguín, enumerados como 90 a la 96. También fueron destruidos los hilos del telégrafo y el teléfono que comunicaba con Chapara.
Hacía falta una escolta numerosa para proteger a los obreros y técnicos encargados de la reparación, como se estaba en medio de las operaciones desplegadas para custodiar las elecciones del tres de noviembre, (4) no era fácil designar soldados para esa otra labor. El día cuatro la compañía eléctrica estaba esperando el envío de militares para restablecer o reparar las líneas, (5) pero estos no aparecieron. El 17 de noviembre el jefe del escuadrón de Delicias, operó entre Chaparra y Velasco protegiendo a unos obreros que trataban de restablecer el sistema de suministro a Holguín. (6) Pero la compañía comenzó a actuar con morosidad. Era posible que encontrara resistencia en los empleados para arriesgarse a trabajar protegidos por un ejército que iba perdiendo la guerra.
El mando militar comenzó a presionar a la empresa eléctrica para que se encargara de la reparación de las líneas. El primero de diciembre Ugalde Carrillo, jefe del regimiento, le comunicó a la compañía que si no reparaba el servicio eléctrico en 10 días el ayuntamiento le cancelaría el contrato. (7) Pero sin escolta era imposible hacer ese trabajo. Además, en caso de reparar las líneas, estas podían ser saboteadas de nuevo; por lo que renunciaron a la reparación y recurrieron a otra solución: pidieron a la compañía que comprase una planta eléctrica en el país o en los Estados Unidos para resolver el problema. (8)
La Compañía Cubana de Electricidad de La Habana del Este poseía dos plantas eléctricas móviles, montadas en unidades de remolque por carretera.
Cada una podía generar 500 kw. La referida empresa las utilizaba para suministrar electricidad al túnel de La Habana, en esos momentos en construcción. Era una forma de imponerse a la competencia que tenía con la Compañía Cubana de Electricidad. Esta era la propietaria de las líneas de la parte del túnel que daba a la ciudad. Para evitar que la misma suministrara la electricidad al túnel la Compañía Cubana de Electricidad de la Habana del Este compró esas dos plantas y se apropió del contrato. El coronel Rosell Leyva, jefe del cuerpo de ingenieros del ejército, encontró una solución al problema: trasladar ambas plantas a Holguín. (9)
El nueve de diciembre el ejército dio órdenes de confiscar las dos plantas que luego serían transportadas a Holguín por la carretera central con una numerosa escolta. La Compañía Eléctrica del Norte de Oriente debían pagar aquellos equipos a los propietarios mientras, para no afectar la construcción del túnel, el coronel Rosell Leyva dispuso que la electricidad a este se suministraría con un acuerdo entre ambas compañías. (10)
El mando del Regimiento de Holguín apremiaba a sus superiores. El 12 de diciembre solicitaba que se apurara el envío de las plantas para poder tener electricidad para celebrar Las Pascuas. Era un asunto delicado para el Regimiento, pues los rebeldes habían propagado la noticia que la Noche Buena, la festividad más importante del cubano, se haría a oscuras. (11) Las fuerzas del regimiento participaron en la escolta de las plantas desde Camagüey a Holguín. Esta fue una operación realmente compleja por el hostigamiento a que estaba sometido el transporte desde La Villas. Los equipos llegaron a Holguín. Se instalaron ambas, pero estas solo podía iluminar el parque Calixto García y sus inmediaciones.
Aquellas máquinas produciendo electricidad eran un verdadero símbolo de la tenacidad de los militares para enfrentar el bloqueo rebelde. Pero los oficiales y soldados que defendían la plaza de Holguín debían de pensar que en medio de la ciudad oscura, recorrida por patrullas temerosas, el parque iluminado era como un cirio encendido en un velatorio. Tan solo faltaba un cadáver que el transcurrir de los días y la acción de las guerrillas y clandestinos se dibujaba con más claridad: la dictadura se desplomaba, era el gigantesco difunto que la mayoría de los cubanos esperaban.
NOTAS
1.-Carta de Eddy Suñol Ricardo a Fidel Castro del 4 de noviembre de 1958. Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
2.-Instituto de Historia de Cuba. Fondo: Ejército 24—6.1—6.2.4——32
3.-Carta de Eddy Suñol a Fidel Castro del 4 de noviembre de 1958. Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
4.-Farsa electoral desarrollada por la dictadura el 3 de noviembre de 1958. Los revolucionarios se opusieron enérgicamente a esta maniobra por lo que el ejército desplegó gran parte de sus tropas para protegerla.
5.-Instituto de Historia de Cuba. Fondo: Ejército 24—6.1—6.2.4—32
6.-Ibídem 24—6.1—:6-2:-1- -76
7.-Ibídem 24—6.1—6.2.4—32
8.-Ídem.
9.-Ídem.
10–Ídem.
11–Ídem.
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