José Abreu Cardet

Manuel, traductor.

Manuel García Verdecia es una suma muy larga de oficios y sensibilidades, que nos acerca más al universo renacentista que a este siglo, donde cada uno parece ocultarse en su cueva intelectual como si tuvieramos miedo de ver el universo de la cultura donde vivimos querrámoslo o no. Entre ese océano de saberes que acompañan a Manuel en cada amanecer, uno de ellos es el de traductor. La revista Amnios  lo sometió a él y a un grupo de traductores a un breve interrogatorio queriendo mostrarnos en el número dedicado a poesías escritas originalmente en otro idioma, los senderos de ese dificil oficio, de ofrecernos lo pensado y escrito en una lengua que no es la nuestra. Anotaciones reproduce a continuación  la entrevista de Manuel publicada en Amnios poemas, poetas y poéticas  21-2020 pp. 361, 365 y 366.

–En su trabajo como traductor seguramente se le han presentado situaciones difíciles que ha tenido que resolver con soluciones ingeniosas.  Pónganos, por favor, algún ejemplo.

“Efectivamente, se han presentado no uno sino cuantiosos casos. Debe recordarse que uno vierte una obra no solo desde otro idioma, sino desde otra cultura. Para mí tres son las zonas más espinosas: una son los juegos de palabras, tan diferentes de un idioma a otro (imagínate traducir al inglés los retruécanos de Cabrera Infante). Otra son los nombres de plantas y animales, que por lo general son diferentes de un país a otro. Y la última zona es cuando el autor emplea algún tipo de jerga o dialecto, pues uno debe tratar de dar ese matiz y saber cómo hacerlo para que distintos lectores puedan percibirlo y, sobre todo, sin convertir el texto en una transcripción fonética. Siempre traduzco (y trato de escribir) empleando la llamada norma internacional del español, no me interesa apelar al “cubano”, a menos que se trate de caracterizar a alguien de esta isla, porque me interesa ser leído por la mayor cantidad posible de hispanohablantes. Dicho esto te pongo tres casos. Uno fue cuando tuve que traducir la novela Meridiana de Alice Walker en esta abunda el inglés que hablan los negros americanos. Entonces busqué un código simple pero sistemático para dar esa sensación: apócopes, como «pa’», en vez de para, omisión de afijos, «comío», por comido, «bailao» por bailado, etc. ya con estas breves señas el lector debe imaginar cómo habla el personaje. Otro caso fue en un cuento caribeño de Claude McKay donde se mencionaban variedades de cañas de azúcar. Pero en todos los países no se usan iguales nombre. Así que apelé a los términos que empleamos en Cuba e hice una nota al pie de página con la aclaración. Por ultimo acabo de traducir una novela de Virginia Woolf, que tiene extremas dificultades pues emplea un inglés de alta clase victoriana con usos que ya no son generales. Así se refiere a una prenda para hombres, “slip” que es como una camisilla con volantes que se lleva entre el chaleco y la camisa. Pues apelé a «camisola», lo más cercano en español e igual puse una nota al pie. Apelo usualmente a la nota al pie que, si bien indica la impotencia del traductor es una delicadez con el lector y ayuda a usar su imaginación. El segundo recurso es la paráfrasis, para cuando no hay un término exacto. Lo demás es la imaginación, la sagacidad y, a veces, hasta la suerte.”

–¿Fidelidad? ¿Autonomía? ¿Dónde termina la libertad del traductor en su relación con el texto original?

“El traductor es un co-creador, pero con ciertas normas de recato. Como en casi todo, la libertad del traductor termina donde empieza la del autor. O sea, puedo versionar, parafrasear, recolocar, pero siempre teniendo en cuenta que no puedo traicionar el sentido original que el autor ofrece en su texto. Y cuando se dice esto no solo se trata del asunto, es necesario intentar brindar, con la mayor pericia posible, una idea de la forma en que escribe el autor. Digamos, si se trata de un escritor que apela a metáforas elaboradas, el traductor debe buscar otra en su lengua que se acerque a ese grado de elaboración. El lenguaje de la traducción debe acercarse a ofrecer el gusto del lenguaje original. No solo es la materia que se traduce sino el modo en que esta se ha dispuesto. Creo que es la parte del trabajo más ardua. Si reduces a oraciones breves y directas lo que escribe Whitman, pues el lector se entera aproximadamente de qué habla este pero no del gusto y la sensibilidad con que lo hace.”

–¿Calificaría usted la poesía como el género más difícil de traducir? ¿Por qué?

“De modo general sí. La poesía puede tener rima y metro y eso la hace más refractaria a una traducción, porque esto no se logra igual en dos idiomas, sobre todo si no son de la misma familia lingüística. El inglés, digamos, se compone de una gran cantidad de palabras de una y dos sílabas. Al trasladarlas al español, cuyos vocablos casi siempre tienen tres o más sílabas, pues hace que sea muy duro acercarse a un ritmo similar. Además están las metáforas que no siempre funcionan igual en dos lenguas. Y por último súmese que la poesía trabaja mucho con la ambigüedad, el espacio nada restringido para que se multipliquen sus significaciones. No obstante hay narraciones y ensayos que resultan sumamente retadores. Pongamos el caso de Joyce, en inglés, Lezama y Carpentier en español. Son verdaderas pruebas de fuego para un traductor no traditor.”

–¿Qué impide que en Cuba se visibilice mejor el trabajo de los traductores literarios?

 ”Se ve como un acto mecánico, la incultura de muchos editores y reseñistas, así como la incapacidad de muchos autores para leer en otros idiomas y por eso no valoran en su justa dimensión una labor de suma inteligencia y sensibilidad cultural.”

–En una hipotética antología poética de traducciones cubanas, ¿cuáles traductores no podrían faltar?

“Toda lista es injusta pues parte de gustos personales y no está de involuntarios olvidos u omisiones. En un país donde ha habido tantos traductores es sumamente peliagudo tal inventario. Hay que recordar que en el siglo XIX y la primera mitad del XX, casi todos los hombres de letras traducían. Me vienen a la memoria casos como José María Heredia, Félix Varela, Domingo del Monte, Carlos Manuel de Céspedes, Julián del casal y José Martí, en el XIX. Y en el veinte están Lino Novás Calvo, Emilio Ballagas, Virgilio Piñera, Eliseo Diego, José Rodríguez Feo, Heberto Padilla… Ya por estos días contamos con especialistas de alta eficiencia como Juan Luis Hernández Milián, Lourdes Arencibia, Julia Calzadilla, Francisco Díaz Solar, Atilio Caballero, Jesús Irsula, Edelmis Anoceto, Jesús Curbelo, entre otros. Me disculpo por algún olvido imprescindible.”

 La entrevista fue copiada literalmente de la revista: Amnios poemas, poetas y poéticas  21-2020 pp. 361, 365 y 366.

Entre cavernas y hachas petaloides: acercamiento a los senderos de una arqueóloga cubana

Yadira Rojas Espinosa nació en Holguín en agosto de 1985, graduada en Promoción Cultural y Lic. En Historia por la Universidad de Holguín (2013). Es sobre todo una es una apasionada a la arqueología. Buscamos un rincón cualquiera en la amplia casona situada frente al parque San Jose donde en siglo XX Eduardo García Feria estableció el primer museo de la ciudad, continuado por su hijo Jose Garcia Castañeda.

Allí se encuentra la sede de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos, entre sus especialistas se encuentra Yadira, quien pausadamente responde nuestras preguntas que intentan ofrecer al lector una visión sobre la arqueología cubana desde la óptica de esta joven.

¿Cómo llegas a la arqueología?

A decir verdad la primera vez que estuve en contacto con la arqueología fue empíricamente, en la Isla de la Juventud, donde viví mi niñez y parte de la adolescencia. Recuerdo verme junto a mi madre y hermano, explorando las cuevas de la loma a la que nombran la Marmolera, en Nueva Gerona, contaba con unos escasos seis años, y todavía siento la frialdad del lago subterráneo de la cueva, y como me intimidaba la oscuridad en ese entonces. Me apasionaba escuchar sobre las cuevas de Punta del Este, las que me maravilla observar en los libros sus pinturas rupestres. Fue allí en Nueva Gerona a los 14 años, que decidí que quería estudiar historia.

La arqueología de forma más concreta llega a mi durante el primer año de la carrera de Historia (2006), cuando el historiador Benedicto Paz comienza a organizar un grupo de aficionados a la arqueología. En la lista fui la primera en anotarme.

Coincidió la formación del grupo, con un curso de arqueología que impartirían los arqueólogos Ángela Peña Obregón y Juan Jardines, y con las excavaciones en la Casa del Teniente a Gobernador, como parte del proyecto Acercamiento a la historia temprana de Holguín a través de la investigación arqueo-histórica.

A la excavación asistíamos cuatro estudiantes, Daniel Naranjo, Serguey y Yulemis, para mayo de 2007 solo quedaba yo. La Arqueología es idealizada de cierta manera por muchos, disciplina esta, que aunque logra atraer a muchas personas, por las historias que descubre y las imágenes del pasado que nos brinda, es una rama que requiere de esfuerzo físico. Otros con desconocimiento del tema, ven ajeno, que para obtener un resultado en arqueología se requiere, cargar cubos de tierras o trabajar a pleno sol, además de lavar y retirar el lodo y la tierra de las evidencias arqueológicas.Para adentrarse al maravilloso mundo de las picoletas, palas y cernidores, se debe tener mucha dedicación y aportar un tanto de sacrificio personal.

En el 2009 empiezo a trabajar en la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos, al lado de la arqueóloga e historiadora Ángela Peña, a partir de ese momento inicio verdaderamente mi superación y enriquecimiento profesional. Fue para mí una etapa en la que tuve que dar un esfuerzo extra, pues llevaba al unísono, la licenciatura, el trabajo y el ser madre de dos niñas.

¿Por qué vías has logrado superarte en arqueología?

Mira siempre digo que he sido privilegiada en cuanto a la búsqueda y obtención de conocimientos prácticos sobre arqueología, también me caracterizo por ser perseverante, y cuando quiero conseguir un objetivo me empeño a fondo.

Un aparte necesario para agradecer a aquellos que confiaron en mí, a pesar de mi juventud, fueron ellos los primeros en notar mi interés por la arqueología, los que trataron de moldear mi potencial, preparándome para el futuro, Ángela Peña Obregón, Hiram Pérez y Juan Jardines, para quienes guardo un lugar muy especial.
Privilegiada de contar en la provincia con un departamento Centro Oriental de Arqueología, en el que laboran arqueólogos de la talla de Elena Guarch, Juan Guarch, Roberto Valcárcel, y Juan Jardines, responsables de parte de la superación que tengo. También me favorece el rico patrimonio con que cuenta la provincia, con un importante número de residuarios de los grupos agricultores ceramistas y sitios de interacción indo hispana, por estudiar.

El primer curso en el que participé con el profesor Juan Jardines, sobre Métodos y procedimientos para la clasificación y catalogación del material arqueológico, me preparó para identificar la variedad de materiales arqueológicos que pueden aparecer en una excavación.

Durante el 2010 participé en el curso de Arqueología colonial, en el Centro Nacional de Conservación Restauración y Museología, que impartió el arqueólogo Darwin Arduengo, aquí me acerqué a la arqueología industrial, en el ingenio Santa María de Gibara.

Me llena de orgullo haber sido alumna de Caridad Rodríguez Cullel (Cacha), en el curso de Arqueología aborigen, de Juan Guarch que me enseñó la forma de dibujar la piedra tallada aborigen, o de Jardines como maestro en el postgrado de Introducción a la Arqueología, conocimientos que obtuve gracias a la actividad científico técnico del Centro de Investigaciones y Servicios Ambientales y Tecnológicos del CITMA en Holguín.

En noviembre de 2012 fui aceptada para el curso de Digitalización de los datos arqueológicos de campo, que el arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, Rubén Manzanilla. Allí compartimos especialistas de diferentes provincias, aprendimos distintas técnicas de prospección y topografía, además nos dejó material para desarrollar y actualizar la disciplina en las maneras más avanzadas. En esta fecha también pude presentar como coautora junto a Ángela Peña y Juan Jardines, la ponencia La Casa del Teniente Gobernador. Resultados de una excavación arqueológica en un contexto temprano de la ciudad de Holguín, en el III Coloquio Internacional de Arqueología. Este tipo de evento le ayuda al historiador a ver desde otra perspectiva el desarrollo y evolución de la arqueología contemporánea. Además de que conoces personalmente a las figuras representativas de la disciplina en Cuba e internacionalmente. Para mí fue un suceso compartir con Lilian Moreira, Lourdes Domínguez, Roger Arrazcaeta, Alfonso Córdova, Osvaldo Jímenez, Lisset Roura, Sonia Menéndez y otros que tuvieron la oportunidad de conocer y valorar el trabajo de la provincia Holguín en la arqueología histórica.

¿En cuántas excavaciones has participado?

Te digo que apenas estoy dando mis primeros pasos como dice el buen cubano, en la arqueología, pero si tengo bien definido que me siento muy cómoda realizando arqueología histórica e industrial. Puede ser consecuencia de mi poca participación en proyectos de arqueología aborigen, no porque no me motive sino que hasta el momento no he tenido la oportunidad en la provincia.

Entre los proyectos de investigación en los que he participado están:

-Gestión y Manejo de la Plaza de la Parroquia San Isidoro de Holguín. Estudio Histórico, urbanístico y arquitectónico del entorno de la Plaza Parroquial San Isidoro de Holguín, 2010-2012.
-Hatos Fundadores de Holguín. Un estudio desde la historia y la arqueología, 2013-2015.
-Cultura material en sitios de interacción Indo hispánicos, 2013-2015.
-Indios en Holguín, 2015-2018.

He podido excavar en la Casa del Teniente a Gobernador, la Casa de Los Reyes, la Casa de los Ochoa, el Ingenio Santa María en Gibara, Managuaco, el Cuartel de Caballería, el Bazar, Las Guázumas, Ingenio San Isidro de los Destiladeros en Trinidad, Guara en la provincia de Mayabeque.

¿Qué te aportó participar en la excavación de Guara?

Guara es una zona de la provincia de Mayabeque, conocida por los especialistas como región pictórica de Guara, caracterizada por la existencia de cuevas entre las que se encuentran, la de Los Muertos, Los Plátanos, Los bichos, y El Aguacate, que tienen la presencia de pinturas rupestres verdaderamente espectaculares, sitios de filiación preagroalfarera. Entre el 2 y el 15 de noviembre de 2017, se desarrolló allí la sexta campaña de trabajo. La excavación para mí fue toda una experiencia, primero porque nunca había tenido la oportunidad de acercarme de forma práctica a un estudio de arqueología aborigen. El trabajo estaba dirigido por los arqueólogos Roger Arrazcaeta y Jorge Garcell, y en él participaron especialistas de las provincias Santiago de Cuba, Granma, Holguín, Mayabeque, La Habana, y Pinar del Río.Creo que el Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de la Habana con Roger Arrazcaeta y sus investigadores, han logrado integrar a los arqueólogos de todo el país, mostrando y brindándoles las metodologías contemporáneas de hacer arqueología. Trabajar junto a ellos me sirvió para entender una mejor forma de interpretar el registro arqueológico, a partir de las excavaciones extensivas. Lo que permite realizar una lectura horizontal del sitio en estudio y así poder quizás tener una imagen de lo que pudo haber ocurrido en el lugar excavado. En esta campaña Jorge Garcell continuó con los estudios, para fundamentar su tesis, sobre la vinculación e influencia de la luz del sol y la luna, en correspondencia con los lugares de las cuevas, escogidos por los grupos humanos preagroalfareros para realizar los enterramientos.

– ¿Proyectos futuros que quisieras desarrollar en la provincia?

Me interesaría potenciar la arqueología industrial en Holguín.La provincia cuenta con un rico patrimonio industrial azucarero hacia la zona de Gibara, donde aún quedan vestigios de esta actividad económica. En la actualidad los historiadores YasmaniPeña y Enrique Doimeadios, desarrollan un proyecto que tiene como objetivo, la localización, identificación e inventario de los ingenios del siglo XIX en toda la parte norte de los municipios Gibara y Rafael Freyre. En la comunidad de Yareyal, también se encuentra en estudio la zona rural de El Coco, allí todavía queda una importante representación de lo que fue la manufactura azucarera, con una supervivencia hasta la actualidad de la tradición en la confección de raspaduras. Estimo que el resultado de estas investigaciones serán bases para proyectar futuras intervenciones arqueológicas en el patrimonio industrial azucarero holguinero.

¿Qué importancia tiene la arqueología para el patrimonio?

Es muy fácil de apreciar, y lo explicaré de forma simple. El patrimonio y la arqueología caminan entrecruzando sus cursos constantemente, el patrimonio es reconocible por el hombre, el que identifica sus valores. Se relaciona con la arqueología, pues esta, lo rescata y preserva; el patrimonio intervenido se enriquece con el valor agregado por la disciplina, además de aportarle información que autentifica el patrimonio cultural en sí mismo.

¿Qué logros has obtenido como historiadora?

Me siento bien trabajando los documentos históricos, los archivos son para mí como abstraerse y adentrarse en los siglos pasados. Soy apenas una aprendiz de historiadora, pero he logrado hacer un espacio para diferentes eventos que promueve la provincia, donde trato de divulgar y difundir mis investigaciones. Desde el 2011 participo en el Evento Nacional Estudios sobre Guerras de Independencia, del que guardo varios reconocimientos. Me interesa investigar las mentalidades de los bandos en contienda, durante las guerras de independencia en Holguín, también descubrir las historias de las gentes de pueblo.

Aunque algunos historiadores piensan que debo centrarme en un tema específico, me atrevería a recorrer la historiografía colonial holguinera.
Para la provincia fue un logro que para el XXII Congreso de Historia, se aceptaran 14 ponencias de ellas 6 de la Comisión de arqueología, que parte de los autores sean historiadores y arqueólogos jóvenes dice del buen camino que llevan estas disciplinas en la provincia.

¿Éxitos en la arqueología?

La arqueología en los últimos tiempos se ha vinculado en los proyectos investigativos de corte histórico en la provincia, y no es que esto sea nuevo, pero en ocasiones se hace un tanto difícil lograr acciones interdisciplinarias. El día 5 de junio de 2013 fueron exploradas las sabanas, donde la tradición popular ubicaba el primer cementerio de la ciudad, cercano al río Guásumas en la finca La Escondida del Naranjo.

Considero un éxito para ambas disciplinas, la localización y ubicación geográfica del sitio Las Guazumas. Lugar de importancia clave para el entendimiento del proceso y evolución de la fundación del pueblo San Isidoro de Holguín. Enclave de la primera iglesia erigida en curato al norte de la villa bayamesa durante la primera década del siglo XVIII.

Al sitio Las Guazumas, en el Hato Las Cuevas, fue trasladada la ermita que existió en el de Managuaco, en el año 1709 a petición de doña María de las Nieves Leyte y Rodríguez.

Francisco de Zayas el primer historiador holguinero

Francisco de Zayas y Armijo nació en Santiago de Cuba, pero se estableció en Holguín en los primeros años del siglo XIX. Nombrado gobernador de la jurisdicción de Holguín en 1816 desempeñó ese cargo hasta 1833. Dejó una profunda huella en esta comarca.

Zayas fundó el puerto de Gibara conectando así este territorio con el comercio internacional de forma legal y regular. Según el historiador García Castañeda entre otras muchas obras:

“…se ocupó del desarrollo de la agricultura y del comercio, promoviendo la siembra del café y de la caña de azúcar, dando salida a los productos de la región de Holguín por el Puerto de Gibara, (1) se ocupó de la construcción de un nuevo edificio para la Iglesia de San Isidoro y de la construcción de la de San José; limpió de piratas la costa norte de la municipalidad, facilitando las comunicaciones marítimas, (2) mandó hacer un plano detallado de la Jurisdicción de Holguín; (3) hizo publicar en las Memorias de la Sociedad Económica de la Habana (4) los documentos sobre la fundación de Holguín, mejoró su Hospital de Caridad y su Campo Santo, consiguió el Escudo de Armas para la Ciudad y el tratamiento de Ilustre a su Cabildo; dio a la Ciudad un Reglamento de Propios y Arbitrios; consiguió para Holguín una Delegación de la Sociedad Económica de la Habana (5) y de la Junta de Sanidad, se ocupó de la limpieza y del aseo de las calles de la Ciudad, la eliminación en el centro de la Ciudad de los Bohíos de Guano, mandó rotular sus calles, etc, todo lo cual aparece enumerado en las Actas de su Cabildo, (6)ocurriendo su fallecimiento en la Ciudad de Holguín, el día once de Mayo de 1837…”

En los preámbulos de la feria del Libro, que se realizará en la ciudad de Holguín a partir del 28 de marzo, recordamos a esta emblemática figura que fue Francisco de Zayas. Este publicó en el tomo XII de la revista Memoria de la Sociedad Patriótica de La Habana, lo que se considera el primer texto de historia elaborada por un vecino de estas tierras. Incluso lo consideramos, en general, como la primera obra llevada a la letra de imprenta producida en estos contornos, pues hasta aquellos momentos ninguno de los que residían en la comarca se habían aventurado en producir y publicar literatura, historia, filosofía, etc. Ponemos a disposición de los lectores la breve introducción que hizo Zayas al texto que se publicó con el título de Apuntes para la historia de la isla de Cuba: Holguín, que comprende desde la página 277 a la 299 de la referida revista:

Apuntes para la historia de la isla de Cuba: Holguín

“Epoca en que se estableció este pueblo y en la que fue erigido en ciudad.- Relación de los Gefes que la han gobernado y empleados que ha habido en todo los ramos de la administración pública.- Estado que tuvo y tiene su comercio.- Hechos históricos.- Notables ocurrencias &c. &c.-Según lo comunicó su teniente gobernador D. Francisco de Zayas al Escmo. Sr. Presidente, Gobernador y Capitán General en 1831.

Este territorio correspondía á la villa del Bayamo(7) á cuya jurisdicción estaba sujeto al hato nombrado Holguín, situado entónces en el sitio de las Guasumas en la sabana que nombran de las Cuevas, y trasladado después al punto donde hoy existe la ciudad,(8) según consta de un acuerdo celebrado por el Ayuntamiento en 17 de agosto de 1778: pertenecia la propiedad á Doña Maria de las Nieves Rodriguez de Leiba y Aldana,(9) natural de dicha villa, que casó con D. Juan Francisco de la Torre y Fuentes, de cuyo tronco resultó toda la descendencia que fue aumentada progresivamente, formando un curato en 1730, en cuya clase continuó hasta el año de 1731, en que se representó á S.M. porque ya habia bastante vecindario, con mas de sesenta casas, bien arregladas sus calles y plaza, y por Real Cédula fecha en Sevilla á 19 de noviembre de 1732, fue aprobado el nombramiento de un teniente para administrar justicia, que se espidió a favor del capitán D. Diego de la Torre Hechavarria, según consta de la copia que acompaño con el numero 1°, en cuyo órden continuó, hasta que en virtud de Real cédula fecha en Buen Retiro á 1 de febrero de 1751, el Sr. Mariscal de campo, D. Alonso de Arcos y Moreno, gobernador político y militar de la plaza de Cuba, realizó la población, elevándola al alto rango de ciudad por auto de 18 de enero de 1752, y creando el 19 del mismo los empleos concejiles, como constante de la copia que va con el número 2°, todo lo que obtuvo la Real aprobación de S.M. en Real cédula de 1753, que aunque no ha parecido, la cita la otra Real cédula dada en Aranjuez á 21 de mayo de 1757, que igualmente incluyo con el número 3, de que ya se deduce que sus pobladores son todos españoles de esta misma Isla.”

CITAS.
1–La siembra del café y de la caña de azúcar, exportados a partir de la década de 1830 por el Puerto de Gibara, fueron cultivados en los terrenos de su hinterland, convirtiéndose los mismos en el espacio de mayor riqueza agrícola de la jurisdicción.
2–Se refiere a los llamados corsarios insurgentes armados por los independentistas de América Latina y que incursionaron en las costas holguineras.
3–El plano que ha llegado a nuestro alcance de la autoría de Zayas y Armijo es un Mapa Topográfico de la Ciudad de Holguín, fechado en el año 1816 y dividido en cuatro Cuarteles. Fue presentado al Gobernador Político y Militar de la Ciudad de Santiago de Cuba, Eusebio Escudero. También ese año y presentado a Escudero, hizo un plano de la bahía de Gibara que García Castañeda no hace referencia en el presente trabajo.
4–Su informe aparece publicado en Memorias de la Sociedad Patriótica de La Habana, Tomo XII, Imprenta del Gobierno y Capitanía General por S.M., 1841, pp.: 277-298, con el título Apuntes para la Historia de la Isla de Cuba. Holguín. 2 de julio de 1830.
5– El nombre con que ha pasado a la historia y se le conoce hoy es Sociedad Económica de Amigos del País.
6–Una Real Cédula de octubre de 1817 legalizó la inmigración a Cuba de extranjeros blancos que profesaran la fe católica. Al amparo de esta norma jurídica arribaron al puerto de Gibara y sus alrededores más de un centenar de ingleses, norteamericanos y bahameses; inmigrantes más significativos por su aporte económico que por su número. (Enrique Doimeadiós Cuenca. Gibara villa atlántica. En periódico La Luz, Holguín, enero de 1817).
7—El territorio de lo que luego fue la jurisdicción de Holguín, gran parte del cual hoy está enmarcado en la provincia de ese nombre pertenecía al municipio Bayamo y era llamada Costa Norte de Bayamo o Tierras altas de Maniabón.
8—Se considera que la población de Holguín se fundó alrededor del año 1720 entre los ríos Jigüe y Marañón por iniciativa de un alcalde bayamés que convenció a los vecinos de que se trasladaran a ese lugar.
9— Esta mujer era la propietaria del territorio donde se estableció la ciudad.