José Abreu Cardet

Mujeres de la guerra: colérica contestó «no jamás»

Una gran cantidad de mujeres al iniciarse la guerra de 1868 marcharon con sus hombres a los campamentos insurrectos. Se convirtieron en soporte espiritual de aquella multitud de desarrapados. El mambí se sentía acompañado por la esposa, la amante, la madre, la hermana. No eran hombres solitarios si no que los acompañaba el calor de la familia y el sexo de la amante. Los españoles comprendieron el relevante papel de las familias para los insurrectos y las convirtieron en un objetivo militar. Hay diversos ejemplos de esta obsesión por perseguir a las familias. En Las Villas el destacamento español llamado de la Sierra, el 4 de febrero de 1870, hace una: “Salida de 30 hombres con objeto de sorprender dos familias que según confidencia estaban en los montes procsimos a la Horqueta”. [1]

Mientras el 1 de enero de 1870 la columna de Placetas, también en Las Villas, informa que:

 “[…] salio parte de la Columna al mando del Capitan graduado teniente de Tarragona D Antonio Soriano en combinación con el Comandante de Voluntarios D Emeterio Sanchez con dirección al Seborucal de Gueiva donde se encontraron varias familias y hubo algun tiroteo sin resultado pernoctando en el sitio Adela propiedad de D José Vergara.” [2]

La misma columna informaba el 4 de enero de 1870 que: “Se procedio a reconocer las Cebrucales de Guani y Tetuan siempre con algún fuego pero sin resultado se recogieron 19 individuos de familias pernoctando en el potrero Ceiba.” [3] La referida unidad el 13 de enero de 1870:

 “Se dirigió por los Cebrucales contiguos á Remedios, donde recogió 11 individuos de familia que estaban viviendo en los montes los cuales fueron puesto á disposición del Sor Comandante Militar de Remedios pernoctando la columna en el ingenio Mugica.”[4]

Muchas aceptaron los riesgos de la insurrección y continuaron viviendo en los bosques. En Camagüey un mambí describe el estado en que encontró a una mambisa:

“[…] solamente hallamos en este a una pobre patriota sumamente extenuada, la que tenía en una cama de cujes a un niño como de 3 o 4 años de edad; convertido en un esqueleto con vida. Al preguntarle el general Diaz de Villegas, ¿que tenía el niño? Le contesto: […] se muere de necesidad”, hace pocos días se me murió uno de año y medio (…) Al aconsejarle que se presentara; colérica contesto: no jamas […].” [5]

El general Federico Cavada en una carta atrapaba esta realidad terrible en que vivían las mujeres mambisas: “Escondidas en lo más oscuro de los bosques, sufriendo hambre, desnudes y enfermedades, expuesta a la cólera brutal de la soldadesca inhumana que las persigue sin tregua (…) Con alguna razón se ha dicho que esta es la guerra de las mujeres”. [6]

El poeta mambí Fernando Figueredo Socarrás, nos acerca a la fuerza de la familia para los mambises que iban al combate. Al referirse en una poesía al combate de Báguanos librado en junio de 1872, refleja la presencia de la madre, símbolo esencial de la familia para aquellos hombres. Los españoles atacaron el campamento mambí.

Ya dentro del campamento
Se introducen los soldados:
Fuego se oye a todos lados,
Que no cesa ni un momento:
Mientras sus pliegues al viento
Suelta la enseña estrellada
A bayoneta calada
Nos atacan fieramente…
¡Y en tanto, siempre en mi mente
Te llevo, madre adorada!

Nosotros, machete en mano,
Atacamos con destreza,
Humillando la fiereza
De los siervos del tirano:
Ya el corneta del hispano
Nos anuncia retirada,
Ya en fuga precipitada
Se declaran al instante:
Y al gritar ¡Fuego!, ¡Adelante!,
Pienso en ti, ¡madre adorada![7]

El recuerdo de la madre no solo se llevaba al combate sino su protección se convertía en una constante para estos hombres. La familia era un recuerdo permanente también para los cubanos en el destierro. Un poeta independentista que la persecución colonial había llevado a lejanas playas escribía:

¡Oh, qué triste, que triste es mi vida,

El pensar me quebranta y agobia:

Sólo pienso en la tierra querida

Dónde tengo mi hogar y mi novia! [8]

Notas

1– Servicio Histórico Militar, Madrid, España, Royo 2, Ponencia 8, Leg 4, Armario 2, Tabla 1.

 2–Idem.

 3–Idem.

 4–Idem.

5 — Francisco de Arredondo. Recuerdos de las Guerras de Cuba (Diario de Campaña 1868 1871), Introducción y Notas por Aleida Plasencia. Biblioteca Nacional Jose Martí, La Habana, 1963, p 111. 

6– Mary Ruiz de Zarate. El general Candela: Biografía de una guerrilla. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1974, p 220.

7–Fernando Figueredo Socarrás. El combate de Báguanos. El bosque de los Símbolos: Patria y poesía en Cuba, Tomo I, Siglo XIX, Selección, prólogo y comentarios de Roberto Manzano Letras Cubanas, La Habana, 2010 pp. 495, 496, 497. En el anexo reproducimos la poesía completa.

8– Carlos Alberto Boissier. En el destierro. El Bosque de los símbolos. Patria y poesía en Cuba, Tomo I, siglo XIX, Selección, prólogo y comentarios de Roberto Manzano. Instituto Cubano del Libro, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2010, P 503. En el anexo reproducimos la poesía completa.   

Visión de Máximo Gómez sobre Luis Marcano.

Luis Marcano Álvarez nació en Baní, República Dominicana, el 29 de septiembre de 1831. Ingresó en el ejército de su país y combatió a las invasiones provenientes de la vecina Haití. En 1855 tenía el grado de teniente. Al igual que muchos oficiales del ejército de su país apoyó la anexión de Santo Domingo a España promovida por el presidente Pedro Santana y materializada en marzo de 1861. Los militares de Santo Domingo que se mantuvieron fieles a España fueron incorporados a las fuerzas armadas de la metrópoli en lo que se llamó las Reservas Dominicanas del Ejército Español. Una parte significativa del pueblo acabó sublevándose contra España en agosto de 1863, iniciando lo que sería conocida como la Guerra de Restauración. Un grupo importante de miembros del antiguo ejército español apoyó a los hispanos. Entre estos se encontraba Luis Marcano.

Derrotada la metrópoli se trasladó a Cuba junto a dos hermanos. Se estableció en la zona de Manzanillo. El joven Marcano conoció del desprecio de las autoridades españolas por los antillanos, de los horrores de la esclavitud y no dudó en unirse a los cubanos que conspiraban contra España. En octubre de 1868 se adhirió a Carlos Manuel de Céspedes que inició la sublevación contra España. Su papel fue decisivo en las primeras victorias mambisas. Los cubanos no sabían combatir ni tenían disciplina ni organización militar. Marcano al igual que otros dominicanos eran veteranos de las guerras libradas en su país. Céspedes lo ascendió a general y le dio importantes cargos. En Bayamo se creó un gobierno independentista dirigido por Céspedes.

Los holguineros se sublevaron en octubre de 1868 secundando a Carlos Manuel de Céspedes. La guarnición española y un grupo de vecinos fieles se atrincheraron en la residencia del comerciante Francisco Rondan que sería llamada la Periquera. Ocuparon y fortificaron la manzana donde se encontraba el referido edificio. Allí enfrentaron el sitio que le impusieron los mambises. Hasta aquellos momentos el jefe militar que más éxito había tenido en la captura de una plaza enemiga era Luis Marcano. Él dirigió la toma de Bayamo. Seguramente que Céspedes pensó que al nombrar a Marcano como jefe de Holguín lograría vencer la resistencia de los colonialistas. A principios de diciembre de 1868 Marcano se encontraba al frente de las fuerzas holguineras. Pero poco pudo hacer. En esos días desembarcó por el puerto de Gibara una poderosa columna bien armada y pertrechada que obligó a los revolucionarios a levantar el sitio y retirarse a los campos y bosques de la jurisdicción. Marcano continuó al frente de Holguín hasta el 18 de marzo de 1869. El Comité Revolucionario de Holguín, que se había creado para llenar el vacío de poder dejado por la captura de Bayamo por el enemigo y la dispersión del gobierno presidido por Céspedes, estructuró la división en dos brigadas y designó a Marcano jefe de la oriental.

Posteriormente Marcano se trasladó a Manzanillo donde continuó combatiendo. En marzo de 1870 murió asesinado por un traidor. El también dominicano y destacado combatiente por la independencia cubana, el mayor general Máximo Gómez escribió en su diario personal unos interesantes apuntes sobre este patriota. Como justo homenaje al valiente general que dejó una huella importante en la historia de Holguín y de Cuba reproducimos textualmente este fragmento del diario de Máximo Gómez.

Al Mayor General Luis Marcano trataron de asesinarlo en la noche del 9 de Agosto de 1869, pero logró salvarse heri­do en la cara, de machete, así como su hermano Félix; debien­do ambos su salvación a Nicolás Chala, que en medio del aturdimiento se lanzó sobre los asesinos, matando a Faustino Varona, y lograron fugarse y presentarse a los españoles en Manzanillo: Joaquín Ponsuelas (a) El Mulato, Roblejo, Lico Garcé y Pepe Varona.

Más tarde, el General Marcano, ya repuesto de su heri­da volvió á entrar en campaña y después del ataque al Congo, el mismo día fue muerto, y según informes y datos que he po­dido recoger, su muerte fue debida a los mismos Cubanos —Hall un subalterno de Marcano era su enemigo, y habiéndole dado unos planazos a un soldado; Hall, le dijo a éste que debía ma­tar a Marcano y como el mismo día el enemigo persiguió nues­tras fuerzas, éstos se dispersaron, y el General que seguía por una vereda, con dos o tres que le acompañaban, salió un tiro del monte que le hirió de muerte en una ingle; los compañeros le dejaron, mas después apareció su cadáver a algunos pasos de allí, sin que le faltara ninguna de sus armas y prendas.

Algunos días después se presenta Hall a los españoles en Manzanillo, y por confidencias fidedignas se supo, que dijo que él había muerto al General Marcano.

Nadie más se acordó del valiente General, que tantos ser­vicios había prestado a la Causa de Cuba, pero ni el Gobier­no ni nadie ha dedicado una página ni un recuerdo a su memo­ria —su pobre viuda, si no hubiera sido por su tío el General Díaz, probablemente hubiese perecido de hambre y desnudez.

Únicamente el Teniente Coronel Pedro Martínez que fue su Secretario, es el único cubano que cuando se reúne conmigo le oigo hablar con entusiasmo del olvidado General.

Cualquiera que no sea dotado de un alma fuerte y de muy rectos principios, no se expondría a trabajar por la democra­cia; pues ésta siempre ha sido ingrata, pues no solo se olvida de sus más fieles servidores, sino que muchas veces los arrastra y pisotea.

Más tarde, la desgracia que perseguía a todo lo que ro­deaba al General Marcano —hace que la pobre viuda, la infe­liz Lorenza Díaz, sufra una muerte desastrosa: un chino, tum­ba una inmensa ceiba, que cerca del rancho de Lorencita es­taba el árbol, cae sobre aquel y la infeliz viuda queda sepulta­da bajo el terrible golpe.

Bibliografía:

-Gómez Báez Máximo. Diario de Campaña. Comisión del Archivo de Máximo Gómez. La Habana. 1940.

-Colectivo de autores. Diccionario enciclopédico de historia militar de Cuba, Primera parte (1510-1898), Tomo 1, Biografías, Editorial Verde Olivo, La Habana. 2001.

Puertos en el Norte del Oriente cubano (siglo xx)

Los puertos son fundamentales para el desarrollo de una región. El proceso de construcción de estos en el periodo colonial en la jurisdicción de Holguín fue en extremo lento. No es hasta la segunda década del siglo XIX que se habilita el primer puerto. Este se erigió en la bahía de Gibara, situada a unos 30 kilómetros de la ciudad de Holguín.

La nueva obra cambió la economía de la región e incluso la demografía. Numerosas embarcaciones acudieron a sus muelles. Gran cantidad de inmigrantes, la mayoría de España, se establecieron en sus calles y en los campos de la zona de influencia del puerto. Gibara monopolizó el comercio de la región. Si en 1827 se habían importado y exportado por sus muelles mercancías por un valor de 72 mil 340 pesos, diez años después llegaban a 260 mil 290 pesos y en 1847 a 638 mil 687, cifra que se superó en 1858 con la cantidad de 666 mil 040. Durante el cuatrienio de 1861 a 1864 se importaron mercancías por un valor de 593 mil 564 pesos y se exportaron tres millones 913 mil 158 pesos.(1)

El fin del dominio colonial cambiaría por completo esta situación. En la primera mitad del siglo XX se establecieron en el territorio del Norte de Oriente poderosas empresas azucareras, ferrocarrileras y mineras de los Estados Unidos de América. Todas ellas pusieron sus ojos desde los primeros momentos en la creación de puertos y subpuertos a conveniencias de sus instalaciones. El embarcadero de Banes, por donde desde el siglo XIX se exportaba plátano, fue ampliado con nuevas y modernas instalaciones por la United Fruit Company. Se llegó a habilitar como puerto con una aduana. (2) Esta empresa, que en Cuba se dedicó a la producción de azúcar, estableció su centro de dirección en la ciudad de Banes que se encontraba cerca del puerto homónimo. La escritora Eva Canels que lo visitó en 1914 como pasajera del buque de cabotaje Las Villas lo describe en estos términos: «El embarcadero de Banes, donde atracó «Las Villas», es muy hermoso: profusión de palmeras y de árboles colosales, calles, viviendas amplias…» (3) Esta escritora recogió en sus memorias de la visita a Cuba el efecto que le causó cuando el buque entró en: «¡ La bahía de Nipe¡ ¡ Qué bahía¡ ¡ Qué hermosura¡ ¡ Qué grandiosidad¡ Caben en ella todas las escuadras del mundo…» (4) No solo la escritora española se dio cuenta de la grandiosidad de aquella rada. La United Fruit Company estableció el central azucarero Preston en las márgenes de Nipe. Mientras en la bahía de Banes fundó el Boston. La poderosa compañía puso mucho interés en establecer vías para embarcar la producción de sus industrias. En 1903 construyeron un espigón en la cercanía del central Boston. Muy pronto obtuvieron de las autoridades el reconocimiento de esta instalación como subpuerto, lo que permitía el embarque de azúcar. En 1907 se creó el subpuerto de Preston. El muelle fue construido por The Nipe Bay Company subsidiaria de la United Fruit Campany. De esta forma los sacos de azúcar iban directamente de los almacenes de ambas fábricas a la bodega de los buques.

Otra empresa puso su interés en las aguas profundas de Nipe. La compañía estadounidense Spanish American Iron Company comenzó a explotar una mina en Mayarí. Para exportar el mineral construyó en la ensenada de Cajimaya el subpuerto de Felton. (5) William Van Hornet se maravilló cuando contempló la bahía de Nipe. Pero no escribió un libro sino que construyó un puerto. Este era un empresario estadounidense de origen holandés. Estaba rodeado de un hálito de misterio pues fue el encargado de construir el ferrocarril que unió en Canadá el Atlántico con el Pacifico.

Hasta 1902 era muy difícil viajar de La Habana a Santiago de Cuba por tierra. Los caminos cubanos en tiempo de lluvia se hacían intransitables para cualquier tipo de transporte de la época. El ferrocarril tan solo llegaba hasta Santa Clara. Al producirse la ocupación de Cuba por los Estados Unidos el primero de enero de 1899 esta situación comenzó a variar rápidamente. Una empresa ferrocarrilera estadounidense dirigida por William Van Hornet emprendió la tarea de unir el occidente con el oriente de la isla. A finales de 1902 La Habana y Santiago de Cuba estaban enlazados por el ferrocarril. Van Hornet comprendió las ventajas que podía tener para su empresa el disponer de un puerto en la inmensa bahía de Nipe. Construyó un ramal del ferrocarril hasta punta Corojal en la referida rada. Allí levantó un puerto al que llamó Antilla. El puerto contó con aduana desde 1911. (6) En 1919 lo utilizaban 16 centrales azucareros para exportar su producción. (7) En 1925 se constituyó en municipio. Otro de los puertos vinculados al azúcar fue el de Juan Claro, en la bahía de Puerto Padre, por donde se exportaba la producción de los centrales Chaparra y Delicia. Este fue construido en 1911 por la Cuban Sugar Company. Allí se erigió el primer pedraplen de la isla.

La Manatí Sugar Company fundó el puerto de Manatí en 1912. Por su muelle se exportaba la producción del central del mismo nombre. En 1916 fue reconocido como subpuerto el de Vita por donde se expedía el azúcar del central Santa Lucía. (8) Aunque desde antes de esa fecha ya se utilizaba con esos fines. El subpuerto de Cayo Mambí en la bahía de Sagua de Tánamo fue construido en 1921 por la Atlantic Fruit Sugar Company para exportar la producción del central Tánamo. (9) Aunque desde 1908 la referida empresa construyó un pequeño muelle en esa bahía para exportar bananos. En la década de los años 40, al iniciar su producción la planta de Nicaro, se construyó el subpuerto de esa industria en la bahía de Levisa. Mientras en los 50 se edificó el de Moa por la Moa Bay Mining. Este fue utilizado por la también planta niquelífera construida en sus inmediaciones.

Este universo de puertos cambió profundamente el paisaje y la economía de esta zona. También fue un factor clave en la ruina de Gibara. La producción azucarera y minera del Norte del Oriente de Cuba se exportaba por estos puertos y subpuertos. El ferrocarril y luego la Carretera Central unieron a todo el país con La Habana donde radicaban los grandes comerciantes importadores y exportadores. A esto se agregaba que la bahía de Gibara tiene poco calado para los buques que cada vez eran mayores. Sin industrias Gibara cayó en la ruina. Las grandes empresas azucareras y mineras y sus puertos dejaron una profunda huella en esta región.

NOTAS:
1–Herminio Leyva y Aguilera: Gibara y su jurisdicción. Datos históricos y estadísticos .Taller tipográfico de Martín Bim Gibara l894 pp. 161/171.
2–José Vega Suñol: Norteamericanos en Cuba. Estudio Etnográfico,Fundación Fernando Ortiz, 2004, p. 70.
3–Eva Canels: Lo que vi en Cuba, Introducción y notas de José Abreu Cardet y Elia Sintes Gómez, Editorial Oriente Santiago de Cuba, 2006, p. 30.
4–Ibídem. p. 32.
5–José Vega Suñol ob. cit. p. 71.
6–Ibídem. p. 70.
7–Ibídem. p. 73.
8–Información brindada al autor por Enrique Doimeadios Cuenca, historiador de Gibara.
9–José Vega Suñol ob. cit. p. 71.