ANOTACIONES (22)

Calixto García: los primeros años

Visita poco estimada: corsarios insurgentes en Holguín

La Loma de la Cruz: símbolo de Holguín

 

Calixto García: los primeros años

José Abreu Cardet

A diferencia de otros patriotas de la Guerra de los Diez Años, cuyos prin­cipales hechos estuvieron vinculados a una jurisdicción muy específica, como Julio Grave de Peralta a Holguín, Ignacio Agramonte a Camagüey, Vicente García a Tunas, por solo mencionar algunos ejemplos; Calixto García desarrolló sus principales campañas durante la contienda de los Diez Años en una amplia región del centro y norte de Oriente, integrada por las jurisdicciones de Jiguaní, Manzanillo, Bayamo y Holguín.

En ello influyeron varios factores. Uno de ellos fue su gran capacidad militar y visión que iba más allá de una estrecha región. Gracias a sus acciones victoriosas se ganó el respeto de mambises de diferentes regiones. Pero también en esto influyó su origen. Pero démosle la palabra a Calixto para que nos narre sus primeros años y su incorporación a la revolución. Según una autobiografía que se vio obligado a escribir en tercera persona para su expediente como oficial mambí nos dice que:

 

“Nació en Holguín .el cuatro de Agosto de 1839. (1) Hijo legitimo de Ramón García (2) y Lucía Iñiguez.(3) Permaneció en ese pueblo hasta el año de 53 desde cuya época hasta el 59 recorrió varios pueblos de la Isla dedicado al comercio. (4) El 59 fijo su residencia en Jiguaní donde vivía su padre ocupándose de administrar lo bienes de este (5)y los que había heredado de su abuela materna”. (6)

 

En Jiguaní, según narra en el referido documento, “contrajo matrimonio en 1852 con Isabel Vélez Cabrera”. (7) En el momento de contraer matrimonio las autoridades los describían como: «natural de Holguín y de este vecindario, soltero, hacendado, y de veintidós años» (6) poseía: «un tejar sito en el par­tido de Sta. Rita con hornos, piras, casa de oficio y demás enseres corres­pondientes a un tejar con siete caballerías de tierras propias, con dos esclavos nombrados uno Olegario y el otro Serapio, con siete yuntas de Bueyes, dos carretas, tres caballos de sillas y tres de carga». (7)

 

Las autoridades en un documento expresaban que ambos, Calixto e Isabel, pertenecían a «familias de las más visibles aquí, aunque decaídas en bienes de fortuna, y en particular la de ella por el fallecimiento de su pa­dre». (8) En Jiguaní Calixto “ejerció varios cargos públicos entre ellos el de Alférez Comandante de la Sección de Voluntarios de Cataluña del Ojo de Agua, Vocal de las Juntas de Agricultura, Industria y Comercio, de la de Instrucción Pública, Sanidad y otras, habiendo sido electo Regidor cuyo empleo ejercía cuando estalló la revolución”. (9)

 

Calixto se incorporó a la conspiración en Bayamo. Desde esa ciudad le escribió a Tomás Estrada Palma el primero de mayo de 1898 recordando como más de 30 años atrás se inició en el complot contra España: «Hoy pienso visitar la casa o las ruinas de la casa donde me inicié para conspirar y preparar la Revolución del 68». (10) También mantuvo estrechos vínculos con su Holguín natal donde continuaron residiendo la mayoría de sus parientes. Sus nexos con Holguín eran tales que los miembros de la conspiración lo mantenían informado de cómo se desarrollaba esta. En una autobiografía que se vio obligado a escribir para su expediente del oficial del Ejército Libertador de Cuba dejó detalles de cómo se produjo su incorporación a la revolución:

“Invitado en 1867 por el Ciudadano Mariano Acosta para tomar parte en la asociación formada en Bayamo para preparar la revolución, ingresó en ella desempeñando algunas comisiones. En una de ellas se hallaba en Holguín el once (11) de Octubre en la noche cuando le avisó el Licenciado Castellanos (12) haberse sublevado en Yara Carlos Manuel de Céspedes. La misma noche habló can el Licenciado Belisario Alvarez (13) jefe del Club (14) de Holguín que le ofreció secundaría el levantamiento de Yara si algún otro pueblo lo apoyaba y con este objeto salió para Jiguani a cuyo lugar llegó el 12 pronunciándose el trece con el General Donato Mármol”. (15)

 

Calixto tiene cierta relevancia en la conspiración pues al ser capturado en el poblado de Jiguaní y su jurisdicción, “…fue nombrado gobernador ocupándose en los pocos días que desempeño este puesto, en armar y organizar más de mil hombres con los cuales marchó el 18 para Bayamo llamado por Céspedes”. (16)

 

Los cubanos toman a Bayamo y establecen un gobierno revolucionario; los españoles lanzaron varias columnas para tratar de reconquistarlo. Una de ellas procedente de Manzanillo fue derrotada por las tropas mambisas bajo el mando del general Modesto Díaz. Entre los oficiales que tomaron parte en esa operación se encontraba García Iñiguez. Luego fue enviado a combatir a las fuerzas coloniales que desde Santiago de Cuba marchaban sobre Bayamo. Calixto -subordinado primero al general Donato Mármol y luego a Luis Marcano- tomó parte en aquellas operaciones. El enemigo fue rechazado. Calixto fue ascendido a coronel (17) jefe del Estado Mayor del General Gómez.

 

De esa forma Calixto García integró la alta oficialidad mambisa. Su valor personal, inteligencia y patriotismo lo llevarían a que fuera ascendido a mayor general y ocupar altos cargos como jefe del departamento oriental y lugarteniente general del Ejército Libertador en la guerra de 1895.

 

NOTAS:

1- La casa Natal de Calixto García estaba situada en la calle San Diego, según el nombre de las calles en la época de su nacimiento. Actualmente la dirección es calle Frexes esquina a Miró. La casa es un museo y tiene una biblioteca especializada en las guerras de independencia.

2- Ramón García González nació en Venezuela en 1812, hijo del castellano Calixto García de Luna Hernández y de la venezolana María de los Ángeles Gonzáles del Rey. De este matrimonio nacieron seis hijos. Al concluir el dominio español en Venezuela el abuelo del futuro general se trasladó con los tres hijos varones a Santiago de Cuba y luego se estableció en Holguín dedicándose al comercio. Apoyó activamente al general Lorenzo en 1836 en el establecimiento de la constitución de 1812 por lo que sufrió prisión en La Habana. Su hijo Ramón se casó el dos de mayo de 1835 con la holguinera Lucía Iñiguez Landín. Del matrimonio nacieron seis hijos. El segundo de ellos era Calixto. Ramón se estableció posteriormente en Jiguaní. Se fue a la guerra con su hijo. Hecho prisionero en 1870. En 1875 se encontraba en Madrid. Falleció en La Habana el tres de septiembre de 1884. Tenía 72 años de edad.

3- Lucía Iñiguez Landín nació en Holguín el ocho de diciembre de 1819 y falleció en el mismo lugar el siete de mayo de 1906. Era hija del holguinero Miguel Iñiguez León y la dominicana María Mercedes Landín Guerrero. Apoyó a su hijo en sus proyectos independentistas. Ella misma tomó parte en la lucha contra España marchando a los campos insurrectos donde fue hecha prisionera y deportada a La Habana. Acompañó a su hijo a España en los años en que sufrió prisión. Patriota intransigente, ocupa un lugar importante en el panteón de los héroes como una de las mujeres símbolos del independentismo.

4- De esos años comprendidos entre 1853 a 1859 en los que Calixto afirma que se dedicó a recorre la isla, tan solo conocemos que trabajó junto con su tío paterno, Santiago García González, en un establecimiento comercial que tenía este en Bayamo.

5- En Jiguaní Ramón, el padre de Calixto, tenía un comercio situado en la calle Cuba.

6- Juan J. E. Casasús: Calixto García, El Estratega, Oficina del Historiador de la ciudad, La Habana, 1962, p. 331.

7- Ibídem. p. 333.

8- Ibídem. p. 333.

9- José Abreu Cardet, Olga Portuondo y Volver Mollin Calixto García: Escribe de la Guerra Grande. Tres documentos personales, Editorial Oriente, 2009.

10- Carta del primero de mayo de 1898 a Tomás Estrada Palma. Fotocopia del original en el Centro de Información sobre las Guerras de Independencia Museo Casa Natal de Calixto García.

11- En sus notas sobre los primeros días del alzamiento Calixto se refiere a que el 10 de octubre se enteró en Holguín del alzamiento de Céspedes, mientras en esta autobiografía afirma que fue el 11. Parece más lógico esta última afirmación al analizar el espacio y el tiempo.

12- Joaquín Castellano, uno de los miembros de la junta revolucionaria de Holguín antes del estallido de la guerra.

13- Belisario Álvarez y Céspedes era primo de Carlos Manuel de Céspedes. Al estallar la guerra se unió a los integristas y tomó parte en la defensa de Holguín cuando el ataque mambí en 1868. Pese a esto fue detenido y enviado a La Habana. Francisco de Camps y Feliz, antiguo teniente gobernador de Holguín, logró que fuera liberado. Falleció en Holguín a principios del siglo XX. Escribió un libro sobre las haciendas comuneras.

14- Es interesante que Calixto se refiere al club como la organización que llevaba a cabo la conspiración. Por primera vez uno de los conspiradores usa ese término.

15- Donato Mármol Tamayo nació en Santiago de Cuba el 14 de febrero de 1843. Líder del movimiento conspirativo en Jiguaní donde se alzó. Fue jefe de la división de Santiago de Cuba Falleció en junio de 1870 en el campo insurrecto producto de una enfermedad. Calixto García se alzó y combatió bajo sus órdenes en los primeros meses de la guerra. Un tío de Calixto se casó con una prima de Donato Mármol. Tales relaciones hoy poco dicen pero en la época podían tener un significado.

16- Carlos Manuel de Céspedes inició la revolución del 68.

17- Fue política de Céspedes promover el ascenso a altos grados y cargos militares de los líderes regionales como Calixto García. Estos ascensos eran independientes de la capacidad militar, más bien tenían en cuenta la relevancia social del patriota. Este es un ejemplo típico de esta política. La guerra iría decantando las filas libertadoras.

 Publicado en Memoria Holguinera Radio Angulo en Internet. Link:

Calixto García: los primeros años (radioangulo.cu)

Visita poco estimada: corsarios insurgentes en Holguín

José Abreu Cardet

 

 

En los siglos XVI y XVII, cuando la piratería y el corso alcanzaron un gran auge en el Caribe, el territorio de la actual provincia de Holguín estaba escasamente poblado por lo que estos terribles navegantes tenían poco que encontrar.

De todas formas, seguramente utilizaron las muchas bahías y ensenadas de las costas de la zona para refugiarse, carenar sus naves y abastecerse de agua, madera y posiblemente realizar algún tipo de comercio de contrabando con algunos de los pocos vecinos. Hasta ahora no hemos encontrado prueba documental que nos demuestre esta temprana presencia; nos fundamentamos en la lógica de lo que hicieron en otros lugares. Sin embargo, cuando ya la piratería y el corso estaban en decadencia aparecieron en las costas holguineras unos terribles navegantes. Nos referimos a los llamados corsarios insurgentes. Estas eran naves autorizadas por las repúblicas recién establecidas en América Latina. En su lucha contra España recurrieron a todos los medios posibles, entre ellos armar barcos en corso. Para esto le dieron tales patentes a vecinos de sus costas, pero también a numerosos aventureros procedentes de los puertos estadounidenses e incluso europeos que soñaban hacerse de riqueza en medio del mar revuelto creado por las revoluciones independentistas del continente que se desarrollaron con gran fuerza en las tres primeras décadas del siglo XIX.

Cuba fue presa soñada por aquellos patriotas medio corsarios, medio piratas. Eran años de auge económico de la isla con un gran desarrollo de la industria azucarera, la producción de tabacos y café. Sus puertos eran visitados por navíos de muchos países en un constante ir y venir.

La isla se había convertido en base segura para el esfuerzo español de reconquistar sus perdidas colonias. Con gran alegría los corsarios intentaron saquear las costas de la mayor de las Antillas. Muy pronto se acumuló una numerosa papelería en la Capitanía General denunciando los ataques de aquellos marinos. Holguín no fue una excepción. Ya en las primeras décadas del siglo XIX la población de la jurisdicción había aumentado al igual que la riqueza. Escogieron aquellos enemigos de la corona española las bahías de Jururú, Naranjo y Nipe como punto de recalada. Esta última es la más grande y profunda de Cuba por lo que sus naves podían encontrar seguro refugio. Las otras dos bahías eran ideales para la actividad de los corsarios. Eran bahías de bolsa con pequeños islotes en su interior. Esto facilitaba que los piratas se ocultaran. Aunque en el cañón tenían suficiente profundidad para las embarcaciones, en el interior tenían poco calado. Esto era importante, pues los buques de los corsarios tenían escaso calado lo que les permitía penetrar hasta las zonas más recónditas ocultas y que no eran visibles desde el mar abierto. Los buques de guerra no podían entrar en zonas de escasa profundidad. Otra ventaja de estas tres bahías es que no existen en ellas puertos ni instalaciones militares. Tenían abundantes bosques junto a las costas de donde podían obtener madera para el combustible y las reparaciones de las embarcaciones. También existían arroyos de donde obtenían agua. No menos importante es que en la cercanía se encontraban campesinos y terratenientes con fincas de abundantes cosechas y buen ganado. Bien a la fuerza o por medio del comercio de contrabando podían adquirir vituallas. Lo más importante es que aquel era el itinerario de numerosos buques de cabotajes o de comercio internacional que pasaban con frecuencia frente a estas bahías; presas potenciales para estos corsarios.

Los españoles habían tomado medidas contra viajeros no desusados que trajeran propaganda independentista o sirvieran de espías a estos corsarios. El 20 de septiembre de 1810 se daba orden de prohibir el desembarco de personas procedentes de las colonias sublevadas Dos meses después, esta disposición se ponía en pie en Holguín cuando se prohibía a los viajeros de esas colonias arribar a las costas de la jurisdicción. El 27 de febrero de 1811 se ordenaba recoger toda literatura originaria de las regiones sublevadas del imperio donde se hablara del independentismo. En 1812 se tiene la primera información de la presencia de buques corsarios merodeando por las costas holguineras.

El ocho de junio de 1816 se informaba por las autoridades que habían sido avistados buques dentro de las bahías Naranjo y Jururú. Se pensaba que eran enemigos de la corona. Los corsarios cada vez actuaban con mayor agresividad en las costas holguineras. Muy pronto se difundió lo que parece ser el primer ataque de estos marinos. El siete de junio de 1816 fue atacada y hundida en la entrada del puerto de Gibara la goleta Águila que viajaba desde La Habana hasta Baracoa. Al día siguiente, en las bahías de Jururú y Naranjo se producían sendos desembarcos de corsarios. Se calculaban en más de un centenar. Las nacionalidades de estos eran diversas; se encontraban vecinos de las costas de lo que luego sería México y Colombia, franceses e italianos además de personas de otras procedencias.

Se rumoraba que entre ellos había más de 30 mujeres francesas y cartaginesas. Esto debió despertar la imaginación de los holguineros sobre lo que ocurría en aquellas embarcaciones en medio de las noches marinas. También se hacía referencia a unos 20 esclavos. Las autoridades armaron buques para perseguirlos. Estos esfuerzos resultaron inútiles; los navíos continuaron su viaje dejando una estela de comentarios entre los holguineros. En 1817 se hicieron más frecuentes las visitas de buques corsarios a las costas de la jurisdicción de Holguín. Los vecinos de esta también tomaron medidas. La más importante fue la construcción de una batería, llamada Fernando VII en la bahía de Gibara. Pero esto no impidió que a la vista de ese fortín los piratas capturaran una embarcación sin que los defensores del mismo, por falta de artillería de largo alcance, pudieran impedirlo. El tres de noviembre de 1819 las autoridades fueron informadas de la presencia en las cercanías de Gibara de dos bergantines con la intención de atacar el fortín Fernando VII. Por suerte no pasaron de las amenazas, pues los medios de combate de la batería eran escasos. Los gibareños poco después derrotaron a dos balsas de corsarios que seguramente procedentes de barcos que merodeaban por la costa, trataron de desembarcar. La amenaza era tal que se pensó en construir un torreón en la bahía Naranjo defendido por medio centenar de hombres, pero la falta de recursos hizo fracasar esos planes.

En 1824 lo corsarios saquearon la hacienda de Chaparra que en la época estaba en la jurisdicción de Holguín. Allí robaron nueve esclavos que llevaron a la bahía Naranjo para venderlos a los vecinos de ese lugar. Lo que nos dice que además de las acciones bélicas existía un comercio de contrabando mediante el cual los vecinos compraban lo robado en otros lugares del litoral holguinero. Estos corsarios hicieron circular una proclama de carácter independista entre los vecinos de Holguín demostrando que además de saquear eran patriotas.

El 15 de mayo de 1824 la goleta Centella, armada en Cartagena de Indias, atacaba y tomaba una hacienda cerca de la bahía de Sagua de Tánamo. Desde este poblado se envió un grupo de hombres armados para enfrentar a los corsarios pero al llegar estos se habían retirado. Un vecino se les unió. En la bahía de Nipe, en junio de 1824, los corsarios capturaron la goleta Isabela procedente de Baracoa. Además se establecieron provisionalmente en la boca de esa bahía en espera de nuevas presas. Las autoridades de Mayarí muy pronto conocieron que un vecino de la península del Ramón los ayudaba. Esta península conforma una de las entradas de esa bahía. Para sorpresa de las autoridades algunos holguineros ayudaban a los corsarios.

Comenzaban a llegar noticias muy preocupantes. Otra embarcación había sido capturada. Se organizó una partida para combatir a los corsarios. Estos tuvieron éxito. Capturaron al individuo que los ayudaba y otras seis personas, posiblemente corsarios o vecinos que colaboraban con ellos. En 1825 los holguineros apoyaron a la tripulación de dos embarcaciones que eran perseguidas por los corsarios. Gracias a esta ayuda se evitó que cayeran en manos de los enemigos de España. El Capitán General felicitó a los holguineros por el valor demostrado.

Pero pronto quedó en evidencia una realidad: algunos holguineros ayudaban a los corsarios. Por convicción política, por el interés de participar en el comercio con los objetos robados o por miedo. Las autoridades elaboraron el cinco de diciembre de 1825 y remitieron al Capitán General una lista de unas 35 personas sospechosas de estar vinculadas con los corsarios. El cuatro de febrero de 1826 un bergantín perseguido por los aventureros encalló en la bahía de Manatí. Pero las acciones de estos navegantes fueron disminuyendo. Al obtener la independencia los países latinoamericanos, consolidarse esta y regularizarse el comercio, ya los corsarios no eran necesarios. De todas formas, por muchos años se mantuvo en las costas holguineras el temor a que retornaran. En agosto de 1837 se informaba de la presencia de buques sospechosos en las costas de Gibara pero la alarma no pasaba del susto. El corsario insurgente era historia pasada.

Estos feroces enemigos de la corona española dieron sin proponérselo un aporte significativo al posterior desarrollo de Holguín. Los holguineros tomando como pretexto sus amenazas obtuvieron autorización para construir una batería en la bahía de Gibara. Alrededor de ella muy pronto se formó el poblado y puerto de ese nombre. Era una salida para la producción de la zona. Se iniciaba un intenso auge económico que atraería una numerosa inmigración que con los años matizaría la zona.

Bibliografía

-Hernel Pérez Concepción: Corsarios insurgentes en las costas holguineras. En Héroes Volcánicos del Sur. Valoración multilateral del bicentenario de la independencia de Hispanoamérica, Editorial La Mezquita, Holguín, 2014, pp. 108-119.

 Publicado en Memoria Holguinera, Radio Angulo en Internet. Link:

Visita poco estimada: corsarios insurgentes en Holguín (radioangulo.cu)

 

 

La Loma de la Cruz: símbolo de Holguín

 

  José Abreu Cardet

 

La ciudad de Holguín ha convertido una colina situada en sus inmediaciones como uno de sus símbolos. Llamada la Loma de la Cruz tiene una singular historia. Esta elevación pertenece al grupo orográfico Maniabón con una altura de unos 275 metros sobre el nivel del mar y alrededor de 127 metros sobre la ciudad. Está «…constituida de roca del cretácico superior entre ellas serpentinitas, peridotitos y dunitas». (1)

El suelo de la colina está muy erosionado. La vegetación original parece que fue herbácea y yarey por lo que la fauna se limita a reptiles, insectos y arácnidos. Con tales características no parece que se desarrolló en sus faldas la agricultura. Es posible que algunos holguineros en épocas pretéritas llevaran allí algún ganado a pastar, en especial en la época de lluvia.

En las cercanías de Holguín se encuentran otras colinas como el cerro del Fraile, la loma del Paraíso y las alturas de Mayabe. Todas de escasa elevación. El Fraile es la de más envergadura con unos 325 metros. Pero la que alcanzaría fama y se convertiría en un símbolo de la ciudad sería lo que hoy se conoce como Loma de la Cruz. Lo decisivo en esto es su cercanía con el llamado Cayo Llano, una pequeña Mesopotamia donde se construyó la ciudad. Como siempre ocurre con los años iniciales de una ciudad, la de Holguín está llena de leyendas. García Holguín, uno de los conquistadores de la isla obtuvo un hato en esta zona. Los historiadores y arqueólogos lo sitúan en el Yayal, un lugar en la periferia de la ciudad donde se han encontrado numerosas evidencias de que tempranamente existió una transculturación entre los aborígenes y los españoles. Esto ha servido de evidencia para considerar que el primer asentamiento europeo en la zona fue en ese sitio.

La tradición oral afirma que García Holguín se trasladó a México donde tomó parte en la conquista de ese imperio aborigen bajo las órdenes de Hernán Cortés. En una decisión que todavía asombra regresó del rico México al desvencijado archipiélago cubano y trasladó el hato del Yayal a un pequeño valle llamado Cayo Llano. De esa forma daba inicio a la ciudad de Holguín y a un esfuerzo de los historiadores locales tratando de entender aquella decisión e incluso de demostrar si tal historia es real o producto de la fantasía.

El lugar escogido por García Holguín era una tierra situada entre dos arroyos llamados hoy Jigüe y Marañón. La futura Loma de la Cruz contempló con sus ojos de tierra y piedra este poblamiento inicial que no pasó más allá de una finca con un puñado de españoles, indios y seguramente algún africano traído como esclavo. Si en aquella época crecían algunos árboles en sus laderas los vecinos del hato se encargaron de talarlos para sus construcciones y fogones.

Es de pensar que para no pocos de aquellos pobladores iniciales el cerro sería un obstáculo molesto que era necesario bordear para ir hasta las llanuras situadas en la otra falda. Pero la gente se fue acostumbrando a su presencia. Alrededor de 1720 se fundó entre el Jigüe y el Marañón una pequeña aldea. Para el trazado de sus escasas calles un agrimensor, Gregorio Francisco, subió al cerro del Bayado como se le decía entonces y trazó las calles, plazas y manzanas de la población. No hay duda que Gregorio era hombre inteligente pues dibujó en su imaginación y planos una futura ciudad de calles rectas. Ponía en práctica las Leyes de Indias para la creación de nuevas poblaciones. El 18 de enero de 1752 se constituye el municipio y le otorgaron el título de ciudad a Holguín. El agrimensor Baltasar Díaz de Friego utiliza el cerro del Bayado para rectificar las calles, manzanas y plazas.

Junto al gobernador del departamento oriental que en 1752 visitó la ciudad de Holguín para oficializar la creación del ayuntamiento llegaron unos religiosos de la orden San Franciscano con la intención de establecer un convento. El tres de mayo de 1790 Antonio de Alegrías, prior de la orden, subió a lo alto del cerro con una cruz de madera a cuesta. La clavó en la cima de manera que podía ser contemplada por los vecinos de la ciudad. Según la tradición cristiana ese día la madre del emperador Constantino el Grande descubrió la cruz en la que Cristo sufrió el calvario. Desde ese día y año la colina Bayado comenzó a ser llamada como Loma de la Cruz. Se establecieron las Romerías de Mayo que consistían en que una procesión salía de la iglesia San Isidoro, avanzaba por la hoy calle Libertad, continuaba a los campos y ascendía hasta la Loma de la Cruz. Allí se oficiaba una misa. Luego se iniciaba una fiesta que se extendía hasta el día siguiente. En ella se realizaban corridas de cintas, peleas de gallos y otras diversiones. Los holguineros bebían la llamada zambumbia que se elaborada a base de miel de caña y agua. Otros tomaban agualoja preparada a base de aguardiente, azúcar y agua. Los niños y adolescentes tomaban refrescos y todos comían lechón asado en la cima de la loma en medio de la alegría colectiva. Las romerías tomaron cada vez más un sentido popular y más festivo que religioso. Descendió desde las alturas de las colinas e inundó las faldas y luego las calles y casas de la ciudad. Se bebía y se bailaba. Aunque también siempre mantuvo un sentido de religiosidad popular pues ese día se cumplían promesas ofrecidas por vecinos de la ciudad.

En el siglo XX el emprendedor holguinero Oscar Albanés promovió la construcción de una escalinata que se inició en 1923 con el aporte popular y se concluyó en 1950. Si bien las romerías desaparecieron en el sentido que tenían, quedaron la cruz y la escalinata, y la loma se convirtió en símbolo de la ciudad. Hoy también son parte de la fiesta cultural de las Romerías de Mayo que han devenido en una encuentro internacional de los jóvenes artistas de muchos países que en mayo arriban a Holguín con su alegría.

Bibliografía

Ángela Peña Obregón, La Loma de la Cruz, Editorial Pablo de la Torriente, La Habana, 1995.

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La Loma de la Cruz: símbolo de Holguín (radioangulo.cu)