ANOTACIONES (10)

Análisis sobre la gran resistencia: Cuba 1868-1878

El Cuarto Frente en los planes estratégicos de Fidel (noviembre – diciembre 1958)

Los «americanos» en el Norte del Oriente cubano: Entrevista a un historiador

 

Análisis sobre la gran resistencia: Cuba 1868-1878

Los cubanos llevaron a cabo una de las contiendas más prolongadas de América Latina por la independencia. Entre 1868 a 1898 desarrollaron tres guerras de independencia. Qué factores influyeron en esa tenacidad extrema de los insurrectos.

El territorio holguinero no fue una excepción. Aquí los independentistas locales se enfrentaron a intensas ofensivas españolas durante las tres guerras. Para entender los motivos de estos héroes es necesario ver el fenómeno en su conjunto. Hemos elaborado varios artículos con análisis sobre esa desesperada resistencia que forma parte del patrimonio de los cubanos. Concentramos estas valoraciones en la guerra de 1868 a 1878 la más prolongada.

La máxima dirección de la revolución con su ejemplo ofrecía una respuesta contra el desanimo y el terror por la represión colonial y las duras difíciles de vida de los revolucionarios y sus familias. Esta sufrida respuesta es sorprendente si analizamos el origen de esta élite revolucionaria. El grupo que inició la conspiración y luego se levantó en armas y dirigió a las fuerzas libertadoras durante gran parte de la guerra de 1868-1878 era una élite de terratenientes, profesionales y todos blancos. Algunos tenían cierta cultura e incluso nos encontramos con gente verdaderamente refinada.

Ese refinamiento tratan de mantenerlo en la vida en campaña. Carlos Manuel de Céspedes, un verdadero símbolo de aquella élite, nos dice que: «Para distraernos el rato que no estamos trabajando, tenemos reuniones literarias, y jugamos al ajedrez…» (1) En una carta a su esposa le comenta que «estaban leídos todos los libros y periódicos» (2) que tenía en su campamento.

El presidente se rodeo de gente también culta. Su secretario privado era el joven abogado Manuel Mendigutia. (3) Joaquín Palma poeta sensible y director del periódico «El Cubano Libre» figuraba entre sus ayudantes. (4)

Los lacayos coloniales que se encargaron de hacer efectiva la orden de embargo de los bienes de Ignacio Agramante encontraron una amplia biblioteca donde estaban desde las obras de Juan Jacobo Roseau hasta una historia de la literatura, o una partitura de la Opera L Afriqueme. (5)

Pero gente de tales refinamientos no eludieron la dura vida de la guerra. Hay diversos ejemplos. En ocasión de trasladarse al exterior Pedro muy enfermo, el hermano de Carlos Manuel de Céspedes, este le escribió que una vez restablecida la salud «…debes embarcarte en una expedición que ofrezca las garantías posible de buen éxito y venir para Cuba» (6) Pedro regresó y murió al ser apresada la expedición.

El ejemplo de los líderes era fundamental. La élite del 68 estaba expuesta a tantos peligros como los soldados. Eran gente individualizada y buscada por la represión. Cada una de estas familias de patricios cubanos guardaba una verdadera memoria de sufrimientos. Un ejemplo de esto era el general tunero Francisco Varona, (7) cuya familia había sido un baluarte del independentismo. Nos describe sus recuerdos el día en que Tunas fue capturada por las tropas mambisas. Al llegar a su antigua casa hizo un recuento del que dejó constancia en su diario personal del destino desdichado de su familia:

… Mis padres, arrojados de la casa solariega por la maldad española, yendo a morir lejos del hogar querido; mi hermana Mercedes, asesinada por las balas españolas en Las Arenas, camino del Guamo, a mi hermana Tomasa le fusilaron su esposo, el general Rubalcava, (8) y ella expatriada, arrastra la miseria por extranjero suelo; y mi hijo Esteban lo mataron también los españoles. Aun persisto yo en la libertad de mi patria y tengo más hijos, que darán la vida también por ella cuando sea necesario… (9)

Las diferencias y las jerarquías en las filas insurrectas no se habían perdido. Así por ejemplo los líderes militares y políticos recibían en las expediciones envíos personales de sus familiares radicados en el extranjero. En carta a su esposa, de fecha 15 de julio de 1871, Céspedes le pedía «…con el primero de confianza que venga un tablero de ajedrez propio para la campaña con sus piezas y el mejor tratado de ese juego que se haya publicado en cualquiera de las lenguas que yo entiendo…» (10) Y en mayo de 1872 le solicitaba «…no te olvides de mandarme guantes de montar; ya no tengo ni un par» (11)

Aunque estos privilegios eran más teóricos que prácticos. Las expediciones eran muy escasas y varias se perdieron al desembarcar o no pudieron salir por diversos motivos. Incluso estos regalos personales muchas veces iban a parar a manos de los mambises que recibían en las costas las expediciones. El mismo Céspedes se quejaba de uno de estos envíos que estaba incluido en la expedición conducida por Melchor de Agüero lo recibió muy disminuido: «Agüero no me entrego personalmente la maleta; de modo que llegó a mis manos hace poco días descerrajada y saqueada» (12)

También la dirección militar y política de la revolución tenía la posibilidad de pedir protección para sus familias que se encontraban en el exterior. Asunto que en ocasiones tramitaba el presidente a solicitud de algún alto jefe militar o empleado de relieve del gobierno. Como ocurrió con el coronel Bobadilla que tenía su esposa en New Orleáns y le pidió al presidente Céspedes que se la socarra con 200 pesos. Este no duda en hacerle esa solicitud a Morales Lemus. (13) Pero en la práctica esto no funcionaba pues realmente la dirección de la emigración no tenía medios para realizar estos desembolsos. Incluso se acabó por eliminar estas ayudas de una forma definitiva. El 5 de agosto de 1871, Céspedes le escribe a su esposa:

Yo creo que se habrán suspendidos todas las pensiones; porque así se le previno a Aldama con motivo de las necesidades de la guerra y la escasez de recursos, aunque a mi me dolía en el alma que no pasasen socorros a algunas personas miserables u meritorias.» (14)

Otros de los privilegios de estos terratenientes convertidos en líderes revolucionarios era que sus familias al presentarse o ser hecha prisioneras casi siempre pasaban al exterior. Eran personas de bastantes relaciones para poder gestionar y obtener el permiso de abandonar el país. Lo que complacía mucho a las autoridades. Estas familias eran un mal ejemplo permanente. Incluso se dieron casos de que fueron expulsadas. Los terratenientes independentistas en lo político ocuparon los cargos de mayor relevancia tanto en el gobierno como en el ejército. En general los mantuvieron pese a la incapacidad notoria de algunos para los asuntos públicos y militares. Debieron existir otras diferencias impuesta por su procedencia de clase. Aunque en ocasiones esas diferencias eran rápidamente limadas por la dura realidad de la guerra.

Si es cierto que esta élite, al igual que la alta oficialidad mambisa en general, no se ocupaba de la ardua búsqueda de la alimentación pero esta en esencia no variaba mucho de los soldados de fila. Los convoyeros, encargados de esta dura tarea, actuaban con gran independencia y buscaban tanto la alimentación de sus jefes como la de ellos. Incluso ni la vestimenta era muy diferente entre los soldados y no pocos líderes. Céspedes, famoso por su elegancia en el vestir antes de la guerra, en carta del 7 de noviembre de 1872 reconocía que tenía tan solo «cinco camisas viejas» y «una chaqueta de paño nuevecita que le quitaron en Manantuaba a un oficial español y me la regaló Flort Crombet» (15) Mientras Ignacio Agramonte abril de 1871 reconocía con optimismo en carta a la esposa «…hasta ahora siempre he tenido dos o tres mudas de ropa» (16)

Casi siempre estaban mal protegidos. La situación incluso del presidente no era nada favorable Céspedes era acompañado por «una miserable escolta mal armada y peor pertrechada» (17) El 24 de abril de 1872, el presidente se encuentra junto a las fuerzas que comanda su hermano Francisco Javier. Pero estas se ven obligadas a desplazarse hacia un lugar por donde se cree que el enemigo está operando. El ejecutivo queda virtualmente indefenso ante un posible ataque español. Uno de los miembros de la comitiva presidencial anota en su diario «Con la retirada de (Javier) Céspedes nos hemos quedado sin fuerzas: apenas contamos con la escolta de Sanguily…» (18)

Gran cantidad de los líderes que iniciaron la guerra murieron durante el desarrollo de esta. Unos en combates otros hechos prisioneros y luego ejecutados sin arrepentirse en la mayoría de los casos de su actitud independentista. En un estudio realizado sobre los oficiales del Ejército Libertador hasta 1877 nos dice que murieron 101 en combate o por otras causas en las filas de la insurrección y solo 13 traicionaron. (19)

Los sufrimientos de la élite terrateniente no solo se limitaban a la vida material sino también a la espiritual pues se encontraban rodeados de gente ruda y sin cultura literaria. Estos eran como diría un terrateniente del 68: «… hombres ignorantes y comunicativos. (20)

Sin embargo, la dirección de la revolución pese a vivir en tanto sinsabores e ir perdiendo en la práctica la mayoría de sus privilegios mostraron un sorprendente optimismo que ayudó a sobreponerse a la difícil situación. Sobre Carlos Manuel de Céspedes escribió uno de sus compañeros de lucha: «Lo encontré en el mismo estado de siempre, animado y esperanzado en el triunfo de la revolución» (21)

Ellos eran un ejemplo y estímulo para el soldado de fila. Calixto García explotó ese ejemplo positivo cuando hace una concentración de tropas y le escribe a Céspedes.

«Desearía al mismo tiempo que se encontrara el Gobierno para la misma fecha de la reunión conmigo, a fin de darle mayor animación y moralidad a las fuerzas y prestarle más prestigio con su presencia al acto que producirá indudablemente un gran efecto.» (22)

Hay un acontecimiento que ejemplifica la decisión de esa élite a llegar hasta las últimas consecuencias y Céspedes la describe en estos términos. En una reunión «… habiéndose preguntado a Ignacio Agramonte con que contaba para proseguir la guerra les contestó lacónicamente: «Con el honor y el deber» (23) (24)

NOTAS

1— Fernando Portuondo del Prado y Hortensia Pichardo Viñals, Carlos Manuel de Céspedes. Escritos. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. 1982, T III, p 63.
2— Fernando Portuondo del Prado y Hortensia Pichardo Viñals, obra citada, T III, p 128.
3— Fernando Portuondo del Prado y Hortensia Pichardo Viñals, obra citada, T II, p 327.

4— Fernando Portuondo del Prado y Hortensia Pichardo Viñals, obra citada, t III, P 73.

5— Juan José Pastrana, Ignacio Agramonte, documentos. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. 1974, p 108.

6— Fernando Portuondo del Prado y Hortensia Pichardo Viñals, obra citada , T II, p 125.

7— Francisco Varona González Nació en las Tunas en 1832. Se alzo en octubre de 1868 junto a su primo y jefe en la insurrección Vicente García. Estuvo hasta el final de la guerra. Participo en la Guerra Chiquita y en la de 1895 Alcanzo el grado de mayor general Falleció en 1895. Colectivo de autores Diccionario Enciclopédico de historia militar de Cuba Primera parte (1510-1898), tomo 1, Biografías, Editorial Verde Olivo, La Habana, 2001, p 373.

8— Francisco Muñoz Rubalcava nació en Santiago de Cuba en 1825. Alcanzo el grado de general de brigada Combatió en las Tunas. Hecho prisionero fue ejecutado en marzo de 1873.
Colectivo de autores Diccionario Enciclopédico de historia militar de Cuba Primera parte (1510-1898), tomo 1, Biografías, Editorial Verde Olivo, La Habana, 2001, p 265.
9 —- Archivo Nacional. Fondo Donativos y Remisiones. Legajo 467, No. 2.
10—- Fernando Portuondo del Prado y Hortensia Pichardo Viñals, Carlos Manuel de Céspedes Escritos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1982, t III, p. 78.
11—Ibidem p. 119.
12— Ibidem p 85.
13— Ibidem, p 70.
14— Ibidem, p 71.
15— Ibídem, p 173.
16– Elda Cento Gómez, Roberto Pérez Rivero y José María del Carmen Álvarez «Para no separarnos jamás» Casa editora Abril, La Habana, 2009 p. 284.

17– Fernando Portuondo del Prado y Hortensia Pichardo Viñals, obra citada, T II, p 86.
18– Sarabia Nydia. Ana Betancourt. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. 1970 p. 139.
19– Jorge Ibarra Cuesta, Encrucijadas de la Guerra Prolongada, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2008, p. 25.
20– Eusebio Leal Spengler, Carlos Manuel de Céspedes: El Diario Perdido, Publicimex S.A. Ciudad de La Habana, 1992,P 141.
21– Nydia Sarabia, obra citada, p 158.
22– ANC. Academia de la Historia, legajo 357, núm. 7 (Colección Céspedes, folio 78).
23– Fernando Portuondo del Prado y Hortensia Pichardo Viñals, obra citada, T III, p 75.
24– Este acontecimiento que ha quedado en la historia como un ejemplo de la posición radical de Agramonte fue interpretado por el presidente Carlos Manuel de Céspedes de otra forma. En una carta a la esposa le explicaba que las recientes presentaciones al enemigo de varios mambises camagüeyanos «se atribuyen» a esta drástica respuesta. Decía el presidente en su carta personal que «…en nuestra situación mas que esa frase convenía una explicación acerca de nuestros recursos y una exhortación a tener constancia y confianza…».
Céspedes en su misiva reflejaba su profunda enemistad por Agramonte y no estaba dispuesto a reconocerle sus meritos e incluso el sentido radical de esas palabras. Esta actitud es muy común en las luchas políticas o en las simples contradicciones personales por diversos motivos. Esa acción es muy humana y la podemos observar cotidianamente; el no querer reconocer ningún tipo de merito en quien no nos agrada o consideramos nuestro enemigo por cualquier motivo. Realmente estos revolucionarios antes de ser convertidos en estatuas de mármoles y semidioses por los biógrafos eran seres humanos con todas las virtudes y defectos de tal término.
La cita de Céspedes fue tomada de Fernando Portuondo del Prado y Hortensia Pichardo Viñals, Carlos Manuel de Céspedes: Escritos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1982 , T III, p 75

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Análisis sobre la gran resistencia: Cuba 1868-1878 (radioangulo.cu)

 

El Cuarto Frente en los planes estratégicos de Fidel (noviembre – diciembre 1958)

José Abreu Cardet

 

En noviembre de 1958 se encontraban en el territorio que comprendía los antiguos municipios de Gibara, Holguín, Puerto Padre, Victoria de Las Tunas y parte de Bayamo tres columnas rebeldes: la 12, la 14 y la 32. El entonces Comandante Fidel Castro decidió crear con ellas un frente al que designaría como Cuarto Frente Simón Bolívar.

El primero de noviembre le escribió al Comandante Eduardo Sardiñas, jefe de la columna 12 Simón Bolívar, esta fuerza operaba en el territorio de los municipios Victoria de Las Tunas y Puerto Padre. Su objetivo fundamental era cortar las comunicaciones de las tropas de la dictadura con el resto del país. En la carta le explicó los planes que tenía para el territorio donde operarían las tropas del Cuarto Frente y, en general, sobre la situación de Cuba. Hace acertados análisis sobre lo que estaba a punto de ocurrir. A continuación reproducimos textualmente la misiva. Le agregamos notas a pie de página con aclaraciones necesarias para el lector.

Sierra Maestra
Nov 1-58

Querido Lalo (1):

Recibí el informe tuyo que ayer mismo se leyó por radio rebelde (2), quitándole solo algunos detalles de lugares que omití. Lo encontré todo muy interesante, así como la carta de Fajardo (3) y las de los militares.

Los planes siguen exactamente como lo trazamos aquí. Yo mande a Nestor (4) con 25 hombres más. También mandé una patrulla de muchachos de Puerto Padre que me parecen muy buenos, para que operaran bajo tus órdenes; llevan 13 armas. (5)

Te comunico también que he decidido nombrar un jefe superior en todo el territorio donde operan las columnas 12 y 14, es decir: Victoria de las Tunas, Puerto Padre, Gibara, Holguín y parte de Bayamo. La falta de un mando superior en todo el territorio de esos municipios puede ser muy perjudicial. Siendo la zona tuya la más importante, en un momento dado podrá ser necesario llevar refuerzos de la zona de Holguín y Gibara. (6)

Existiendo un jefe superior, este puede dar las órdenes inmediatas para el envío de dichos refuerzos.

Para dicho cargo he designado a Ochoa (7) que ya salió con una columna. (8) Yo le he dicho a Ochoa que el grueso de las tropas deben concentrarse en la zona tuya; así que todo sigue exactamente igual en cuanto al territorio tuyo y a la jurisdicción de tu columna; tu misión sigue siendo también las mismas.

Lo que me ha decidido precisamente a crear un mando superior es asegurar el éxito del objetivo estratégico que a tu columna corresponde; yo estoy seguro que tu parte marchara perfectamente, pero no tengo la misma seguridad en cuanto a la parte que está detrás de ti, es decir en Holguín y Gibara, pues entre la gente de Cristino y la de Lara no hay mucha simpatía, (9) por otro lado la tropa de Suñol está creciendo notablemente y habrá que convertirla en una columna. Si esas fuerzas que están detrás de ti no funcionan bien, los planes pueden fracasar. Para quitarme esas preocupaciones, decidí juntar los cuatro municipios (10) en uno solo frente que se llamará N. 4 (11) designando a Ochoa Comandante del mismo.

No te quise dar esa tarea a ti porque me parece imposible que puedas atender al mismo tiempo tu línea de batalla y además todos los problemas que plantean los cuatro municipios que ocupan una gran extensión. (12) Así, Ochoa se encargará preferentemente de la coordinación de las fuerzas y tú de la línea de combate que mira hacia Camagüey. Hacia esa línea seguiré mandando refuerzos cada vez que pueda pues la considero la más importante de toda la provincia. (13)

Otra cosa quiero señalarte de mucho interés. Cualquier momento puede ocurrir un golpe de Estado en La Habana o un derrumbamiento de la tiranía. (14) Si tú observas que está pasando algo de esto, cierra inmediatamente la salida de la Provincia para evitar que se vaya una sola tropa de las que están operando en Oriente. Pase lo que pase todos los fusiles y armas en general que hay en esta provincia son para nosotros. De aquí no dejaremos salir absolutamente nada. Te explico esto, porque como la Dictadura está tan débil, cualquier momento los mismos militares le pueden acabar de dar el golpe; pero si eso ocurre no se puede decir que la revolución haya triunfado todavía.

Los militares siempre hacen eso cuando ven que el régimen que han estado defendiendo se encuentra perdido, pero tratan ellos de conservar sus prerrogativas y no constituyen ninguna garantía para la revolución; la garantía única de la misma somos nosotros, los hombres que hemos surgido del pueblo y hemos convertido en el verdadero Ejército de la Revolución a gente humilde del pueblo que hoy son sus oficiales y soldados. Si Batista se cae, por un golpe de Estado Militar, antes de que nosotros hayamos acabado nuestra obra, no podemos dejar salir de Oriente una sola arma, y tenemos que proceder a exigir inmediatamente la entrega de las mismas a los rebeldes.

También es posible que el derrumbe comience por Oriente si algunas unidades se pasan a nosotros, en ese caso tan pronto recibas noticia confirmada que una compañía de la Dictadura se haya pasado a nuestras filas, cierra la Provincia porque viene el derrumbe.

Si nada de eso ocurre entonces nuestros planes continuarían desarrollándose en la forma que tú conoces.

Ochoa estará cerca de ti dentro de diez o doce días. Cuando te entrevistes con él muéstrale esta carta.

A tu hermano lo van a operar en estos días.

Aquí nos ocupamos de cualquier asunto de tu familia y a los familiares de los demás muchachos, les hemos estado mandando lo ofrecido. Hoy voy a chequear con el dentista, encargado de esa ayuda, los que faltan. Mande mil balas de M-1 para esa columna con una gente de Lara que bajó hace días.

Deseándoles muchos éxitos a todos un fuerte abrazo,

Fidel Castro

Sierra Maestra (15)

1–El comandante Eduardo Sardiñas era llamado «Lalo» por sus compañeros.

2–Emisora de radio que funcionaba en la Sierra Maestra.

3–Manuel Fajardo «Piti»

4–Néstor Labrador.

5–Enviar de estos combatientes a la columna 12, bajo el mando de Eduardo Sardiñas, era un ejemplo del interés de Fidel de reforzar a esa fuerza por el importante papel que desempeñaba en la estrategia rebelde.

6–Esto no se realizó. Entre otros motivos, pues desde finales de Noviembre hasta mediados de diciembre, una poderosa unidad enemiga bajo el mando del capitán Jesús Sosa Blanco se desplazó por el territorio de la columna 14. Las fuerzas del pelotón 3 y de la columna 32 tuvieron que combatir a esta incursión enemiga. Además la columna 12 logró interrumpir el tráfico entre Oriente y Camagüey sin necesidad de recibir refuerzos.

7–Comandante Delio Gómez Ochoa.

8–Se refiere a la columna móvil número 32.

9–El pelotón 1, de la columna 14 y las fuerzas de Cristino habían tenido algunos roces.

10–Se refiere a los municipios de Puerto Padre, Holguín, Gibara y Victoria de las Tunas.

11–Posteriormente lo nombro Simón Bolívar.

12–Este es un gesto de confianza en este aguerrido comandante y una acertada medida organizativa pues el jefe del frente debía de enfrascarse en diversas actividades y detener el tránsito entre Oriente y el resto del país era fundamental para los planes estratégicos ideados por Fidel.

13–La columna 12, «Simón Bolívar», bajo el mando de Eduardo Sardiñas, debía de interrumpir las comunicaciones entre Oriente y Camagüey para evitar la llegada de refuerzos desde el occidente en los momentos en que se desarrollaría la gran ofensiva rebelde en Oriente por eso el interés de fortalecer esta tropa.

14–El 31 de diciembre de 1958 Batista en contubernio con el alto mando militar del ejército abandonó el país y dejo una junta militar en un intento de detener el proceso revolucionario. Dos meses antes de que ocurriera este acontecimiento Fidel lo prevé y tomaba medidas para enfrentarlo.

15—Este documento se tomó de: Fidel Castro Ruz, De la Sierra Maestra a Santiago de Cuba: La contraofensiva estratégica, Oficina de publicaciones del consejo de estado, La Habana, 2010, PP. 141- 145

 

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El Cuarto Frente en los planes estratégicos de Fidel (noviembre – diciembre 1958) (radioangulo.cu)

 

 

 

Los «americanos» en el Norte del Oriente cubano: Entrevista a un historiador

José Abreu Cardet

En 1976 la editorial cubana Ciencias Sociales puso a disposición de los lectores el libro United Fruit Company. Un caso del dominio imperialista en Cuba. El texto era producto de una acuciosa investigación realizada por un grupo de profesores y alumnos de la Universidad de La Habana.

Esta empresa estadounidense había fundado y explotado los centrales azucareros Boston y Preston, nombrados Nicaragua y Guatemala después de su nacionalización luego del triunfo de la Revolución.

Por primera vez se hacía el estudio de una empresa transnacional estadounidense, establecida en la mayor de las Antillas. Hasta donde sabemos no existen antecedentes significativos en el área del Caribe. Otro hecho que marcaba aquel acontecimiento es que la obra fue el resultado de un trabajo de un equipo de investigadores, asunto no muy frecuente en la historiografía cubana en aquellos momentos. El equipo estaba dirigido por Alejandro García y Oscar Zanetti, lo integraban además, los estudiantes de la Escuela de Historia de la Universidad de La Habana: Sergio Guerra, Rosa Pulperio, Concepción Planos, Josefina Ballester, Manuel Rodríguez, Vivian Peraza, Francisco Román García, María del Carmen Maseda, Armando Vallejo y Rafael García.

Este libro, además de su trascendencia nacional e internacional, fue en extremo importante para los estudios regionales del territorio de la provincia de Holguín. Aportó a los estudiosos locales una gran cantidad de información y análisis que enriqueció la historiografía holguinera. Amablemente el doctor Alejandro García respondió un cuestionario que le remitimos sobre cómo se llevó a cabo aquella trascendental investigación.

Las bibliotecas y librerías de Cuba y otros países se han enriquecido con la obra de este incansable historiador. Alejandro es coautor de los libros: Caminos para el Azúcar publicado en Cuba y EE.UU., Economía y colonia, publicado en Madrid (2004). También en España publicó en coautoría con un historiador de ese país Gestión económica y arraigo social de los castellanos en Cuba (Salamanca, 2008) y El legado de España en Cuba( Madrid, 2015). Otros libros de Alejandro de autoría individual, son: Papel del ferrocarril en la concentración azucarera (1977), La gran burguesía comercial en Cuba (1990), De la consolidación a la crisis (2000), La costa cubana del guineo( 2008), así como varias decenas de artículos publicados en diversas revistas científicas.
Démosle la palabra al ilustre colega.

– ¿Cuándo nació y sus padres en que trabajaban?

Nací en el año de 1932. Mi padre dirigía un departamento en Rayonera Cubana S.A. y mi madre era maestra.

– ¿Qué estudió?

Me gradué de Contador en la Escuela de Comercio de Matanzas, en 1952, y estudié en la Escuela de Ciencias Comerciales de la Universidad de La Habana desde 1953 hasta noviembre de 1956, momento en que cerraron la Universidad. Después me gradué de Historia en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona (1966) y de licenciado en Historia por la Universidad de La Habana. (1969).

– ¿Cómo se acercó a los estudios del azúcar?

Me interesan muy especialmente los temas sobre historia económica de Cuba. El azúcar es uno de ellos, pero no el único. También hay otros temas que pueden atraerme. Prefiero participar en la elaboración de una obra que una vez publicada pueda servir de referencia – como la de la UFCo-, que convertirme yo mismo en referente.

– ¿Cómo surgió la idea de la investigación sobre la United Fruit?

Es una historia larga, pero la contaré: desde finales de los años 70 un amigo muy cercano a mí: Oscar Pino-Santos, tenía la idea de crear un centro de documentación e investigación en el Ministerio del Azúcar, lugar del cual era asesor. Compartía con él esa idea. Al terminar mis estudios de licenciatura en Historia en 1969, me incorporé a la zafra de 1970 junto a la Universidad. En el recorrido por 14 centrales pude hacer un inventario de los fondos documentales que quedaban en cada unidad visitada, siempre en peligro de que los destruyeran. Dichos fondos fueron después trasladados al MINAZ para comenzar la formación del proyectado Centro de Información e Investigación.

Casi al mismo tiempo se había creado la Sección de Investigaciones en la Escuela de Historia de la Universidad, siendo designado para dirigirla el Dr. Carlos Funtanellas, un graduado del Colegio de México. Su idea era que los estudiantes de último año de Historia hicieran una tesis o trabajo de investigación para graduarse. La idea me pareció excelente por lo que se consultó al Ministerio de Educación la posibilidad de incorporarme a este trabajo. El Ministerio, fiel a su política de cuadros, decidió que en lugar de pasar a trabajar al MINAZ, como era la idea original, permaneciera en la Universidad como docente.

– ¿Por qué la United Fruit y no la Chaparra o las plantas de Níquel? ¿Se discutió esa posibilidad?

No es posible elegir entre lo que se desconoce. Como Pino-Santos era de Banes, proponía los centrales de la United, especialmente el Boston, pero ni Zanetti ni yo habíamos estado en ellos. Así que viajamos a ambos centrales y comprobamos que en el Boston ya estaban preparando la destrucción de los fondos documentales de aquel central, cosa que logramos detener. En el Preston se había preservado la documentación. Esto fue lo que nos permitió tomar la decisión de abordar ese estudio.

– ¿Cómo se logró el aseguramiento material? ¿Fue necesario convencer a muchos para esa investigación o encontraron caminos de plata?

En verdad la conexión de Pino-Santos con el MINAZ nos abrió los caminos, aunque en la práctica y a nivel local, frecuentemente esto fallaba y nos hacía pasar mucho trabajo.

– ¿Cómo se organizó el equipo? La selección de los estudiantes en base a qué se hizo

Tomamos los estudiantes que nos asignaron; por lo general se trataba de aquellos que no habían sido seleccionados para ser profesores en la Escuela de Historia.

– El papel del Dr. Carlos Funtanellas

Carlos Funtanellas fue el promotor y el principal defensor de esta tarea en una escuela destinada a la formación de historiadores, pero donde hasta aquel momento no se enseñaba a investigar. Él visitaba regularmente al equipo y asumía la solución de los problemas derivados de nuestra permanencia fuera de La Habana.

– ¿Qué conocimientos tenían usted y Alejandro sobre la industria azucarera y en especial la United Fruit?

Creo que no mucho. Personalmente solo había visitado dos o tres centrales en mi vida: Hershey, Santa Amalia y Puerto. De los de la United Fruit sabía solo por las referencias contadas por Pino-Santos y su familia.

– ¿En Cuba había un antecedente aunque fuera mucho más modesto de investigación sobre la industria del azúcar en el XX?

De carácter general sí los había, pero no conocía estudios de caso.

– ¿Alguna investigación anterior, algunos libros, les sirvieron de orientación metodológica?

Solo los conocidos hasta entonces: los de Ramiro Guerra, Le Riverend, Moreno Fraginals o del propio Pino-Santos

– ¿Sostuvo conversaciones con técnicos o especialistas de la industria del azúcar?

En aquella época las conversaciones fueron en los mismos lugares de las investigaciones y con las personas que conocían en la práctica los distintos aspectos de la industria.

– ¿Desde cuándo se comenzó a preparar el proyecto?

Desde 1971. Hubo que trabajar a la carrera.

– ¿Estudió o indagó sobre la tecnología de esa industria?

No previamente.

– Usted era profesor en la universidad, ¿de qué especialidad?

Me acababa de incorporar a la cátedra de Metodología de la Investigación, aunque muy pronto, tanto Zanetti como yo, debimos asumir cursos de esta materia y además los de Estadística y Demografía.

– ¿Por qué usted y Zanetti fueron seleccionados?

No es que fuéramos seleccionados sino que estábamos disponibles en el momento oportuno. La experiencia profesional mía era en Contabilidad (1952- 1962) y en la docencia de Economía Política e Historia en pre-universitario (1962-1968).

– ¿Quiénes elaboraron el proyecto original? ¿Consultaron con colegas, por ejemplo, Moreno Fraginals?

Nosotros elaboramos el proyecto original.

– ¿Visitaron previamente a Banes antes de elaborar el proyecto?

Sí, desde luego. También visitamos Preston.

– ¿Cómo se organizó el trabajo?

En el Boston (Banes) habían desorganizado completamente la información documental con el propósito de destruirla, pero afortunadamente se había conservado el clasificador sobre cuya base había estado organizado el archivo del central. Eso permitió reorganizarlo. En el Preston se conservaba el archivo, gracias a la permanencia de un jefe de oficina experimentado y consciente del valor de los papeles.

– Ustedes entrevistaron a ocho personas, de ellos tres residían en La Habana. Contando con una numerosa población que conoció la United Fruit, ¿ considera que no se aprovechó en todas las posibilidades las fuentes orales?

En verdad, en nuestra formación se privilegiaba la explotación de las fuentes documentales y además, en este caso tuvimos la oportunidad de trabajar con ellas «in extenso». Por entonces la llamada historia oral apenas se había manifestado en el campo de la Historia. Era cosa de etnólogos y antropólogos. De todos modos, la entrevista como medio para obtener información específica fue utilizada. Para nuestro trabajo, el discurso oral no debía en momento alguno suplir el contenido del texto escrito original. Esto correspondía al historiador.

– ¿Había trabajado anteriormente con estadísticas y gráficas? ¿Quién las elaboró?

Efectivamente. Ambos trabajamos en tablas y gráficos. Además, algunos estudiantes llegaron a desarrollar habilidades para ello.

– ¿Los estudiantes fueron recopiladores de datos o realmente redactaron sus respectivos capítulos?

Les obligamos a escribir sus capítulos porque eran sus respectivas tesis de licenciatura. Los temas fueron abordados por parejas.

– ¿El trabajo de redacción qué tiempo duró? ¿Cómo lograron coordinar o hacer coincidir todos esos capítulos escritos por tantas personas, la mayoría estudiantes de poco experiencia?

Primero, trabajando en la organización general del texto; después, corrigiendo la redacción de lo escrito por los estudiantes y, finalmente, haciendo una revisión de todo el libro por parte de ambos autores y completando lo que faltaba para formar una idea completa del accionar de la empresa en el sector azucarero.

– ¿Ustedes utilizaron los capítulos elaborados por los estudiantes o recurrieron a las fichas y notas de estos o de ustedes?

Siempre partimos de lo investigado y redactado por los estudiantes, con la excepción de nuestros propios capítulos. Fichas y notas fueron utilizadas principalmente para las referencias, aclaraciones y comprobaciones.

– ¿Fue necesario retornar a Banes, consultar los archivos y hacer entrevistas mientras se realizaba ese trabajo de redacción?

No. El regreso mío y de Zanetti a los archivos de Banes y Preston solo tuvo como objetivo la revisión de las fuentes correspondientes a las partes del libro cuya elaboración, por su complejidad técnica, los estudiantes no estaban en condiciones de asumir.

– ¿Por qué no continuaron a Chaparra, Delicias, Nicaro, etc?

¿Por qué debíamos continuar en esa dirección? También sería posible estudiar otros asuntos, o distintos sectores de la economía o de la sociedad. Todo trabajo o línea de investigación tiene los límites que corresponde a los autores determinar.

– En caso de hacerlo de nuevo, qué le agregaría y qué usted cree que sobra del libro, si es que sobra algo.

Lo dejaría como está y para el prólogo de la segunda edición haría una suerte de evaluación crítica de la obra, ajustada al momento en que fue publicada y mencionando lo que posteriormente se ha avanzado en la misma dirección.

– ¿Cree usted que faltó un trabajo más profundo en el aspecto sociocultural como por ejemplo influencia anglosajona en la religión, idioma, educación, costumbres, etc, o para una investigación de ese tipo fue suficiente hasta donde llegaron?

Todas las investigaciones deben tener objetivos y límites precisos. La realidad, o el pasado no los tiene. ¿Cómo conciliar esto mediante la investigación?
Pues decidiendo estos límites.

– Pese al peso de la industria del azúcar no hay muchos estudios regionales sobre el azúcar. Tanto la historia de centrales como de regiones azucareras.
¿Por qué?

Sí los hay, aunque no muchos. También hay balances de investigaciones con resultados valiosos que, sin embargo, no son divulgados de forma impresa. También hay tesis doctorales sobre el tema azucarero a nivel regional.

– ¿Usted cree que la United marcó en lo cultural a Banes? ¿Era palpable esa influencia? Quiero su criterio de lo que vio y sintió.

Desde luego, la UFCo marcó el modo de vivir de los banenses, sus costumbres, religiosidad, hábitos culturales y de consumo. Hasta las construcciones siguieron patrones importados por la UFCo.

– ¿Conoció a algún historiador o cronista local? ¿Ayudaron?

Sí, los hubo.

– ¿Cómo fueron las condiciones materiales de alojamiento, alimentación, transporte ,para desplazarse a los lugares de trabajo etc?

En Banes, siempre muy difíciles, tanto el alojamiento como la alimentación, además de un precario transporte para viajar de Banes a Antilla y de aquí a Preston. En Preston siempre estuvimos mejor alojados.

– Ustedes trabajaron en una zona azucarera, unos historiadores, que en esa época no eran tantos, de La Habana por demás, metidos en el poblado y el central, cómo eran mirados por los obreros, los vecinos? ¿Dejaron algún tipo de huella?

Éramos un cuerpo extraño allí, pero algunos de nosotros conocían a ciertos vecinos del lugar y algunos dirigentes que nos apoyaron siempre. Pero de todos modos hay que tener en cuenta que las condiciones de vida allí eran muy duras.

– ¿Era la primera vez que visitaba y vivía en un central azucarero? ¿Cuáles fueron sus impresiones?

No era la primera vez que visitaba un central pero sí la primera vez que vivía en uno de ellos. De todos modos esta fue una aventura que quedó en nuestra memoria y nos preparó para otras tareas de investigación.

– La investigación de la United Fruit qué le reportó de positivo a su experiencia de investigador

Tuvo de positivo no solo la experiencia investigativa con estudiantes sino la demostración de las posibilidades que presenta la investigación colectiva para el abordaje de temas complejos y que dependen de una gran masa de información documental.

 

Publicado en Memoria Holguinera Radio Angulo en internet. Link:

Los «americanos» en el Norte del Oriente cubano: Entrevista a un historiador (radioangulo.cu)