ANOTACIONES (1)

Atanasio Calderón: Un rostro en la emigración cántabra

El día que amaneció antes que saliera el Sol

La calle, el “Llano” y la cárcel: un vínculo tenebroso

 

Atanasio Calderón: Un rostro en la emigración cántabra

José Abreu Cardet 

Buscar el rostro de la emigración en esa infinita aritmética de salidas y retornos entre Cuba y Santander no es asunto fácil. La oportunidad nos la brinda un hombre del XIX: Atanasio Calderón y Villa, nacido alrededor de 1817 en Santibáñez de Carriedo. Aunque contamos con escasa información sobre su origen y primeros años, no parece que procedía de una familia pobre pues muchos años después, recibiría una herencia de sus padres.

En la década de los años cuarenta en que Atanasio emprendió el camino hacia Cuba la gran atracción para la emigración peninsular era la parte occidental de la isla y en especial La Habana. Allí se acumulaban las mayores riquezas de la isla, la gran zona azucarera, tabacalera y los puertos importantes. Sin embargo, Calderón escogió el Oriente del país, menos rico y poblado. San Isidoro de Holguín, la población que le acoge, era la cabecera de una extensa jurisdicción. Demasiado alejada de las grandes arterias del comercio internacional, Holguín está más abierta al interior que al exterior. El extranjero es raro en la comarca. En todo el siglo XIX los montañeses (17 en total) representan el 2.5 % de todos los individuos no nacidos en la ciudad que aparecen en el libro de defunciones de la iglesia de San Isidoro de Holguín.

Atanasio casará con una holguinera, Joaquina Rodríguez Ochoa, hija de una familia de propietarios de tierras (ocho hijos sobrevivirían a esa unión). Nacido en una región de marinos y comerciantes pronto se da cuenta de la importancia de los cambios que se están produciendo en la comarca desde que, en la década de los veinte, se habilitó oficialmente a Gibara como puerto para el comercio. La pequeña villa portuaria no ha dejado de crecer: en sus alrededores surgen ingenios azucareros y vegas de tabaco buscando la facilidad de la exportación. Atanasio Calderón aparece en 1855 como vecino del comercio de Gibara. En los buques llega una creciente emigración desde la lejana España; en 1858 se encuentran en Gibara 690 canarios, 76 catalanes, 32 asturianos, 24 andaluces y 18 santanderinos. No son estos últimos muchos por el número pero sí son importantes por el peso de sus riquezas. En su conjunto formaban un grupo de indestructible poder económico y no sería arriesgado llamar a la década del 60 hasta mediados del 70 como los años santanderinos de la historia gibareña.

Dueño de un comercio, Calderón presiente el éxito potencial de algunos negocios que situaciones coyunturales pueden hacer muy rentables. Esta emigración que llega a las calles y plazas de la villa necesita donde vivir y sembrar. Calderón entra en el negocio de venta de casas y tierras. El otro negocio floreciente era la mano de obra. Es una constante en la historia de la isla la desesperada búsqueda de ese precioso tesoro: aborígenes, africanos, chinos, canarios, haitianos, unas veces como esclavos o asalariados otras, según la época, representan una gran fuente de riqueza. Calderón entra también en este negocio de la compra y venta de esclavos. Esto, junto a un comercio que tiene en la villa y otros negocios como la venta de maderas preciosas directamente en Gran Bretaña, irán conformando su fortuna, que alcanza el éxito máximo cuando penetra en el mundo que sostiene la isla; el azúcar. Para ello, adquiere primero una parte del ingenio La Victoria, en la cercanía del puerto de Gibara para pasar más tarde a ser su único propietario. El ingenio La Victoria, situado cerca de la bahía de Gibara, tenía, en 1867, 91 esclavos, cifra sorprendente en una zona no azucarera como Holguín y Gibara. Poco común también para la época en esta región era el hecho de que la fuerza para la industria la proporcionaba una máquina de vapor.

La rapidez en los negocios a través de la formación de una eficaz estructura comercial, más allá de la comarca en que vivía, le permitió ser uno de los hombres de mayor fortuna de Gibara: tenía apoderados en la ciudad de Holguín donde residían las máximas autoridades políticas y militares de la jurisdicción; en La Habana centro del mundo político y comercial de la isla; en Santander, donde también poseía intereses; y en la misma Gibara, había autorizado un poder a un vecino para actuar en caso de ausencia o enfermedad.

El lejano Santander está presente día a día en este afortunado comerciante. De allá traerá a su hermano Javier, con quien funda una sociedad anónima que tiene intereses en el comercio en la ciudad de Holguín y en la villa de Gibara. De Santander hará venir al hombre de confianza para sus negocios, González Riancho. De Santander llegará también su segunda esposa, Josefina González Riancho, hermana de su administrador, con la que se casará al quedar viudo.

A Santander enviará a dos de sus hijos de su primer matrimonio a cursar estudios medios, los estudios superiores los seguirían también en España. Sin embargo la voluntad de retorno parece desmentida cuando construye en la villa de Gibara una casa monumental, con residencia en la segunda planta y amplio almacén en la primera. Todavía hoy, a más de un siglo de la muerte de Atanasio Calderón, es la mayor construcción de la ciudad. Negocios, residencia, amistades, familia lo van atando cada vez más a la isla. Y también los acontecimientos políticos van a influir en ello.

El 10 de octubre de 1868 los cubanos se sublevan contra España. Se inicia la llamada guerra de los diez años (1868-1878). Calderón sintió bruscamente que su mundo se le escapaba de las manos. La insurrección que se había extendido por todos los campos de la jurisdicción se apoderó de su ingenio, le causaron destrozos y se llevaron 32 esclavos. Atanasio logró trasladar el resto de la dotación a Gibara y encerrarla en su mansión.
Los insurrectos no habían actuado así en fortuito acto de destrucción, sino que se vengaban del individuo que desde los primeros momentos del estallido revolucionario se había convertido en enemigo acérrimo de la independencia de la isla que él consideraba como suya, tan suya como era de los propio nacidos en ella.

No tardó Calderón en organizar un grupo de voluntarios y unirse a una tropa que se dirigirá a Holguín en los primeros días de diciembre de 1868 a levantar el sitio a que estaba sometida la guarnición de esa jurisdicción. Puso a disposición de esa fuerza todos los recursos con que contaba.

Pero el golpe económico de la guerra fue demoledor, no sólo ha perdido la explotación del ingenio, sino los negocios madereros, pues las fincas donde se realizaban esas labores quedaron en territorio sublevado. Sin embargo no es hombre de amilanarse con facilidad. Natural de un país de muchas guerras, comprende la importancia del puerto de Gibara.

Se une al esfuerzo colectivo de los comerciantes y demás vecinos de la villa para levantar una muralla que rodee y proteja la población, al tiempo que se construyen fortines en la entrada de la ciudad y otros puntos importantes. Este verdadero furor defensivo sale del marco de la población y se extiende a los numerosos caseríos e ingenios de la comarca, que se convierten en centros fortificados. Mientras, tropas de voluntarios y contra guerrilleros recorren la zona constantemente en busca de los insurrectos. Todas estas acciones permitirán una reactivación económica de la región.

Atanasio se ha dado cuenta de que la guerra tiene ciertas aristas no del todo desagradables para un hombre emprendedor. El puerto de Gibara es el único de condiciones defensivas óptimas en la costa norte de Oriente. Por el puerto embarcan y desembarcan tropas y diversos medios de combate y llega la numerosa mercancía para abastecer guarniciones. En octubre de 1873 obtiene permiso para la construcción de un muelle que será el más largo, ancho y de mejores facilidades para las labores portuarias en Gibara. Poco a poco la seguridad comienza a extenderse desde Gibara a su ingenio La Victoria, que de nuevo echa a andar sus máquinas que, aunque algo disminuida la dotación, cuenta con unos sesenta esclavos, no por eso deja de ser considerado uno de los más importantes de la jurisdicción de Holguín.

La reactivación económica de la capitanía de Gibara y territorios colindantes atraerá a una numerosa población de origen peninsular, canarios, y cubanos, procedentes de otras zonas de guerra. Esta situación será aprovechada por los comerciantes gibareños para pedir un espacio político. Su pretensión será segregarse de Holguín y crear un ayuntamiento nuevo. El movimiento lo encabeza Atanasio Calderón y otros vecinos, entre ellos varios santanderinos importantes por su fuerza económica. Los holguineros se niegan a la segregación de la parte más rica del municipio.

Calderón y su grupo de comerciantes deciden enviar una representación ante el capitán General para exponer sus criterios y otra a la Península para que realice las gestiones ante el Ministro de Ultramar. Las demandas tienen éxito y el 27 de marzo de 1874 se crea el Cabildo de Gibara: en el se encuentran cuatro santanderinos. Atanasio Calderón será su primer alcalde y acudirá puntualmente a todas las sesiones hasta el 15 de marzo de 1875.

Gravemente enfermo, Calderón quiere retornar a Santander, más que para curarse, para morir allá entre los viejos recuerdos de la infancia y la juventud. Con su acostumbrada organización deja hasta los más mínimos detalles para que su familia continúe recibiendo los beneficios de los negocios que mantiene en la isla. Pero la muerte se adelanta. Atanasio Calderón falleció aquel año de 1875. Contaba 58 años.

En su testamento no pidió que su cadáver fuera trasladado al cementerio, que junto a alguna montaña de Santander seguramente guardaría los restos de su familia. Solicitó simplemente que se le enterrara donde falleciera. Quizás era una voluntad secreta e inconsciente de reconocimiento a la isla que lo recibió y aceptó y ahora lo cubriría con su tierra negra, húmeda y fértil.

La mansión familiar de Atanasio Calderón en Gibara es hoy un museo. Entre aquellas vetustas paredes se guardan las armas, los documentos, las fotos de los insurrectos que tanto combatió y también los grilletes de los esclavos que ayudaron a amasar parte de sus riquezas. Es una silenciosa condena a la indiferencia moral de este hombre. Podriamos preguntarnos cuanta sangre de esclavos sostuvo sus éxitos, cuantas familias africanas separó. Cuanto dolor engendró en estas personas.

Tal parece que nada es separable ni se puede negar en la historia de la hermosa isla. Como si para todos hubiera un espacio en el pasado apasionante de Cuba porque ha sido historia común sufrida por todos; como si el que se acercase a las costas de la isla no tuviera posibilidad de romper con esa historia, con ese pasado común.

Publicado en Memoria Holguinera Radio Angulo en internet. Link: Atanasio Calderón: Un rostro en la emigración cántabra (radioangulo.cu)

 

El día que amaneció antes que saliera el Sol

 José Abreu Cardet 

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La noticia llegó como zumbido de abeja. Entrañaba el peligro de una picada dolorosa, pero era asunto lejano y poco probable de por qué la emprendería contra mí si incluso, ni la miel, ni los azúcares me gustan. Tan solo, en ocasiones, un dulce reducido con un café, fuerte y amargo, para deleitarme con el contraste. Pero lo que no existe, no puede enteNder lo material, el grueso de la piel, lo pausado de la respiración, el correr de la sangre… Eso creía yo hasta lo que, en apariencia no existe y no podemos verlo con estos ojos tan útiles para escribir y leer, se hizo dueño de todo.

Fue saltando y matando con tan buena suerte para la enfermedad que creó el año de la Covid-19, el 2020, para continuar adelante con lo que podría ser su segundo año, el 2021, quizás de la variante Delta o la Mu… Todo, se cerraron bibliotecas e imprentas, editoriales y librerías lo que más nos interesa a escritores e historiadores fuera de estar vivo, desgraciadamente, no pocos dejaron de estarlo.

Las depresiones aparecieron con harta frecuencia entre escritores y periodistas, historiadores y en casi todos. Cortaba el aliento para escribir una hoja para el próximo ensayo, una poesía siempre soñada la posibilidad terrible del virus. ¿Estaré vivo en el próximo amanecer? Era una pregunta que flotaba en el ambiente sin respuesta posible. La crisis económica universal; pues la Covid desinfló las economías más fuertes, alejó el papel, la tinta, la energía eléctrica para mover las máquinas, sincronizar la buena impresión. Un libro en fin es muchas cosas, pero también o quizás sobre todo, una inversión económica. Esta última palabrita estaba tan abandonada de todos, tan lejana de las posibiliades de los poetas y escritores.    

Pero quiero hablar de este inesperado amanecer antes de la salida del Sol, cuando tanta gente se unió y nos regalaron la luz de las imprentas de las editoriales que a media máquina, muy lentamente, siguieron produciendo. Se reunieron tantos de muchos lugares, de idiomas diferentes:  México, España, Cuba, Estados Unidos, Italia…: Don Fredo Arias de la Canal, Doña Soledad Pagliuca, Laura Muñoz, Rosario Rodríguez, Lourdes González,  Katiuska Romero Quintana, Roberto Carlos Fournier Kindelán, Juanito Francis Sánchez, Ilieana Álvarez, Hiram Pérez, Juan Rodríguez, Oscar Zanetti, Oilda Hevia, Laura Trinidad Deocon, Natividad Alfaro, Jorge Luis Aneiro… No podemos olvidar a médicos, enfermeros, científicos que acorralaron el virus terrible. Ellos escribieron el gran libro de estos dos años.

Siempre se olvida alguien indispensable, que su nombre se oculta al doblar de las correcciones de una página, del apurado andar de una impresora, una secretaria atenta y eficiente… todos dieron el impulso a este puñado de libros. De ellos relacionamos sus nombres, otros muchos si no aparecen aquí que sepan que ellos son indispensables.

Un puñado quedaron detenidos en las imprentas, en las editoriales, pero es necesario referirnos a los deseos de editores, correctores, diseñadores, en fin de todos los que están detrás del telón, pero indispensables para la impresión. Esos libros, en el caso del autor de este texto están en espera de papel y tinta; están en Ediciones Holguín, Editorial Oriente, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado… Hay una incertidumbre, una pregunta: ¿Se publicarán? Pero una esperanza: ni funcionario ni director de esas editoriales han dicho que no se publicarán.

En esos momentos tan difíciles logramos publicar una serie de libros de Historia que nos devolvieron el ánimo.  Los libros de los años de la Covid, de nosotros y de ustedes son:

—Las revoluciones criollas, México 1810-Cuba 1868. Comparación, Angela Peña Obregón, José Novoa Betancourt y José Abreu Cardet Publicado por el Frente de Afirmación Hispanista, A.C. México, 2020.

—Sobre la historia de la guerra de Cuba, Leopoldo Barrios, Editorial Deslinde,  Madrid, 2020, con el apoyo del Frente de Afirmación Hispanista, A.C. El texto fue publicado con una introduccion de José Abreu Cardet, Angela Peña Obregón y José Novoa Betancourt.

—  El 98: Cubanos, estadounidenses y españoles en la lína de combate. Publicado por el Frente de Afirmación Hispanista, A.C. México, 2021. Angela Peña Obregón, José Novoa Betancourt y José Abreu Cardet,  

— Carlos Manuel de Céspedes: Tres últimos capítulos de su biografía. Frente de Afirmación Hispanista, A. C. México, 2021. El texto tiene una extensa introducción de José Abreu Cardet,  Angela Peña Obregón y José Novoa Betancourt.

–Guerras irregulares en el Caribe, Laura Muñoz Rosario Rodríguez y José Abreu Cardet (coordinadores),  publicado en el 2020 por la  Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo  y el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, México. 2020.

 –, Matar a RC. El ejército de la tiranía contra el Segundo Frente Oriental “Frank País”, Marilú Uralde y José Abreu Cardet, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2020.

— Los hombres de los cascos de acero y los fusiles springfield: documentos del escuadrón 17 (Baracoa 1957- 1958) Marilú Uralde, José Abreu Cardet y Alejandro Harmant,Publicado en el 2020, Editorial La Mezquita, Holguín  y Nuevos Mundos, San Agustín de la Florida, 2020.

— En la manigua: Diario de mi cautiverio seguido del folleto los mambises. Introduccion y notas a pie de pagina de José Abreu Cardet,Editorial Nuevos Mundos, San Agustín de la Florida, 2021.

— Del amor, el pánico y el odio: visiones de la guerra de Cuba 1868- 1878. José Abreu Cardet, Editorial Nuevos Mundos, San Agustín de la Florida, 2021.

–Fuga Sagrada, José Abreu Cardet, publicado en La revolución de 1868 estudios historicos, Oscar Zanetti Lecuona, compilador, ediciones Boloña, La Habana, 2020.

Se publicaron varios textos en los dos años de la Covid. Tan solo hacemos referencia a varios de ellos, de Historia y donde participamos en su elaboración, pero pese a lo terrible de la pandemia, a la larga aritmética de enfermos, de defunciones, se siguió creando y publicando. De seguro que pronto llegarán los libros que se escribieron en aquellos momentos de tensiones, de encierros y que paulatinamente irán saliendo de las imprentas.

En fin, son los libros del día que amaneció antes que saliera el Sol.

Publicado en Memoria Holguinera Radio Angulo en internet. Link: CompartirEl día que amaneció antes que saliera el Sol (radioangulo.cu)

 

La calle, el “Llano” y la cárcel: un vínculo tenebroso

José Abreu Cardet 

En la ciudad de Holguín hay una calle que fue bautizada como: Mártires. Pocos se han preguntado el motivo de ese nombre. Esta vía urbana atraviesa dos lugares de importante signficado histórico. La antigua cárcel que estaba situada en un edificio, demolido hace muchos años y del cual tan solo queda una pared; en el solar que ocupaba se construyó el anfiteatro deportivo “Henry García”. El referido sendero urbano une esta instalación con el llamado Llano. En el período colonial era un descampado y actualmente un reparto que tiene ese nombre.

Para el holguinero moderno ambos lugares no guardan relación alguna, pero durante las guerras de independencia tenían un vínculo tenebroso. En la cárcel permanecían encerrados los mambises capturados y condenados a muerte en espera de que se cumpliera la sentencia. Desde allí eran conducidos por la referida calle, llamada entonces de la Cárcel, hasta el Llano donde los ejecutaban. Muchos patriotas recorrieron aquella vía. Carlos Manuel de Céspedes, el 20 de diciembre de 1868, se refería a: “… los fusilamientos hechos en Manzanillo y Holguin, no sólo en prisioneros de guerra sino en ciudadanos inermes por el solo hecho de hacerse sospechosos…” (1) (Se ha respetado la ortografía y redacción original de las citas).

La pena de muerte se cumplía por norma por medio del fusilamiento. La ejecución utilizando el garrote vil era más compleja, pues se necesitaba de aquella máquina de matar que por medio de un torniquete asfixiaba a las víctimas y además un verdugo. Eran tantas las ejecuciones que, en plena guerra, era bastante engorroso el trasladar el referido equipo a los diferentes escenarios de la muerte legal. Además muchas de esas ejecuciones se hacían en las unidades en operaciones en los bosques. Por lo que se recurrió al fusilamiento, método mucho más rápido. Todo insurrecto capturado con un arma sería sometido a un consejo de guerra verbal y ejecutado.

La justificación del arma era un tema peliagudo. Los campesinos cubanos poseían un machete que llevaban en una funda unida al cinto. Era un instrumento de trabajo fundamental. No era imaginable un “güajiro” sin su machete. Pero estos eran considerados como armas de guerra por los hispanos. Realmente lo eran pues se utilizaban en las famosas cargas de caballería insurrecta. Por lo que toda persona detenida en los lugares donde operaban las fuerzas hispanas con un machete podía ser considerado un insurrecto y ejecutado.

Aunque las columnas en operaciones encontraron una solución más rápida para poner fin a sus enemigos capturados. No pocas veces se anota en los diarios e informes que fueron hechos prisioneros heridos y luego de ser interrogados fallecieron. Es sospechosa esa gran cantidad de heridos que fallecen luego del interrogatorio. Podían haber informado que fueron muertos en acción, pero siempre a los prisioneros se les sometía a un interrogatorio que su resultado era reportado al mando superior. Al parecer en muchos casos se les ultimaba, luego de obtener sus declaraciones y se les declaraba que la muerte fue producto de las heridas recibidas antes de ser capturados.

En un telegrama enviado, el 31 de Julio de 1870, del mando superior al comandante general de Puerto Príncipe, hoy Camagüey, le aclaraban las dudas que tenía este sobre los mambises capturados: “Los prisioneros si no prestasen servicio importantes procederá á fusilarlos si V.E no dispone otra cosa y las personas presentadas serán conducidas á esa Ciudad tan luego como esta Brigada tenga que hir á esa, interin se les suministra media racion diaria (2).

Esta medida se había establecido desde los primeros días del alzamiento. Lo peor es que se aplicaba inflexiblemente. La situación del capturado era desgarradora. Se le daba escoger entre traicionar a sus compañeros y guiar a las fuerzas coloniales hasta los campamentos insurrectos; si se negaban, eran ejecutados.

Así por ejemplo, el 24 de marzo de 1871, el destacamento de Samá, en la jurisdicción de Holguín, captó a tres colaboradores de los insurrectos. Estos individuos habían brindado valiosa información a los mambises y los ayudaron en sus incursiones contra el caserío de Sama. Además se negaron a colaborar con sus captores y por lo menos uno de ellos era pariente de un líder independentista local por lo que: “…fueron pasados por las armas en cumplimiento de las superiores disposiciones”. (3)

Algunos fueron fieles a sus ideas y se negaron a traicionar como Valentín Acosta Medina, Jose María Arteaga Vega y Pedro Aguilar Sánchez mambises capturados en Las Villas por una columna española. Se comprometieron a indicar donde estaban sus compañeors pero según el informe del jefe español del martes 25 de enero de 1870: «… comprendiendo mala fe en los tres prisioneros que lo hicieron dar muchas vueltas sin resultado buscando una ocasión para evadirse dispuso fuesen pasados por las armas y considerándolos comprendidos en el Artlº 1º de la Circular del E.S Comnte Gral fecha 18 Julio anterior”. (4)

Las informaciones sobre ejecuciones eran una constante en la documentación remitida por las tropas en operaciones a sus superiores. El 21 de enero de 1870 en Camagüey una fuerza española captura a: “… un cabecilla Mejicano llamado Ramon Medina Teniente Coronel de la insurreccion,”(5) Horas después “se fusiló el prisionero”.(6) El 17 de agosto de 1869 una tropa colonial anotó que: “… en el camino fue aprendido un insurrecto que se pasó por las armas en el Rio de Baez”.(7) El 27 de julio de 1869, en Las Villas, una columna hispana informa que: ”… se fusilaron tres prisioneros cogido con las armas en la mano”.(8)

El 23 de junio de 1869 las fuerzas peninsulares del Corojo, en Las Villas, informaban que un prisionero llamado “D. Andres Lara, el cual fue pasado por las armas en la tarde del dia de ayer…”(9)

En Santa Clara, el 21 de mayo de 1870, “… tomaron un campamento en el hoyo de la Mazamorra haciendo un prisionero armado que fue fusilado…”.(10) Otro documento firmado por un oficial que operaba en Las Villas se refería a que: “Enteramente probado el delito de infidencia el mulato Juan Valdes y el negro Manuel Consuegra fueron en el dia de hoy pasados por las armas, en las ruinas del Ingenio Angulo”(11)

Las ejecuciones eran constantes. El 20 de enero de 1870 el jefe de una columna que operaba en el centro de las isla informaba sobre dos mambises chinos capturados. Su suerte fue sellada en una línea: «… los dos citados prisioneros asiáticos que han sido pasados por las armas”.(12) Catorce insurrectos fueron capturados por una columna española en agosto de 1870 en Las Villas,«…de los que 10 juzgados en consejo de guerra verbal a Ordenanza fueron pasados por las armas”.(13)

No solo los mambises eran ejecutados si no los que desde el territorio controlado por los hispanos colaboraban con ellos. El 30 noviembre 1869 un destacamento en Las Villas informaba que: “Resultando por la sumaria instruida contra el paisano Mateo Palmero que auxiliaba á la insurreccion se procedió á juzgarlo en Consejo de Guerra verval y fue pasado por las armas”.(14)

Las ejecuciones eran tan frecuente que acabaron incertadas en la toponimia de algunas regiones. El jefe de una tropa se refería en su informe que habían operado por la “finca del fusilado insurrecto D. Manuel Compañon”.(15)

El 21 de enero de 1870, en Las Villas, en una incursión realizada por una columna hispana fueron capturados: “D. Mario Tanguero, D. Julian Prado y D. Jose Hernandez Moral, los cuales fueron pasados por las armas”.(16) La justificación para aplicar esta drástica medida fue por: “… confesar en el delito de infidencia y comprendidos en a orden vigente del diez y nueve de Julio de mil ochocientos sesenta y nueve”.(17) Mientras, en Nuevitas, el jefe militar informa, el 4 de febrero de 1870, que: “Tan pronto me trageron al cabecilla Don Domingo Barreto mandé formar consejo verbal y á pocas horas fue fusilado. Igual suerte corrió ayer un artillero desertado aprendido campo insurrecto”.(18)

En la ciudad de Holguín fue tal el número de ejecutados que en la República se hizo una placa con sus nombres para rescatar para la memoria histórica. Dos calles llevan el nombre de fusilados por los colonialistas: José Aurrecoechea Irigoyen y Facundo Cables. Los verdugos han sido olvidados.

NOTAS

1–Fernando Portuondo y Hortensia Pichardo, Carlos Manuel de Céspedes Escritos. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1974, Tomo I, p. 141.
2– Servicio Histórico Militar, Madrid, España, Ponencia 83, Doc 1491 Brigada de Vista Hermosa Campamento el Oriente 31 de julio 1870= El teniente coronel comandante jefe de estado mayor Jose de Nicolau al Ecsmo Sor Jaime O Daly=Ecsmo Sor Comandante General de Puerto Príncipe.
3– Archivo Provincial de Holguín, Fondo Tenencia de Gobierno, Legajo 162, Expediente 7031.
4– Servicio Histórico Militar, Madrid, España, Ponencia 7, Legajo 3, armario 2, tabla I, Doc 2251. Columna de Operaciones de Seivavo, Destacamento de Caunaito, Diario de Operaciones de la 3ª Semana de enero1870.
5– Servicio Histórico Militar, Madrid, España, Ponencia 6, Legajo 2, armario 2, tabla 1, Doc 1377, Diario de operaciones Del mes de enero de 1870.
6– Idem.
7- Servicio Histórico Militar, Madrid, España, Ponencia 5, Legajo 1, Armario 2, Tabla 1, Batallón Cazadores de Baza nº 12 Columna volante.
8– Servicio Histórico Militar, Madrid, España, Ponencia 5, Legajo 2 Doc 976, Comandancia General de Operaciones de Cinco Villas, Estado Mayor Sección 3ª 29 de julio de 1869,
9– Servicio Histórico Militar, Madrid, España, Ponencia 5, Legajo 1, armario 2, tabla 1, Doc 708, Batallón Cazadores del Orden nº 2, 3ª Compañía.
10– Servicio Histórico Militar, Madrid, España, Ponencia de Ultramar, Cuba, 30, Legajo 8, Armario 3º, Tabla 2º,Doc 636, Santa Clara, 28 mayo 1870.
11– Servicio Histórico Militar, Madrid, España, Ponencia 33, Legajo 10, Armario 3, tabla 3, Doc del 136 al 144, Playa de los Perros, 10 agosto 1870. El capitán jefe Francisco de Zulueta.
12– Servicio Histórico Militar, Madrid, España, Ponencia 7, Legajo 3, armario 2, tabla I, Doc 2233, Infantería de Marina, 3er Regimiento, 2º Batallón, Columna de Operaciones, Diario Enero de 1870.
13- Servicio Histórico Militar, Madrid, España, Ponencia 33, Legajo 10 Armario 3, tabla 3.
14- Servicio Histórico Militar, Madrid, España, Ponencia 5, Legajo 1, Armario 2, Tabla 1, Doc 1223, Batallón Cazadores de Baza Número 12, Columna Volante.
15– Servicio Histórico Militar, Madrid, España, Ponencia 7, Legajo 3, armario 2 tabla I Doc 1807 Bon Cazadores Voluntarios de Cadiz Nº 5 Destacamento de Guadalupe
16– Servicio Histórico Militar, Madrid, España Ponencia 7 Legajo 3 armario 2, tabla I, Doc 2233, Infantería de Marina, 3er Regimiento, 2º Batallón Columna de Operaciones, Diario Enero de 1870.
17– Idem
18– Servicio Histórico Militar, Madrid, España, Ponencia 8, Leg 4, Armario 2, Tabla 1.

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