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Combate de San Ulpiano. Acción llevada a cabo por Antonio Maceo entre el 7 y el 10 de febrero de 1878 contra la poderosa columna española de San Quintín al mando de Sanz Pastor y Santocildes. Solo 25 españoles escaparon ilesos. Tuvieron 245 bajas entre muertos y heridos, entre ellos 10 oficiales. Los cubanos lamentaron la muerte de un comandante, un capitán y un soldado, y cinco heridos.
San Ulpiano fué declarado Monumento Nacional el 10 de octubre de 1978, con ello se rinde homenaje a Antonio Maceo, prócer indiscutible de la lucha en Cuba.
Entre los días 7, 8 y 9 de febrero de 1878, se llevo a cabo la acción de Naranjo o Montes de San Ulpiano. En este combate el general Antonio Maceo se bate con una columna española al mando del coronel Pascual Sanz Pastor, jefe de la Segunda Media Brigada perteneciente a la segunda Brigada, Sagua- Mayarí, y como segundo, el comandante Fidel Alonso de Santocildes. El coronel Sanz Pastor se distinguía por ser un “jefe de orden, enérgico y valiente”. La columna la formaban 21 jefes y oficiales y 213 clases del batallón Cazadores de San Quintín no. 11. Se agregaba unos 30 guerrilleros negros. Predominaba la infantería. Había salido el 4 de febrero con el objetivo de destruir la Trocha de Maceo y proteger los trabajos que se realizaban del fuerte Laneros.
Al día siguiente, sorprenden una ranchería de pacíficos donde hace prisioneros a mujeres y niños. Los españoles investigan el cause del Arroyo Naranjo, e inician su marcha por el camino de San Ulpiano; en los momentos que la vanguardia descendía por el cause de Arroyo Largo, fue atacada por miembros de las partidas de reconocimiento de Maceo, en Aguada de la Ceiba, entablándose el combate con rudeza.
El enfrentamiento se mantuvo con toda intensidad durante los días 8 y 9. En la última fecha, la tropa española solo contaba con 70 soldados útiles de los 400 hombres con los que el mando español comenzó la acción, el resto estaba entre heridos o muertos; pero la fuerza española no se rendía. A cada intimación por los cubanos para que se rindieran, respondían: “¡San Quintín muere, pero no se rinde!”. Al llegar las noches las fuerzas enemigas descansaron, separadas escasamente por unos cincuenta metros, mientras los cubanos estilizándolos todas las noches a los españoles. Cuando el general Maceo se preparaba para llevar a cabo el ataque final, a ejecutarse el día 10, las tropas españolas cercada recibió el apoyo de una columna que había salido en su socorro, la formaban los batallones de Cazadores de Chiclana y de Holguín y tres escuadrones de caballería, quienes protegieron la retirada de los bloqueados. Los españoles tuvieron 245 bajas entre muertos y heridos y solo 25 españoles salieron ilesos del combate. Por parte de los cubanos solo sufrieron tres muertos.
Aunque fue derrotado el Batallón de San Quintín, fue recibido con honores en Santiago de Cuba; le fue conferida, la distinción más honrosa que puede otorgarse a un cuerpo militar, la corbata de San Fernando. Se le ascendió a brigadier a Sanz Pastor.
Con información de Hernel R. Pérez Concepción
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