El término humedales se refiere a una amplia variedad de hábitats interiores, costeros y marinos que  comparten  ciertas características. Generalmente se les identifica como áreas que se inundan temporal o permanentemente. Existen muchas definiciones del término humedales, algunas basadas en criterios principalmente ecológicos y otras más orientadas  a  cuestiones vinculadas a su manejo.

Estos ecosistemas marinos están entre los más  importantes  para el ser humano, debido a los numerosos beneficios que aportan entre los que se pueden citar: la purificación de las aguas, la retención de nutrientes,  sedimentos y contaminantes, el almacenamiento de agua  que abastecen las reservas subterráneas, y la reducción del impacto de las inundaciones,  aspectos que son de vital importancia para el desarrollo de planeta en general.

Uno de los intentos de protección de estos ecosistemas es la convención de Ramsar,  acuerdo internacional sobre humedales, encaminado a garantizar la conservación y el uso racional de estos. Fue aprobado el 2 de febrero de 1971 en la ciudad Iraní de Ramsar y entró en vigor cuatro años después.

En el año 2001, Cuba se hace signataria de la Convención de Ramsar y pasa a formar parte de los países contratantes con la inclusión de un sitio Ramsar (Ciénaga de Zapata) y el proceso de nombramiento de otros cinco sitios, ninguno de estos  pertenece a la región norte oriental de Cuba, a pesar de que existen en la misma tres humedales propuestos para Áreas de Importancia para las Aves (IBAS), cinco considerados refugio de fauna y un paisaje natural protegido.

Los humedales cubanos ocupan de manera general las costas biogénicas, acumulativas, cenagosas y con esteros, donde constituyen una reserva forestal valiosa, representando el 26% de la superficie boscosa del país y el 70% de las costas. Este ecosistema por su extensión en nuestro país ocupa el noveno lugar en el mundo, esta entre los mayores del continente americano y ocupa el primer lugar entre los países del Caribe Insular.

Se estima que más del 30% de los manglares existentes en Cuba han sido afectados. Su origen ha sido fundamentalmente por eventos de origen natural y por la actividad humana.

El país promueve acciones encaminadas a la conservación y uso racional de los humedales de forma general, sean estos o no sitios de especial significación (de acuerdo con la Convención), contando para ello con políticas y estrategias dentro de las cuales se pueden nombrar  las  referidas  a  los manglares como componente fundamentales de los humedales costeros.

La costa norte de Holguín se caracteriza por presentar una estrecha plataforma por lo que los humedales se encuentran hacia el interior de las numerosas bahías de bolsa que existen en esta zona, la desembocadura de los ríos y las lagunas costeras, siendo los manglares el tipo de humedal mejor representado. Estos ecosistemas han estado sometidos a las presiones ocasionadas por las comunidades locales. La causa fundamental de este problema es la insuficiente difusión y educación ambiental en torno a los humedales y la poca participación de las comunidades en acciones de conservación y manejo; así como la falta de información que fundamente un manejo sobre bases científicas que permita un uso racional de sus recursos y la conservación de sus valores naturales.

Bordeando la bahía de Gibara en la parte occidental de la provincia de Holguín se encuentra situado el humedal Las Balsas. El mismo está constituido por cuatro sectores divididos por los ríos Cacoyuguín, Gibara y por pequeñas franjas de tierra firme. Su nombre proviene de la utilización de balsas para el cruce de los ríos antes mencionados en siglos pasados, cuando no existía la carretera que comunica la zona con la capital provincial. Presenta una superficie de 951ha, de las cuales 487 ha son marinas.

Este humedal se clasifica como marino; pues a pesar de la influencia que tiene de dos  cuencas  fluviales, sus aguas son predominantemente saladas. También se presentan en el humedal estuarios intermareales y lagunas salinas con conexión estrecha al mar. Debido al valor que presenta este ecosistema en cuanto a flora y fauna es considerado refugio de fauna silvestre, ya que en el mismo se albergan especies amenazadas y otras consideradas vulnerables.